Es la eterna desgracia canaria. La ausencia total de autoestima, más allá de las simples consideraciones de un folklorismo mal entendido. Esa práctica extendida en nuestro pueblo de que no nos importe un pito el origen de lo que comemos. Y de lo que le damos a los y las turistas.Esa absurda costumbre de que en la etiqueta solamente le miremos el precio, pero no el origen.

Esa pazguatería nuestra consumista, que nos encandilamos mirando la apariencia externa, el tamaño, el color de una fruta, una hortaliza, sin detenernos a pensar que se trata de volumen y color artificiales, en unos productos que, en cambio, han perdido buena parte de su contenido nutriente, como consecuencia de una permanencia prolongada en refrigeración.

Y, de esa manera, hemos condenado nuestro sector primario, hemos sacrificado nuestra cultura, hemos desbaratado nuestra economía. Y, encima, nos desentendemos de la necesaria soberanía alimentaria, un concepto estratégico imprescindible. Sin la soberanía alimentaria, el archipiélago alejado de Canarias vive en un permanente estado de riesgo en el caso de un problema en los transportes marítimos.

 http://lacartamalacitana.org/index.php/2011-06-13-21-06-53/2011-06-13-21-09-03/244-decalogo-sobre-la-cultura-alimentaria-en-andalucia

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=150891

Y, para mayor comprensión del problema, vean este post, del 2009, del blog DESDE LA GUANCHA, VISTO Y OÍDO:

http://lacomunidad.elpais.com/jecalorena/2009/4/30/-producto-canarias-

http://lacomunidad.elpais.com/jecalorena/2009/4/30/-producto-canarias-