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martes, 16 de abril de 2024 10:08h.

Wladimiro Rodríguez Brito: “Los incendios


Wladimiro Rodríguez Brito, ex consejero de medio ambiente del cabildo de Tenerife, ha dicho en SAN BORONDÓN que los incendios que asolan las cumbres de Tenerife y La Palma son consecuencia de un invierno seco, dado que apenas hubo un amago de lloviznas en abril, un verano cálido y unas islas sin cultura agraria, en donde se ha perdido la relación hombre-naturaleza para urbanizarnos de una manera que considera personalmente preocupante.

Wladimiro Rodríguez Brito: “Los incendios que afectan tanto a Tenerife como a La Palma han nacido y se han engordado en tierras que hasta no hace mucho tiempo eran cultivadas”

 Las administraciones se tienen que implicar en un giro radical a la política agraria, donde la importación de alimentos no puede seguir primando por encima de los productos de la tierra, dijo

 SB-Noticias.- Wladimiro Rodríguez Brito, ex consejero de medio ambiente del cabildo de Tenerife, dijo que los incendios que asolan las cumbres de Tenerife y La Palma son consecuencia de un invierno seco, dado que apenas hubo un amago de lloviznas en abril, un verano cálido y unas islas sin cultura agraria, en donde se ha perdido la relación hombre-naturaleza para urbanizarnos de una manera que considera personalmente preocupante.

 Desde su punto de vista, gran parte de lo que ocurre en nuestros montes en la actualidad se debe a la falta de campesinos, ya que entiende que no hay manera de gestionar un territorio como el nuestro, en el que viven 500 personas por km2, si no hay campesinos, agricultores que cultiven las tierras y personas que limpien los entornos del monte.

 En este sentido, insiste en que los incendios que afectan tanto a Tenerife como a La Palma han nacido y se han engordado en tierras que antes llamaban los campesinos de “pansembrar”, hablamos de la zona de Tijoco o la zona que ha ardido hacia la montaña de Teresmes, así como gran parte de lo que ardió en Adeje, zonas de fincas en donde hasta hace poco eran cultivadas por agricultores o eran cuidadas por pastores y ganaderos, pero que hoy en día están abandonadas.

 El ex consejero de medio ambiente del cabildo de Tenerife dijo que si bien hay partes de la isla que han ido ganando pinar, lo que predomina por la acción de abandono de los terrenos es matorral que nadie recoge o siega y que con las actuales circunstancias climatológicas se convierten en combustible para grandes incendios.

 Wladimiro Rodríguez afirma que esta actual forma de ver la vida, esa nueva cultura urbanita, alejada del mundo agrario, tendrá que cambiar si queremos que incendios pavorosos como los que asolan nuestras cumbres no sigan produciéndose, para lo cual las administraciones se tienen que implicar en un giro radical a la política agraria, donde la importación de alimentos no puede seguir primando por encima de los productos de la tierra.

 Insiste en que no se puede permitir desde las instituciones que se sigan trayendo papas de afuera de las islas mientras nuestros agricultores malvenden las que producen, al igual que ocurre con el sector ganadero y el tema de importación de carne y leche, tras lo que critica la deriva a unas leyes que tienden a urbanizar el campo canario, como son las limitaciones a los agricultores que se interesan por llevar a cabo mejoras en sus explotaciones. Como ejemplo de lo que habla, dijo que como es lógico el agua es algo fundamental en agricultura; de esta forma que si alguien quiere hacer un estanque para regadío de sus terrenos, los permisos y papeleos que hay que hacer entorpecen y ralentizan tanto, que al final muchos deciden abandonar los proyectos.

 Por otro lado llama la atención sobre lo que considera “una lectura ecológica enferma” que impide que en media isla de Tenerife se puedan hacer cosas, dado que media isla está protegida por leyes medioambientales, limitando desde su punto de vista el que se siga realizando la tradicional agricultura campesina que ha caracterizado siempre a las islas, y que conlleva a que se pierda la cultura de vivir en la tierra y de la tierra.

 Por último, aseguró que en las islas vivimos pensando más en las máquinas y olvidándonos de la cultura del hombre apegado a sus tierras de cultivo, que ha trabajado y vivido muy pegado a la naturaleza.