La gran responsabilidad de decirse izquierda y gobernar como derecha, comenta Chema Tante *

Las trumpiadas en USA, la que se atizó contra el Capitolio, las que se anuncian en los próximos días, más las perpetradas por el gorila fascista Trump; el avance de los fascismo en Europa, Le Pen, Salvini, Orban . Abascal y compañía, aterran a la gente. El fascismo amenaza. 

Sin embargo, hay que reflexionar muy bien las causas de que el mensaje del populismo mendaz fascista empiece a calar en muchas gente. Los partidos llamados demócratas , lejos de solucionar los graves problemas de injusticia social, los han acentuado.

La derecha tiene culpa, pero la izquierda tienen más responsabilidad. De la misma manera que un partido demócrata en USA, repele a gente como Sanders y al final ejecuta medidas neoliberales, en el estado español, un partido que se dice socialista y obrero tiene al mando de las políticas económicas y de seguridad social a una neoliberal como Calviño y a un tecnoburócrata como Escrivá. Si el partido de derecha confesa, el mal llamado Popular, hizo lo que hizo con las clases trabajadoras, y el partido que se dice socialista, no tiene la menor intención de enmendar el entuerto, a nadie debe extrañar que mucha gente trabajadora y mucha gente en la miseria mire hacia un partido fascista. Se trata de agarrarse a un clavo ardiendo. El crecimiento de VOX es la tremenda responsabilidad de un partido que obedece al dios neoliberal por la boca de su profeta Calviño.

Me dicen que me meto mucho con el PsoE, que lo ataco demasiado. Pues a mí me parece poco. Lo que está haciendo este partido, en el estado español y en los territorios, incluyendo especialmente Canarias, es un crimen. Con su deserción del ideario socialista, además de abandonar a millones de personas, le está abriendo el camino al fascismo. Sus militantes deberían pensar en eso.

----------------------------------------

La metafísica posmoderna con el final de las grandes narraciones, es decir, las ideologías emancipadoras y la desaparición de la historia –no es posible cambiar la historia si como tal no existe- ha supuesto un capitalismo cada vez más incompatible con la democracia, suplantada por patriotismos neofascistas excluyentes y beligerantes con la otredad. Ciudadanos a los que la dinámica del capitalismo posmoderno les arroja a la marginalidad, sin tener conciencia del origen de sus quebrantos sociales y económicos por ser propicios  al consumo de mentiras, teorías conspirativas y resentimiento, posverdades que cunden cuando el horizonte es oscuro y nadie ofrece un modelo ideológico emancipador. La necesidad de cambio tiene como respuesta un dramático inmovilismo. No hay alternativa.​

Todo el artículo de Molina en

https://www.nuevatribuna.es/opinion/juan-antonio-molina/fascismos/20210116104725183441.html