Buscar
martes, 23 de abril de 2024 18:43h.

Carta abierta a la ciudadanía organizada, a la que está organizándose y a la que no lo está… - por Carles Fons Poquet

Escribo esta nota tras unos días de incesante reflexión sobre la gestión del éxito y la ilusión transformadora del conjunto de las izquierdas. Lo expresado en ella se hace desde el máximo respeto al desarrollo de los debates de las organizaciones citadas, y sólo pretende expresar una opinión personal, comprometida con el cambio y desde la humildad de aportar al proceso.

Carta abierta a la ciudadanía organizada, a la que está organizándose y a la que no lo está… - por Carles Fons Poquet

Escribo esta nota tras unos días de incesante reflexión sobre la gestión del éxito y la ilusión transformadora del conjunto de las izquierdas. Lo expresado en ella se hace desde el máximo respeto al desarrollo de los debates de las organizaciones citadas, y sólo pretende expresar una opinión personal, comprometida con el cambio y desde la humildad de aportar al proceso.

Es compartido por gran parte de las personas que nos situamos y movilizamos en organizaciones de izquierdas que el resultado electoral ha supuesto una victoria en el terreno emocional. Ha pasado a ser real la profecía emitida desde las diferentes movilizaciones ciudadanas, de que “El miedo va a cambiar de bando”  y efectivamente El miedo ha cambiado de bando. La prueba más clara de ello ha sido la abdicación del rey, que ha sido asesorado para acelerar el proceso de sucesión y que así le de tiempo a Felipe VI “El breve” a consolidarse antes de la próxima cita electoral, el año próximo.

Se ha explicitado que Si Se Puede, que si como dice Alberto Garzón sabemos interpretar que es “el momento de la audacia política“, está en nuestras manos cambiar la correlación de fuerzas y llevar la iniciativa desde el poder político, el conjunto de las izquierdas transformadoras.

El reto es tan grande, como grandes serian los resultados obtenidos si somos capaces de abordarlo. Por ello hemos de actuar con audacia, serenidad, y desde la claridad de tener los objetivos claros. Tener presente en todo momento la pregunta ¿Qué queremos? y su respuesta: Queremos transformar la realidad.

Cada organización por si misma no podemos hacerlo. Sólo es posible si generamos las sinergias necesarias entre todas. Las propuestas las tenemos y las compartimos. Auditoria de la deuda, Banca Pública, Fiscalidad justa, supresión de los Paraísos Fiscales, persecución del fraude de los grandes capitales, participación ciudadana, persecución de la corrupción, justicia digna de si misma, vivienda digna, trabajo digno… Lo que nos diferencia a unas de otras y a otros de unos es el cómo hacerlo. Se ha dicho y escrito mucho, y desde mi punto de vista la convergencia de las diferentes organizaciones en un programa político común de mínimos, desde cada una de las identidades, es la opción que más posibilita el éxito.

Pero estas expectativas de éxito hemos de saber gestionarlas. En cada uno de los espacios que quieran contribuir al cambio hay una tarea fundamental que realizar. Comprender el momento histórico y aportar lo mejor de cada uno o una de nosotras y de cada organización. Desde nuestro bagaje histórico, desde nuestro lenguaje, desde nuestros iconos, desde nuestra Identidad.

La gestión del éxito requiere de mayores dosis de inteligencia que la gestión de la frustración. En el proceso de convergencia vamos a encontrar muchas piedras en el camino que nos dificulten el paso. Vamos a encontrar piedras en nuestras propias organizaciones, en nuestras organizaciones “hermanas”, en nuestros “aliados y aliadas” y sobre todo en el conjunto de poderes fácticos neoliberales y patriarcales, que van a poner TODO lo que esté en su mano (en su bolsillo o incluso llegado el momento en la sala de armas) para impedir el proceso.

Una de las fuerzas llamadas a converger políticamente en un frente amplio es Podemos. Y en estos momentos se encuentra en una situación es muy compleja de gestionar. Ante el momento de mayor reto organizativo, como es su constitución desde el éxito obtenido, Podemos se enfrenta a diversas amenazas. Por un lado el acoso mediático al que está sometido, tanto el que proviene desde la caverna, en forma de ataque o pretendiendo su embriaguez de éxito, como el que pueda ejercer el que viene de “territorio amigo“. Por otro lado la propia gente, dotarse de una estructura organizativa de nuevo tipo que responda a los principios enunciados durante su campaña electoral, teniendo en cuenta la diversidad de modelos que “traen consigo” la avalancha de gentes que se están acercando a esta iniciativa, no es tarea fácil. Los inconvenientes y ventajas de quienes ya han realizado experiencias políticas, se suman a los inconvenientes y ventajas de quienes no tienen experiencia política previa. Además de que cualquier organización social sea del tipo que sea, no esta exenta de que se den expresiones individuales propias de la sociedad y los valores que predominan en ella. Es decir que se acercaran “trepas”, “trepillas”, “gentes malsanas” y oportunistas.

