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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

¡Viva Andalucía libre! - por Marcos González Sedanol

 

A todos los pueblos hermanos, a las andaluzas y los andaluces, a los que están dentro y a los que se encuentran en la diáspora.

¡VIVA ANDALUCíA LIBRE!

             A todos los pueblos hermanos, a las andaluzas y los andaluces, a los que están dentro y a los que se encuentran en la diáspora.

             Disculpen ustedes el grito, es algo genético heredado de mis padres, que a su vez lo heredaron de sus abuelos y que se contagia a los que asumen como suya a Andalucía. Ese llamamiento a la libertad que los del Sur llevamos aquí dentro lo soltamos cuando las botas de los amos nos presionan nuestros estómagos, los del hambre y los otros.

             Pero no se aflijan ustedes, ni nos vamos a quedar solos ni los vamos a dejar solos. Me refiero a ustedes, a los de abajo, a los que caminan por el resto de las veredas de Iberia. Apenas oteen ustedes la historia que tenemos en común se darán cuenta de que en cada una de las crisis que ha vivido el estado español los andaluces hemos estado ahí. Y a pesar de todo el sufrimiento humano que nos han ocasionado las confrontaciones, nos hemos resistido con todas nuestras fuerzas a la injusticia y hemos luchado por un mundo nuevo, más justo y humano para todos. Incluso cuando nos hemos decidimos a tener nuestra propia constitución, nuestro propio estado, hemos dejado en la norma y en las declaraciones un camino tan ancho que era imposible no encontrarnos en él con ustedes. Miren si significan ustedes para nosotros que esta carta empieza dirigiéndose a todos los pueblos hermanos, cuando lo que vengo a proponer aquí es la libertad de Andalucía. Pareciera como si el Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante, cuando escribió nuestro himno quisiera dejarnos como legado la liberación de las cadenas de todos los pueblos de la  tierra. Y así nos dijo: "¡Andaluces, levantaos! ¡Pedid tierra y libertad! Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad. Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, hombres de luz que a los hombres alma de hombres les dimos". Demasiado peso sobre nuestros hombros, pero pondremos nuestra parte.

             Y aquí estamos una vez más, cuando la historia nos reclama, porque primero fue la palabra. ¿O acaso alguien piensa que Andalucía ha muerto? ¿Acaso la clase dominante del estado español, con la inestimable colaboración de la casta política, económica y sus braceros de la ideología en nuestra tierra, piensan  que ya están nuestras señas de identidad extirpadas, que con convertirnos en ciudadanos de segunda, vilipendiarnos y mofarse de nosotros dentro de este estado íbamos a dejar de ser hombres y mujeres libres?  Los pueblos del Sur llevamos milenios reinventándonos.

             Y ahí están de nuevo nuestros jornaleros, nuestros campesinos sin tierra, los más desheredados de entre nosotros, con sus acciones reivindicativas, más o menos acertadas pero despertando conciencias y con cuyos represaliados yo me solidarizo.

             ¿Por qué y para qué una Andalucía libre? Porque esta vieja y rancia España que tiene una clase dominante entregada a las élites europeas condena una vez más a nuestras mujeres y hombres a la diáspora, en una tierra de donde pueden manar las fuentes de leche y miel.  Porque esta España nos ofrece como motor de la creación de empleo los macroproyectos urbanísticos unidos a los casinos de juego, con todo lo que conllevan a su alrededor; la misma España que fomenta el robo de guante blanco, amnistiando al mismo tiempo a los defraudadores fiscales (que son ellos mismo); la que transforma la deuda privada de los banqueros en deuda pública de todos los ciudadanos, los mismos banqueros que mandan desahuciar a miles de familias condenándolas además a pagar una deuda eterna después de expulsarlas de sus casas; la que deja a nuestros hijos con menos recursos para la formación mientras manda a miles de maestros y profesores al paro (en Andalucía más de cuatro mil quinientos); la que nos condena al desempleo de masas (en nuestra tierra más de un millón y medio de parados); la que vacía de contenidos democráticos a los ayuntamientos y parlamentos para poner directamente a los tecnócratas de los mercados a gestionar los recursos comunes en beneficio de unos pocas empresas privadas, casualmente amigos de mesa camilla en el club del partido. La España de la incultura, la del robo, la de la injusticia, la que se ha entregado a la élite germana por un plato de chucrut, esa España, andaluces, no tiene nada bueno que ofrecernos. Con esta España estamos forzados a romper, aunque solo sea por dignidad.

             Es la hora de Andalucía, y este parto debemos vivirlo dentro de un proceso de empoderamiento de cada uno de nosotros y de la sociedad andaluza en su conjunto. Así podremos serles más útiles a los demás. Saquemos, como en otros momentos críticos de nuestra historia, lo mejor de nosotros: la inteligencia, el duende creativo, la fuerza heredada de nuestros padres cuando trabajaban de sol a sol, pensemos en andaluz. Hagámoslo como aprendimos, como las hormigas, grano a grano, barrio a barrio, pueblo a pueblo y ciudad a ciudad. Nuestros proyectos sin el calor humano no serán nada.

             Esta tierra tiene recursos humanos y materiales suficientes para que, bien organizados y puestos al servicio de la sociedad, nos saquen de la incertidumbre en la que vivimos, a los que estamos aquí y a los andaluces que están fuera y quieran regresar. Este proceso de seudo-autogobierno que estamos viviendo, arrancado a las élites desde la dura lucha contra el franquismo, y que ha sido controlado por la vieja España y mal gestionado por nuestro propio parlamento, nos ha dado un bagaje suficiente como para caminar, si así lo deseamos, solos. En nuestras manos está.

            He escrito esta carta con toda la humildad que llevo dentro, pensando, como siempre, que pueda serle útil a los de abajo, de los que me siento parte y con los que siempre he estado comprometido. Yo amo a Andalucía dentro del universalismo que nos ha caracterizado siempre a los hijos de los pueblos condenados a ser errantes por razones económicas o políticas. Para terminar, me gustaría decirles la letra de una toná de mi amiga Violeta Sorroche Puga: "Ahí está la fuente, / fuente donde hay que beber, / tantos caños tiene el pilar / como hombres y mujeres la sed", y les pido que me disculpen si vuelvo a gritar, esta vez parafraseando el grito de esperanza der Beti: "¡Viva Andalucía libre manquepierda!". Porque nosotros también tenemos sueños que queremos hacer realidad.

 

Marcos González Sedano