Aunque no habrá quien, en estado de lucides, niegue que la Reforma Laboral es una de las bases del desastre social que sufrimos, se trata de un tema que no está en la primera línea del debate político. Y yo creo que debe estarlo, porque el aniquilamiento de los derechos sindicales y de las garantías laborales ha sido el arma esencial de la estrategia de agresión de la gente rica contra la gente trabajadora. Pero, además, esta Reforma Laboral ha tenido otros perniciosos efectos colaterales. Uno de ellos, el de que se ha atropellado la seguridad de las personas en el trabajo, en virtud de la fementida "competitividad" y el ahorro de costes -que nunca jamás de beneficios- que impone el austeritarismo. Por eso aplaudo la oportunidad de este importante artículo de Vicenç Navarro, en PÚBLICO, en NUEVA TRIBUNA y en su blog personal, que se apoya en datos de la UGT para examinar la manera en que tanta gente está matándose o lesionándose en sus trabajos. Por culpa, insisto, de una Reforma Laboral que, como nos recuerda el profesor Navarro, fue iniciada por Zapatero y mantenida y aumentada por Rajoy. Dos tipos que pasarán a la historia como campeones del neoliberalismo.