No es la primera vez y amenazo con que no será la última, que me derrito en loas a esa gente que ha retomado nuestra desgracia seculas de la emigración, que creímos hace unos años terminda, pero que las gracias neoliberales nos han devuelto. Ahora, la diáspora canaria sigue dejando prueba de nuestros valores, pero con una estimable diferencia. Si antes nuestra realidad se relejaba en la escasa preparación cultural, ahora, estas canarias y estos canarios que ostentan nuestro gentilicio por esos mundos, se mueven en las alturas academicas y laborales. Seré profundamente injusto, por unas omisiones obligadas por la limitación de espacio, pero citaré alguns nombres como los de la gente de TAMAIMOS, o María Martín y Álvaro Santana Acuña en USA o José Manuel Castellano, en Ecuador. Hoy toca citar lo que hace Castellano en la UNAE. Una iniciativa que nos relata en su página personal y que, debo decirlo, me llena de la más indignada envidia, contemplando cómo por esos mundos el apoyo oficial le da atipos como José Manuel la ayuda que en Canarias se le negó. Díganme ustedes si, a la satisfacción de saber que el hermano pueblo ecuatoriano tiene este beneficio de la idea de un grupo de estudiantes "guardián del patrimonio", no se añade la magua de ver que en Canarias se  carece de cosa parecida. Malditos sean los responsables. Y conste que los responsables son quienes, teniendo el poder y el dinero, abortan, asfixian, desvirtúan, desamparan toda iniciativa de defensa real de nuestro patrimonio.