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miércoles, 24 de abril de 2024 22:52h.

La banca siempre gana... y manda - por Chema Tante

 

CHEMA TANTECuando a un simple mortal le trincan raspando las perras ajenas, los tribunales le obligan a devolver todo lo robado, con intereses y le meten sus buenos añitos de prisión. Si quien birla es alguien importante, la cosa no es tan así. Pero cuando se trata de la banca, como es proverbial que la banca siempre gana, y que quién paga, manda, entonces, los gobiernos y partidos políticos hegemónicos inventan mil y una trapisondas, para aliviar de la carga a esta banda estafadora. Sí. he dicho banda estafadora, refiriéndome a los bancos españoles.

La banca siempre gana... y manda - por Chema Tante

Cuando a un simple mortal le trincan raspando las perras ajenas, los tribunales le obligan a devolver todo lo robado, con intereses y le meten sus buenos añitos de prisión. Si quien birla es alguien importante, la cosa no es tan así. Pero cuando se trata de la banca, como es proverbial que la banca siempre gana, y que quién paga, manda, entonces, los gobiernos y partidos políticos hegemónicos inventan mil y una trapisondas, para aliviar de la carga a esta banda estafadora. Sí. he dicho banda estafadora, refiriéndome a los bancos españoles.

Ya se vio con la monumental trama del euribor, cuando los tipos de interés que se aplican a los préstamos fueron alevosamente manipulados, proporcionando beneficios mil millonarios a los usureros bancos. El estropicio se solventó con unos milloncejos de multa, sin que los cientos de millones de personas y empresas perjudicadas vieran un céntimo de lo que les arramblaron. Igual se ha visto con las trilerías montadas para evadir impuestos, propios o de opulentos clientes, o con las preferentes, o con el ruin saqueo de las arcas, con cargo al presupuesto público... siempre se encuentra la manera de que la fechoría quede impune o ridículamente castigada. Y, por supuesto, que la banca salga con un balance neto a su favro.

Esta vez le ha tocado a la estratosférica estafa hipotecaria. Desde luego, nadie habla de todo el tenderete montado con las tasaciones de los inmuebles al alza, para sorprender a la gente incauta, prestándole mucho más dinero del que valía en realidad la vivienda puesta como garantía, para después, reventada la burbuja, estrujarles sus vidas y haciendas a la gente atrapada en la maraña. Por eso, ningún banco ha pagado nada. Ni siquiera se ha conseguido que se legisle por la dación en pago. Y solamente algunos tribunales sensatos se pronuncian como indica el derecho, la lógica, el sentido común.

Esto de la estafa hipotecaria ha supuesto para la banca cientos de miles de millones, si no de billones; algo incalculable, pero que se derrite en la voracidad de sus accionistas y de sus dirigentes sicarios. Un dineral que nadie sabe dónde se ha ido, porque la banca sigue gimoteando y consiguiendo que los sucesivos gobiernos se descuelguen con esos rescates que cuestan tanto sufrimiento. Y, encima, hay que jeringarse, escuchando a tanta sesuda cabecita economista, largando esa estupidez de que es imprescindible sostener al sistema financiero, porque sin él no sería posible la vida económica. Como si no existiera la figura de la banca pública, que podría cumplir la función intermediaria financiera, sin tanto quebranto para las personas de abajo.

Y llegamos al episodio del día, la increíble historia de la cláusula suelo. La banca se sacó e la manga esa red de seguridad que le libraba de los vaivenes de los mercados financiero, consustanciales al capitalismo, y les aseguraban una rentabilidad suculenta, pasara lo que pasara con las tipos de interés. Los tribunales -los supraestatales, por supuesto- han dictaminado, sin  posibilidad de duda, que esa práctica es ilegal. Es decir, que es un delito. Y, por tanto, hay que concluir que el dinero obtenido con una práctica ilegal, delictuosa, es un robo y el dinero obtenido de tan mala manera, hay que devolvérselo a las víctimas del fraude. No hablemos de sanciones a penas para los delincuentes, como sería de esperar. Pero no es posible esperarlo. Sin embargo, el dinero robado, hay que restituirlo, con los debidos intereses.

La banca española sabía que corría el fuerte riesgo de que sus presiones no alcanzaran a los tribunales supraestatales y, en consecuencia, ya había hecho sus previsiones contables para absorber el impacto del pago de lo que robaron, el pago del dinero que no era ni nunca ha sido suyo, pero que los bancos reflejaron en sus balances y repartieron entre accionistas y esbirros directivos. Sin embargo, como buenos usureros que son, hacen lo que haga falta para no soltar los euros que deben o, al menos, para soltar lo menos que puedan.

Para eso, la banca española cuenta con unos aliados muy valiosos: los partidos políticos a quienes tienen encadenados por sus terribles deudas y complicados chanchullos. Unos partidos que han utilizado la pasta suministrada "graciosamente" por la banca, para las fastuosas campañas que les llevan al poder. Y, después, como es obvio, restituyen los favores económicos recibidos, haciendo las marranadas que estamos viendo.

Porque marranada y no otra cosa es ese acuerdo a que han llegado los partidos españoles llamados -qué cinismo- popular y socialista obrero- para que la banca estafadora, delincuente, sanguijuela, evite el pago de buena parte de lo que debe. Lo que debe, no hay que cansarse de repetirlo, porque lo robó. 

Véase que a la banca ladrona, en lugar de exigirle que suelte a tocateja todo el botín sisado, se le permite que extorsione a las personas perjudicadas, con un protocolo que abre la posibilidad de negociar cantidades y plazos, incluyendo la opción de pagar, no en dinero, sino en productos financieros, rentables, claro, para los bancos garrapatas. La banca siempre gana, no se olvide.

Claro que a las personas damnificadas les queda siempre la opción judicial. Pero contra eso influyen dos factores, beneficiosos ambos para los bancos tramposos. Los los pleitos cuestan dinero -el protocolo ya advierte que si el resultado es menor de lo reclamado, las costas irán contra quien demande- y, lamentablemente, muchas de esas personas burladas, son pobres de solemnidad, tienen unas necesidades truculentas de dinero. Así que la banca fullera les ofrecerá pagarles muy por debajo de lo que se les debe, y la gente, acosada de problemas, lo aceptará. Y eso saldrán ganando los bancos.

No es ninguna broma. La banca siempre gana... y manda. Vaya si manda. Piensen esto, antes de votar, la próxima vez.

* Lo escribe y lo mantiene Chema Tante

CHEMA TANTE

 

estafa hipotecaria

atraco bancario

Genial, siempre, Forges