Y eso que en el memorial de defectos y vicios del Auditorio no han puesto el principal: que se supone fue construido para sustituir el Guimerá y que, cuando lo iban a inaugurar alguien se percató de que semejante armatoste contenía en su colosal caparazón el mismo aforo que el teatro que pretendía reemplazar. De manera que tuvieron que embutirle, de cualquier manera, unas filas de butacas de más. Con la consecuencia incómoda de que no hay espacio para las piernas y que, si a alguien que esté en medio de una fila le viene una urgencia, se tiene que levantar todo el mundo. Fabuloso. Y eso que nos salvamos de que en Lanzarote plnatificaran otra calatravada más, porque el tipo pedía mucho dinero. Porque el paleto empresario de turno se lo estaba pensando.

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