Y todo ello dilucidándose en un terreno de juego en el que el “ruido externo” puede distorsionar o incluso llegar a no dejar oír las argumentaciones de quienes participan del proceso de forma “sana”. A la complejidad intrínseca del proceso y el “ruido y acoso mediatico” al que está sometido hay que sumarle el flaco favor que realizan algunas izquierdas que miran con una mezcla de recelo, incomprensión y sospecha conspiratoria lanzándose a introducir mayor presión al proceso. Como si el fracaso de la iniciativa se hubiera convertido en su objetivo político.

Sobreponerse a todos estos factores requiere de una altura política propia de los momentos que vivimos, en los que la “historia” (y lo acumulado tras movilizaciones de miles y miles de ciudadanos y ciudadanas) nos ha situado ante el reto de hacerlo posible, de caminar hacia la utopía. Podemos necesita desarrollar mecanismos de autodefensa, sin caer en las viejas fórmulas de resolución de conflictos, en las que las diferencias orgánicas se resuelven a base de “cuchillo”. Son necesarios esos mecanismos que desde mi humilde opinión pasan por generar fuertes señas de identidad. Señas de identidad que han de ser elaboradas por quienes forman parte del proyecto. Señas de identidad basadas en la metodología de participación y en las políticas a desarrollar en cada uno de los niveles territoriales. Es decir, identidad común basada en el proyecto político.

Otra de la fuerzas llamadas a converger en ese frente amplio es Izquierda Unida. IU es una organización que combina su potencial y debilidad en una de sus características más importantes, el hecho de ser la organización que acumula la experiencia y conocimiento histórico de la izquierda política transformadora de este país. Este hecho es a la vez el elemento que pueda habilitar a IU como herramienta que desarrolle una labor fundamental en el cambio o el elemento que inhabilite a IU como herramienta útil para el proceso. En función de cómo se gestione la situación.

Izquierda Unida tiene las propuestas, es una organización consolidada y por ello es el objetivo claro a derrotar en el terreno político de la derecha económica, financiera, mediática y política. De hecho es la organización más permeable con respecto a las propuestas del movimiento altermundista y el conjunto del movimiento ciudadano, de las situadas en la “izquierda clásica”. Pero todavía cuenta con unas formas y una metodología de acción política propias de otro paradigma de articulación de la participación política. La concepción de la política entendida desde la dirección de una “vanguardia roja” que guíe al proletariado en su camino hacia la revolución ha de ser sustituida por una concepción basada en el reconocimiento de la emancipación y mayoría de edad de quienes forman parte del proyecto, y por tanto con capacidad plena para decidir todo aquello que afecte al desarrollo del proyecto político. Las limitaciones debería de establecerlas la tecnología disponible, no nuestros viejos esquemas organizativos. Sometamos a libre examen los procesos de toma de decisiones, las relaciones intraorganizacionales, la forma de comunicarse con la ciudadanía. Es decir sometamos a libre examen cómo se organiza, desde los principios de la democracia participativa. Este es el reto, el de Izquierda Unida, si quiere contribuir al proyecto común de las izquierdas y posibilitar el cambio en la correlación de fuerzas, que nos sitúe al conjunto de las izquierdas a llevar la iniciativa política.

Otra organización de las izquierdas transformadoras, tambien llamada a la convergencia es Construyendo la Izquierda-Alternativa socialista, que también tiene sus retos planteados. La joven formación socialista, surgida de la reivindicación del Socialismo como ideología no vendida a las tesis neoliberales, tiene el reto de rescatar del desánimo y ganar para su participación en el cambio a la ciudadanía que se identifica con el socialismo. Mucha de ella hoy militando a regañadientes en un partido que se define socialista y obrero, pero que ejecuta políticas de mantenimiento de los privilegios de la oligarquía, de forma cómplice por su participación individual en los beneficios que ello reporta. Otro de los retos de Cli-AS es consolidarse territorialmente, para poder aportar al conjunto de las izquierdas la posición genuinamente socialista, necesaria también para el cambio.

