La comunidad del anillo (insular) (EL OIKOS)
A pesar de que circunstancias varias me hayan impedido hasta ahora dedicarme a él como se merece, este artículo-informe de E,Acosta en EL OIKOS sobre el malhadado anillo insular de Tenerife, tiene un alto interés y gran valor didáctico. Y explica con absoluta claridad la preocupación irrefrenable que este proyecto de pico, pala y cemento le suscita a Carlos Alonso, presidente del Cabildo, que coloca a la adhesión al anillo como prueba de tinerfeñidad.
Acosta se apoya en las reflexiones de José Manuel Naredo sobre la naturaleza perversa de los megaproyectos para demostrar que -como tantas obras públicas canarias- la historia del anillo insular tinerfeño se inscribe con exactitud en tal perversidad.
Empezando por la misma premisa inicial del proyecto. La maldita falacia de la conectividad, presentar como un avance que la gente pueda moverse con facilidad de su casa a un trabajo a decenas de kilómetros de distancia. Cuando lo inteligente y práctico, desde un punto de cista estratégico, debe ser crear empleo donde vive la gente. No allá lejos.
Y, para cubrir esa premisa distorsionada, no hay vacilación en tumbar lo que haga falta, multiplicando los costes y adjudicando los trabajos a quien convenga. Y a eso, Carlos Alonso, le llama "tinerfeñidad". Qué poco conoce Alonso la dignidad tinerfeña.
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