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sábado, 20 de abril de 2024 13:13h.

Sonia García en PERIPLO: “En nuestra vida sigue existiendo Pakistán”

Sonia García siempre ha sido viajera y, desde pequeños, también sus tres hijos. En verano de 2011 decidió dar una sorpresa a unos amigos que tenían previsto pasar una temporada en Pakistán, practicando trekking en el Karakórum, una de las grandes cordilleras asiáticas, y colaborando con un proyecto de desarrollo en una aldea al pie de esta montaña, Hushe.

PERIPLO

Sonia García: “En nuestra vida sigue existiendo Pakistán”

Un viaje por el país asiático transforma la familia de la viajera tinerfeña

Sonia García siempre ha sido viajera y, desde pequeños, también sus tres hijos. En verano de 2011 decidió dar una sorpresa a unos amigos que tenían previsto pasar una temporada en Pakistán, practicando trekking en el Karakórum, una de las grandes cordilleras asiáticas, y colaborando con un proyecto de desarrollo en una aldea al pie de esta montaña, Hushe.

Aunque experimentados, la aventura era singular: un destino complejo y tres niños, de 10, 9 y 8 años hacen que el viaje tenga que prepararse a conciencia. Hoy, estos niños tienen 14, 13 y 11 años y hay dos nuevos miembros en la familia: el marido de Sonia, Alí, y su hija pequeña, de diez meses. Este año hicieron un segundo viaje al país asiático y definitivamente, asegura, “en nuestra vida sigue existiendo Pakistán”.  

Sonia García narrará su experiencia y la de su familia en este viaje singular este jueves, 18 de septiembre, a las 18.00 horas en la sala polivalente de la Biblioteca Tomás Iriarte de Puerto de la Cruz.

Sonia llevaba tiempo con la intención de añadir a sus aventuras viajeras la vertiente solidaria del voluntariado, practicado también en familia, como el propio viaje. La investigación durante los seis meses de preparativos previos ofreció unos datos que luego confirmaría a lo largo de la experiencia: Pakistán era un lugar ideal, porque no había los riesgos propios de otros sitios.

“La preparación del viaje fue muy intensa, porque iba a meter a los niños en esa experiencia y había que dejarlo organizado, por mis hijos, ya que la decisión la estaba tomando yo, pero también los involucraba a ellos”. Los preparativos incluyeron no solo una gran cantidad de previsiones: “siempre preparo mis viajes pensando en la educación de mis hijos;  me apetecía que mis hijos se empaparan de lo que vivirían allí”.

Sonia García describe Hushe como “uno de los lugares habitados más remotos del planeta, en un país alucinante, donde la gente te da lo que tiene y más…nunca me he sentido tan bien tratada”. Los cooperantes españoles que buscaban ya habían partido cuando llegaron, pero allí encontraron al gerente del proyecto de desarrollo, Alí, que ahora es su marido, con el que tiene su hija pequeña y con quien ha abierto la tasca Rakaposhi Tapas Bar, en La Laguna.

Sonia García y su familia al completo aún no han escrito su historia, pero en la tasca, semanalmente, celebran encuentros para contar viajes y aventuras y, este año, emplearon los fondos provenientes de la propina de la tasca y los recaudados en el colegio de sus hijos para desarrollar un programa de baloncesto en la aldea pakistaní.

El balance de la experiencia es bueno. Entre otras cosas, sus hijos han reforzado el inglés con los niños de la aldea, que son trilingües, puesto que estudian inglés para prepararse para trabajar en el futuro con los montañeros occidentales que visitan su región, además de su idioma local y el urdú, la lengua oficial del país.

“Después de haber pisado Pakistán rompí totalmente” con ese tipo de vida tan occidental que convierte la existencia en una carrera de obstáculos en la que la satisfacción de determinadas etapas materiales es la que indica si la vida ha valido o no la pena. “De repente te planteas qué sentido tiene tu vida. Mis hijos siguen teniendo cosas materiales, pero intentan valorar las oportunidades que tienen, porque han visto en otro lugar del mundo niños igual de inteligentes, simpáticos, con el mismo sentido del humor y que no tienen las mismas oportunidades que ellos y eso les ha permitido, curiosamente, descubrir un mundo curioso en el que todos somos iguales”.