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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Clavijo se asegura el apoyo de los empresarios dejando vía libre al cemento - por Chema Tante

No me cansaré de repetirlo. El gran problema económico de Canarias -y prueba de la estupidez gubernamental y emprearial que nos abruma- es la sobreoferta hotelera. Un mayúsculo error estratégico que obliga a tirar los precios para conseguir una ocupación que apenas pasa de la mitad de la capacidad.

No me cansaré de repetirlo. El gran problema económico de Canarias -y prueba de la estupidez gubernamental y emprearial que nos abruma- es la sobreoferta hotelera. Un mayúsculo error estratégico que obliga a tirar los precios para conseguir una ocupación que apenas pasa de la mitad de la capacidad. 

De ahí que la única actividad económica de las islas no consiga dar empleo decente a nadie. Con las tarifas por los suelos, las más bajas del mercado, el negocio turístico, para preservar, eso sí, los beneficios de las empresas, no puede dar empleo digno, solamente es capaz de funcionar abusando de su personal y manejando productos importados baratos, de ínfima calidad. Por eso el turismo no cumple con su papel dinamizador transversal de la economía.

No hay manera de que la economía canaria levante cabeza, de conseguir que haya contrataciones decentes, sino racionalizando la estrategia del destino turístico, que pasa por la reducción drástica de la oferta, a un tercio, adoptando un posicionamiento de turismo selectivo, dirigido a targets que valoran la calidad, el paisaje, el conservacionismo, y están dispuestos a pagar por ello.

Esa reformulación estratégica debe basarse en la eliminación de la construcción de bajo nivel, antiestética, obsoleta y, con ello, la recuperación del suelo. Así, se mantendría solamene la tercera parte de las actuales instalaciones alojativas, las de mejor calidad y las que menos estén agrediendo el territorio. Además, habrá que acompañar la medida con la colaboración del turismo con el tejido de producción de alimentos, que supondría una mejora medioambiental de mucha envergadura y, encima, se constituiría en un atributo favorable, de potente atractivo para el destino.

Eso sería lo sensato. Pero, desde que en Canarias gobierna esa empresa con forma de partido, llamada Coalición Canaria, la sensatez ha desaparecido. 

Y como estamos en puertas de la campaña electoral y hace falta tener perras, la abyección hecha partido que dirige ahora el angelical Fernando Clavijo ha abandonado toda veleidad conservacionista. Y en el Parlamento, con la colaboración entusiasta de sus socios recurrentes y alternativos ha aprobado, deprisa y corriendo, una Ley de Renovación y Modernización Turística que certifica la defunción oficial de unas Directrices de Ordenación que, aunque jamás se han respetado, por lo menos en el papel intentaban poner freno al delirio constructor.

Ya los empresarios tienen el camino abierto para seguir cargando a las islas con más construcciones. Ya pueden construir todos los hoteles que quieran. Pero eso no importa. Ya Clavijo tendrá las perras para su campaña.