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miércoles, 24 de abril de 2024 19:34h.

Rafael Hernández (Coag Canarias): “La renuncia a los principios fundacionales ha llevado a la UE a una brutal dependencia alimentaria del exterior”


Rafael Hernández, máximo representante de Coag Canarias, dijo en LA TRAPERA de RADIO SAN BORONDÓN que no cabe duda de que la agricultura continental tiene mucho peso en la UE y ha marcado la orientación en el peso de las decisiones y afirma que es bueno mirar a la historia, saber cómo empezó la política agraria del área común, para comprender también el momento tan complicado en el que nos encontramos y encontrar una salida al problema.

Rafael Hernández (Coag Canarias): “La renuncia a los principios fundacionales ha llevado a la UE a una brutal dependencia alimentaria del exterior”

 

Europa ha pasado en pocas décadas de ser la primera exportadora de productos alimentarios del mundo, a convertirse en la región mundial más importadora de alimentos, dijo

SB-Noticias.- Rafael Hernández, máximo representante de Coag Canarias, dijo en La Trapera de Radio San Borondón que no cabe duda de que la agricultura continental tiene mucho peso en la UE y ha marcado la orientación en el peso de las decisiones y afirma que es bueno mirar a la historia, saber cómo empezó la política agraria del área común, para comprender también el momento tan complicado en el que nos encontramos y encontrar una salida al problema.

 

En este sentido, afirma que actual en Europa estamos viviendo una situación similar a la de haber pasado por un proceso de guerra, tras lo que recuerda que pasada la Segunda Guerra Mundial, Europa atravesaba una gran crisis de alimentos para cubrir las necesidades alimentarias de las sociedades. De esta forma, en 1962 el grupo de países asociados que tiró de la zona común empezó con una estrategia que tenía como objetivo garantizar a los productores un modelo de vida, para ello les dotó de herramientas adecuadas para que produjeran alimentos que cubrieran las necesidades de una Europa que estaba saliendo de esa brutal acción bélica.

Hablamos por tanto de que se supo incentivar a los productores europeos porque se consideró como una cuestión estratégica asegurar la producción de esos alimentos necesarios para cubrir las necesidades de los pueblos de Europa, para lo cual se desarrolló toda una política de apoyo a las producciones siguiendo dos criterios básicos, por un lado el principio de preferencia comunitaria, potenciando las producciones europeas, estableciendo protecciones en frontera para contribuir al desarrollo y, en segundo lugar, se creo un principio por el que se garantizaban los precios, con lo que se garantiza al menos el coste de producción para que producir alimentos en esos momentos de tanta necesidad no fuera un impedimento, sino todo lo contrario, que animara a cada vez mayor número de agricultores a producir esos alimentos, avanzando en la consecución del objetivo cubrir las necesidades que había en Europa.

Sin embargo las normativas agrarias europeas han ido sufriendo ajustes y restructuraciones, de tal forma que con el transcurso del tiempo hasta nuestros días la orientación seguida por las políticas neoliberales ha llevado a perder esos principios que sustentaron en sus comienzos la política agraria común, hasta el punto de que cuando la UE suscribió los dictados de la Organización Mundial del Comercio los mecanismos de mercado común y todos los instrumentos que históricamente habían hecho posible que se incentivara la producción de alimentos en Europa quedaron desmantelados.

Hernández afirma que llegamos a nuestros días con un desmantelamiento tan brutal por la desaparición de los mecanismos tanto de apoyo a las producciones como de protección de las producciones y de garantía de los costes de producción en Europa, que la UE ha pasado a ser el primer importador de alimentos en todo el mundo por culpa de que los reiterados gobiernos comunitarios fueron cediendo a las presiones de los grandes poderes económicos mundiales y renunciando a sus principios fundacionales.

Por cuestiones como estas, estamos expuestos a la especulación con el mundo agrario, de tal forma que aquellos que nos llevaron a la actual crisis del ladrillo, tras la explosión de la burbuja inmobiliaria ahora han enfocado su punto de mira hacia todo el dinero de los fondos de inversión europeos para materia agraria, lo que lleva a la ruina a las producciones locales.