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viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

Acción de AMNISTÍA INTERNACIONAL, en apoyo a Mohamed Lamine Haddi, preso político saharaui maltratado por el Gobierno de Marruecos

 

sáhara
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Mohamed Lamine Haddi es un activista saharaui que participó en el campamento Gdeim Izik de 2010 para protestar por las condiciones sociales y económicas de los saharauis. En noviembre de 2010 fue detenido en los violentos enfrentamientos que siguieron al desmantelamiento del campamento. En 2013, fue condenado a 25 años de prisión por los cargos de participación y ayuda a una “organización criminal” y participación en actos de violencia contra las fuerzas públicas que provocaron la muerte intencionada en virtud de los artículos 293, 129 y 267 del Código Penal marroquí. El tribunal militar que lo juzgó a él ya otros saharauis, todos ellos civiles, no investigó las afirmaciones de los acusados ​​de que los habían obligado a firmar confesiones bajo tortura. Un tribunal civil confirmó su sentencia en 2017, utilizando las declaraciones que, según él, había hecho bajo tortura.

Desde que estuvo en la prisión de Tiflet II, los guardias penitenciarios sometieron a Mohamed a abusos verbales regulares, incluidas amenazas de muerte y tortura. A Mohamed no se le permite salir de su celda, ni siquiera para la caminata de una hora que antes se le permitía, por lo que pasa las 24 horas del día en su celda. Durante el invierno, no se le permitía ducharse con agua caliente como a otros presos. En marzo de 2022, su familia le envió un paquete que contenía libros y medicamentos, pero el director de la prisión se negó a darle nada excepto un libro. El 4 de abril de 2022, Mohamed Lamine Haddi llamó a su familia para decirles que los guardias de la prisión lo habían trasladado a la prisión de Kenitra el 28 de marzo de 2022 y lo retuvieron allí hasta el 4 de abril de 2022, en una celda pequeña del tamaño de un cubículo de baño.

La salud de Mohamed Lamine Haddi se deterioró gravemente tras su huelga de hambre de 69 días en enero de 2021, durante la cual exigió el fin de los malos tratos. Durante ese tiempo, le dijo a su familia que no recibió atención médica durante su huelga de hambre, a pesar de sufrir parálisis parcial, temblores, pérdida de memoria y fuertes dolores. Los guardias de la prisión lo alimentaron a la fuerza, poniendo fin a su huelga de hambre sin consentimiento el 23 de marzo de 2021. En una llamada telefónica a su familia el 9 de abril de 2021, Mohamed Lamine Haddi dijo que el director de la prisión lo había amenazado con encerrarlo en una pequeña mazmorra. -como celda si su familia seguía dando a conocer su caso. Según su abogado, las autoridades penitenciarias detuvieron anteriormente a Mohamed Lamine Haddi en una celda de este tipo en 2018 como castigo. Su abogado describió la celda como una pequeña habitación de 2 m² sin ventana, grifo ni retrete. Se le conoce como “celda de castigo” o “ataúd” porque tiene el mismo tamaño. Su familia llamó varias veces al Fiscal del Rey y al director de la prisión, sin obtener respuesta.

Las normas internacionales de derechos humanos, como las Reglas mínimas estándar para el tratamiento de los reclusos de las Naciones Unidas, definen el confinamiento solitario como pasar 22 horas o más por día sin contacto humano significativo. Disponen que la incomunicación prolongada -más de 15 días consecutivos- se considera trato cruel, inhumano o degradante. Según la Ley de prisiones de Marruecos, el régimen de aislamiento es una medida excepcional impuesta únicamente como medida de seguridad o protección de los reclusos. El Código Penal de Marruecos también tipifica como delito la tortura.

El Sáhara Occidental es objeto de una disputa territorial entre Marruecos, que anexó el territorio en 1975 y reclama la soberanía sobre él, y el Frente Polisario, que pide un estado independiente en el territorio. En los últimos años, el acceso al Sáhara Occidental se ha vuelto cada vez más difícil para los observadores externos a medida que la situación de los derechos humanos continúa deteriorándose. El Consejo de Seguridad de la ONU ha ignorado los llamamientos de Amnistía Internacional y otros para agregar un componente de derechos humanos a la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), que permitiría monitorear e informar sobre abusos contra los derechos humanos.

 

 

AMNISTÍA INTERNACIONAL

 

MANCHETA FEBRERO22