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viernes, 19 de abril de 2024 18:46h.

Belin en PERIPLO: “Todos los lugares son estupendos, me gustan todos”

El muralista, que participa en Puerto Street Art relata en Periplo su experiencia viajera por el mundo asociada al arte urbano

 

PERIPLO

Belin: “Todos los lugares son estupendos, me gustan todos”

El muralista que participa en Puerto Street Art relata en Periplo su experiencia viajera por el mundo asociada al arte urbano

“Se viaja mucho como grafitero, a veces más de la cuenta”, asegura Belin, el muralista que participa en la segunda fase del programa de arte urbano Puerto Street Art, que forma parte del Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras, Periplo. Belin se encuentra en Puerto de la Cruz desde este lunes, pintando un mural en una pared medianera de la calle Puerto Viejo, en pleno casco histórico de la ciudad.

“Vivir en casa es necesario, para crear obras en el taller y por eso a veces rechazo algunos viajes”, explica Belin, que desde hace unos años ha decidido crear obras más allá de las paredes, “porque al final te das cuenta de que tu obra se va a perder, porque está en la calle, así que, de forma natural surge lo de pintar en cuadros, para que no se pierda todo”.

El artista urbano de Linares participa en las dos acciones culturales que se desarrollan en Puerto de la Cruz esta semana. Por las  mañanas, pinta en su pared un retrato que está arrancando los aplausos y la admiración de vecinos y paseantes. Este viernes, a las 18.00 horas, en la Biblioteca Pública Tomás de Iriarte, presenta su libro Los viajes de Belin, que escribió a raíz de su recorrido, dejando una huella artística en las paredes de distintas ciudades del mundo.

Reino Unido, Estados Unidos, Israel, Holanda, Brasil, Italia, Alemania, Puerto Rico, México… son algunos de los países que Belin ha visitado gracias a su trabajo desde que en 1995 se lanzó a Europa con sus grafitis. La del grafitero es una labor que, aunque facilita el viaje, también lo condiciona de una forma particular. En el caso de las exhibiciones, el tiempo de estancia es más limitado que cuando se traslada para realizar encargos.

Precisamente, un encargo es el que le permitió el viaje del que conserva un recuerdo muy grato, el que lo llevó a Nueva York, “la capital del grafiti”, el artista ya había pintado en el Bronx, pero esta vez, un  encargo lo instaló en un apartamento desde el que podía ver el Empire State, en el corazón de Manhattan, “en el cruce de la 12 Avenida con la 51 street”, precisa, “por donde circulan diariamente un millón de coches”.

De México también tiene un recuerdo especial, no podía ser de otra manera: allí conoció a Karina, una artista urbana mexicana que ahora es su mujer. Sin embargo, Belin se resiste a escoger entre un lugar u otro de los visitados, “todos los lugares son estupendos; me gustan todos” y disfruta igual del paisaje como de las gentes. “Me gusta el paisaje, la gente, me gusta mucho la comida, cuanto más diferente sea la cultura a la mía, mejor”.

Los viajes de Belin es un libro particular, “muy visual, con poco textos, escrito en español y en inglés, porque hay gente que me sigue que es de fuera. Si lo escribo solo en castellano, no llega a todo el público”. El texto, en cualquier caso, es breve, porque recoge algunas anécdotas, inspiraciones del viaje, pero también recoge fotos de los murales que Belin ha pintado en todo el mundo, algunos de ellos, ya desaparecidos.

Para el grafitero andaluz, “la pintura es un idioma universal, da igual la ideología, la edad, el origen del público o del  artista…estás pintando y, aunque sea por señas, se establece un encuentro con la gente, los vecinos, los que se paran a ver cómo trabajas”.