Otras formaciones que responden a la necesidad de movilizarse desde otras identidades, como la ecologista (EQUO y Verdes), desde los nacionalismos (Compromís, ERC, les CUP, Bildu…) también tienen sus retos planteados en tanto que organizaciones forjadas en la era de la “Representación” como paradigma de participación política. Estas fuerzas que también son necesarias para el cambio, están también llamadas a realizar sus procesos de cambio internos (no todas en el mismo grado de necesidad) y de concluir que sólo en el escenario de una mayoría de izquierdas en las instituciones se podrán desarrollar las políticas que abanderan.

Por otro lado los movimientos sociales, el movimiento altermundista, el movimiento feminista y el conjunto del movimiento ciudadano también tenemos nuestro papel que desarrollar. Hemos de mantener las movilizaciones sectoriales, para denunciar y practicar la Educación Popular de forma especifica en cada una de las  injusticias que genera el Régimen del 78, aliado del capital financiero internacional, y sus propuestas de cambio. Hemos de continuar el proceso de movilización creciente desde la perspectiva de construcción colectiva de un frente amplio ciudadano, que le dé soporte, sea laboratorio de experiencias ciudadanas autogestionadas y ejerza de “músculo” para la necesaria participación en el futuro escenario de constitución del Poder Popular.

Desde los sindicatos de clase, todos, los que provienen de experiencias socialistas, comunistas o libertarias también cabría una reflexión de cual es su papel en estos momentos para contribuir al cambio. La experiencia de lucha del campo sindical supone una riqueza acumulada que no podemos prescindir de ella en estos momentos, además de mantener su acción a “pie de empresa” contribuyendo al freno de la aplicación del programa neoliberal en el ámbito laboral. Es necesaria una reflexión a fondo de cual ha sido el papel jugado por las organización sindicales a los largo de este últimos 40 años y desde el reconocimiento de haber cometido algunos errores, enmendarlos sin complejos ni reproches externos de forma proactiva.

También estan llamados a participar los pequeños y pequeñas empresarias, autónomos y autónomas. Han de afinar la lectura de la realidad y reflexionar sobre quienes son hoy sus verdaderos aliados. Si lo son una ciudadanía oprimida por el capital financiero y el gran capital productivo, o lo son las mismas grandes empresas que con sus estrategias políticas y comerciales, están desplazando el pequeño comercio y las pequeñas empresas, obligándolas en muchas ocasiones a cerrar.

Para realizar esta dificil tarea, no partimos de cero. Una de las claves de la transformación de nuestra sociedad y de nuestras organizaciones reside en qué entendemos por la conquista y el ejercicio del PODER. Un concepto muy utilizado (y viciado) que o bien por reacción huimos de él de o bien adoptamos la concepción de las democracias liberales, perpetuando los mecanismos que limitan la participación. Las experiencias democráticas más avanzadas han redefinido este concepto, desde el PODER OBEDIENCIAL, para poder llevar a la práctica la llamada Democracia Participativa. Una de las referencias más importantes de esta nueva perspectiva del PODER es la que realiza el catedrático de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM) Enrique Dussel, del cual os invito a conocer sus reflexiones.

Para finalizar la reflexión… me dirijo a

… a quienes forman parte de organizaciones políticas, ciudadanas o sindicales de la izquierda: dejémonos hacer nuestras experiencias, la gestión del éxito es un reto, para nada fácil, y de como se salga de este proceso, dependerá nuestro éxito colectivo. Si se consolida cada uno de los espacios de participación, el conjunto de las izquierdas nos veremos reforzadas.

… a los y las puras (ideológicamente hablando): mientras no exista la experiencia pura e indiscutible centrémonos en construir nuestra aportación al proyecto común, no introduzcamos ruido ni piedras en el camino de otros, que ya se encarga la derecha de hacerlo, con todos los medios que tiene.. que son mucho mayores que los nuestros…

… a la ciudadanía que padece la situación y no se ha incorporado a la acción política… os invito a que os acerquéis a cualquier organización, sea política, ciudadana o sindical que os resulte atractiva, se abre un periodo muy interesante de construcción política del cual vamos a aprender mucho todos y todas…

… a la derecha: simplemente confirmaros que el miedo que tenéis se sustenta en algo real… vamos a cambiar la correlación de fuerzas y lo vais a tener mucho mas difícil para vivir a costa de los trabajadores y trabajadoras.

QUE NADA QUE NOS AFECTE SE HAGA SIN NUESTRA PARTICIPACIÓN!

Se trata simplemente de reapropiarnos todos y
todas juntas del presente y del futuro de nuestro mundo.

Un saludo cómplice altermundista, de clase e igualitario.

Carles Fons Poquet.