15 años de la Guerra de Irak (1) Botín de guerra, Irak (septiembre 2002) - por Francisco Morote, presidente honorario de Attac Canarias *

No tengo ninguna razón para creer en la veracidad y honestidad de los motivos aducidos por la Administración Bush para invadir Irak.  No, desde que gracias a la prensa (El País, 16-IX-2002 ) supimos que Estados Unidos chantajea a países como Rusia y Francia, opuestos a la intervención, con el argumento de que sólo los países que le apoyen en la guerra compartirán con las compañías petrolíferas norteamericanas el crudo iraquí. Desde los tiempos del imperialismo puro y duro no  se hablaba de un modo tan descarnado y franco de las verdaderas razones de la política internacional. Hemos vuelto al estilo de la diplomacia de finales del siglo XIX, cuando las potencias industriales se repartían el mundo amigablemente en conferencias como la de Berlín de 1884-85 para el reparto de África. Se habla, cínicamente - J. Woolsey, antiguo director de la CIA y consejero de grandes corporaciones transnacionales -, de instalar un " Gobierno decente " que junto con las " compañías estadounidenses " determine quiénes obtendrán y quiénes no concesiones para la explotación del petróleo al acabar la guerra. Botín de guerra. Un botín que otorgará a sus conquistadores aún más riqueza y más poder si cabe.

En 1990, cuando Irak invadió Kuwait para apoderarse del petróleo de ese país, la prensa occidental denominó a Sadam Hussein " el ladrón de Bagdad ", por apoderarse del petróleo de un país y un petróleo que no era suyo. Ahora, en 2002, Estados Unidos pretende hacer lo mismo con Irak, sólo que poniendo en Bagdad un " Gobierno decente " con un Karzai a la cabeza, como en Afganistán. Si Sadam, por apoderarse de un país y un petróleo que no era suyo mereció el nombre de " ladrón de Bagdad ", ¿ cómo llamaremos a Bush, Cheney, Rumsfeld y compañía, que pretenden quedarse con el petróleo de Irak ?  ¿ " Los cuatreros de Washington ?  ¿" Los petrogánsteres " ?

Posdata. Posiblemente habrá quién diga que éste es un panfleto antinorteamericano. Se confunde; es, simplemente, un escrito antiimperialista.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Francisco Morote