El economista Eduardo Garzón asegura que el trabajo garantizado aumentaría la recaudación tributaria

• Con este tipo de empleo afloraría gran parte de la economía sumergida,asegura el experto y colaborador en economía internacional del eurodiputado Javier Couso

• La implantación de este programa tiene un coste económico inferior al que supone lidiar con los problemas derivados del desempleo

Muchas actividades ocultas que no se benefician de los derechos laborales vigentes serían abandonadas al existir una alternativa de empleo garante de derechos y estable, explicó el economista Eduardo Garzón al referirse a la economía sumergida en el transcurso de un encuentro con los medios de comunicación celebrado hoy en la sede de Izquierda Unida de Las Palmas de Gran Canaria para explicar en qué consiste el 'Trabajo o Empleo Garantizado'.

Según el experto, con la aplicación de un programa de estas características aumentaría la recaudación tributaria del Estado, tanto por la vía de reducción de la economía sumergida como por el incremento del número de trabajadores y del consumo derivado. Además, habría una considerable reducción del coste por prestaciones de desempleo y otras ayudas públicas, de forma que el impacto en el saldo fiscal es menor de lo que a primera vista podría parecer, asegura Garzón.

El también licenciado en administración de empresas, máster en economía internacional y desarrollo, además de doctorando en economía por la Complutense de Madrid, expuso las ventajas del trabajo garantizado, un programa que crearía tantos puestos de trabajo como fuesen necesarios para emplear a personas que no han podido encontrar una ocupación en el sector privado o público tradicional, y garantizaría trabajo a toda la población. Esos puestos de trabajo tendrían una naturaleza diferente a la convencional y es que deben tener una remuneración fija coincidente con el salario mínimo que se quiera establecer en economía.

La peculiaridad de este tipo de trabajo es importante, aseguró Garzón, por dos cosas. Primero porque funcionaría como salario de referencia para el sector privado y ningún capitalista pagaría menos a sus trabajadores puesto que éstos siempre tendrán la posibilidad de trasladarse a un trabajo garantizado mejor pagado. Y segundo, es que acabaría con la función del ejército industrial de reserva. Con un empleo garantizado el ejército de parados se transforma en ejército de trabajadores, pero seguirá siendo la alternativa menos afortunada por el hecho de contar con el salario más bajo. De esta forma el poder de negociación de los trabajadores en el mercado privado se verá limitado por ese miedo a ser despedido y ser expulsado a un empleo de trabajo garantizado.

Si bien es cierto que hoy día en la sociedad hay muchas personas que no están ocupando ningún puesto de trabajo, también es cierto, incide Eduardo Garzón, que hay mucho trabajo por hacer en todas las comunidades españolas. Que no haya empleo no quiere decir que no haya trabajo. Es absurdo y contraproducente mantener inactivas a personas que pueden y desean trabajar mientras las necesidades de los ciudadanos y del medio ambiente no están cubiertas.

Y propone como trabajos por hacer, el cuidado de los mayores, niños, enfermos, aumentar los servicios de ocio, deporte y cultura, el cuidado de las infraestructuras, pavimentos y fachas de muchos barrios, reforestar enormes extensiones de terreno, cuidar la flora y fauna, mejorar los servicios sanitarios, la defensa a los grupos discriminados y más vulnerables, construir y mantener de centros de producción de energía renovables, habililitar edificios para ganar en eficiencia energética,...