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sábado, 20 de abril de 2024 01:42h.

La necesidad de un plan B para Europa (Eric Toussaint)

El brutal crecimiento de la Deuda Pública es uno de los más graves fraudes de una gestión de gobierno plagada de fraudes estrepitosos. La paradoja de unos gobernantes bergantes que reducen gasto social e inversión pública, reduciendo al máximo las cargas tributarias a las grandes empresas, fortunas y rentas, mientras aumentan la fiscalidad al trabajo, el consumo, el dolor y la cultura y, al mismo tiempo, entrampan a todo el estado multiplicando la Deuda constituye un delito que se suma y corona el resto de barbaridades perpetrada por una horda desaprensiva. Para mayor desgracia, esa enrome Deuda tan inexplicablemente contraída pesa de manera insoportable sobre toda la economía y, encima, se enarbola como la gran justificación para el austeritarismo. Una estratagema que carece de toda ética. Lo que ha ocurrido en Grecia es un ejemplo clarísimo de toda esta desgracia: pero en toda Europa el mecanismo neoliberal de dominación ha funcionado a plenitud y el Estado español no se ha quedado atrás, en manos de un partido corrupto. Sin embargo, este problema pavoroso de la Deuda no merece mayor atención de la gente ni de muchas fuerzas políticas, con algunas honrosas excepciones, con Eric Toussaint a la cabeza. Este insigne paladín de la lucha contra la trampa de la Deuda Pública y Privada ilegítimas propulsa, con gente como Varoufakis una alternativa europea, el llamado Plan B. Es lo que explica en el artículo aparecido en PÚBLICO, en traducción de Griselda Pinero, que recomiendan Juan Espino y Francisco Morote, de ATTAC 

Conclusión

Ya no hay tiempo para tergiversar las posibilidades de negociación con los acreedores de deudas ilegítimas. Está claro, desde hace de muchos años, que no buscan ni el compromiso ni un arreglo amable, sino la puesta en marcha de todos los medios posibles para maximizar sus beneficios. Y eso sin considerar el coste humano que origina, que ya pagan los pueblos, desde Atenas hasta Delhi, desde los campus estadounidenses hasta las calles de Bamako. Ya no podemos contar a ciegas con la buena voluntad de los partidos políticos de la izquierda radical, aunque hayan sido portadores de una esperanza, bastante escasa, y Syriza es la triste prueba. Solamente la movilización masiva, en torno a unas enérgicas reclamaciones, permitirá un cambio real y duradero hacia una sociedad más igualitaria, respetando la naturaleza y los derechos fundamentales de todos los seres humanos.

http://blogs.publico.es/otrasmiradas/5903/la-necesidad-de-un-plan-b-para-europa/