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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Tragicomedia en Bruselas, la clave es la Espada de Damocles, el freno de mano neerlandés, sin chistar, pero con chistera - por Chema Tante

 

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Tragicomedia en Bruselas, la clave es la Espada de Damocles, el freno de mano neerlandés, sin chistar, pero con chistera - por Chema Tante *

No les costó demasiado esfuerzo redactar el libreto de la farsa.  Se limitaron a actualizar los anteriores y cambiar los roles. Esta vez le tocó el papel de villano al neerlandés y los de buena gente a Macrón y Merkel. Sánchez, como no, interpretó el acostumbrado, una simbiosis cervantina entre Don Quijote y Sancho. Donquijotesanchista. Pero la disposición tradicional, se ha repetido, exposición, nudo y desenlace. Sobre todo el desenlace, que ha sido, aunque lo maquillen, el mismo de siempre: Deuda, esclavitud y negocio buitre.

Claro que el refrito del texto y la dramatización debían adaptarse a las circunstancias. Esta vez, aunque estaba tan poco justificada como en la anterior, no se podía adjudicar la responsabilidad total a los estados del sur y sus francachelas. Ahí ha estado el virus, para exonerar de culpa. Y, como la brutalidad de las medidas anteriores fue tan patente y sus consecuencias tan sangrientas, se necesitaba camuflar algo más la representación infame.

Sin embargo, aunque en este reino de Felipe el Último han sonado trompetas de victoria, porque se ha conseguido el dinero, lo cierto es que el Acuerdo de Bruselas para canalizar las imprescindibles ayudas a la recuperación del desastre generado por la covid-19, se ha parido con las mismas características de los anteriores. Con matices, pero con idéntica sumisión.

Se ha arbitrado la concesión de un dinero por la cara, que llaman subvenciones y otro por Deuda que asume y garantiza la Unión Europea, con lo que su servicio será un poco menos duro que hasta ahora. Y en unos plazos de devolución, en el caso de la Deuda, bastante dilatados. No es la Deuda Perpetua que pedía el donquijotesanchista, pero, para lo que importa a quienes mandan ahora, es casi igual. Dentro de treinta años, todos calvos. Pero los intereses, ah, los intereses, como ulula el neerlandés, hay que pagarlos. Lo manda Dios.

Porque lo importante, lo esencial, aunque lo tapan bastante, en la letra chica, bajo las moquetas y sillones, es que se mantienen las condiciones. Se expresan de otra manera. Pero las habrá. En las representaciones anteriores aparecían unos malditos trajes negros, una llamada Troika, que revoloteaba tenebrosamente por los despachos oficiales. Ahora dicen "Inspección". Una inspección cada tres meses, que permitirá a la Comisión Europea cerrar el grifo de la pasta cada vez que considere que el gobierno de turno se desmanda. Que se desvíe del mandato neoliberal de que las empresas tienen que seguir ganando. Y más nada. 

Sobre quien gobierne en cada momento penderá la Espada de Damocles, el "freno de mano" que sujetará en el redil a todo el mundo.

En definitiva, con Deuda o con dinero sin retorno, el esquema del negocio liberal persiste. Por una parte, la Banca continúa con su negocio, recibiendo dinero del BCE sin coste para prestarlo a los gobiernos, con el aval de la misma Unión Europea que se lo ha dado, pero llevándose, como no, los correspondientes intereses. Por el otro, la imposibilidad de establecer las medidas de justicia económica, fiscal, social y laboral que se necesitan, pero que no convienen al neoliberalismo. No hay más que hablar. Dice la banda triunfalista que en el texto del acuerdo no se prohíbe la derogación de la reforma laboral ni se prohíbe la actualización de las pensiones. Pero ya se verá en la práctica. Para eso está Calviño o quien sea.

Porque lo que dice el texto del libreto, en todo caso, "se acata pero no se cumple". En mi perspectiva, que escribo desde Canarias y soy habitante del Planeta, plantearé lo que más  de cerca me atañe. Dice explícitamente el texto del acuerdo que todo el dinero para la reconstrucción debe ser invertido teniendo en cuenta la protección de la economía verde. Pues bien. No hay compatibilidad alguna entre el turismo masivo, en un territorio alejado como Canarias y nada que se parezca a una economía verde. Por tanto, el turismo masivo no debería recibir ni un euro de las comprometidas ayudas. Pero lo recibirá. A manos llenas. Porque todo está supeditado a la ley suprema neoliberal.

Todo seguirá igual. Los gobiernos, el del reino de Felipe el último, el italiano, el griego, el portugués, los territoriales, como el de Canarias, con las manos amarradas, salvo para aplaudir y repartir las perras tal y como como les diga el neoliberalismo eurotecnócrata. Respetando milimétricamente y sin chistar la sacrosanta atribución de actividades productivas. Y la gente revoltosa, gritando las verdades sobre el desierto, en tanto que empresas y políticos siguen imperturbables, sacando de sus chisteras sus beneficios, unas, y sus retribuciones, otros... Sin chistar y sus chisteras, no es reiteración, sino asociación lógica.

El desenlace de la tragicomedia de Bruselas, será realmente "Un programa de rescate en toda regla", como acaba de graznar en el Congreso el granuja Fray-Casado, sujeto con el que lamento tener que estar de acuerdo. Por una vez. Aunque el muy tunante se olvida de que también rescate fue lo que consiguió Rajoy, pero lo negaba. Es que los papeles se repiten, con independencia de quien los represente.

La Unión Europea de los bancos y los Mercaderes, "La Europa que está al servicio de la Banca y sigue yendo contra las personas", como dice Federico Aguilera Klink, continuará con sus supercherías fiscales y sus estafas de buitre. La euforia del Donquijotesanchista no se justifica.

Se le quitan a uno las ganas de seguir gritando. Pero habrá que hacerlo. Habrá que repetir que Es hora de levantarse.

* Lo escribe y lo sostiene Chema Tante

CHEMA TANTE

 

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