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martes, 16 de abril de 2024 13:58h.

El 40º Congreso del PSOE y la derrota del Feminismo - por Lidia Falcón

FRASE LIDIA

El 40º Congreso del PSOE y la derrota del Feminismo - por Lidia Falcón, abogada, escritora, presidenta del Partido Feminista de España

El Congreso del Partido Socialista Obrero Español marca la política que Pedro Sánchez va a desarrollar en los próximos años. Afirmar que es la política de Sánchez no es un prejuicio mío. Todas las crónicas, de uno u otro signo, califican de “Congreso a la búlgara” o del “Congreso de Sánchez” a la Convención que acaba de celebrarse.

Si echamos la mirada atrás no cabe duda de que resulta sorprendente, y admirable, que aquel Secretario General, defenestrado por su propio partido, cesante del cargo de diputado, insultado y casi agredido por la mayoría de los suyos hace cuatro años, se prestigiara entre su militancia, lograra rehabilitarse, ganara las primarias que libró contra Susana Díaz, consiguiera el apoyo de la mayoría de la Cámara para aprobar la moción de censura y lleve tres años presidiendo el gobierno, en una alianza de difícil equilibrio.

Nadie puede negarle el mérito. Lo interesante es analizar el precio del triunfo. Sánchez no ha dudado en sacrificar a los más fieles para lograr sus objetivos. José Luís Ábalos ha sido el más sorprendente derrotado. Ni su lealtad ni el incesante trabajo que ha desarrollado apoyando a su jefe, ni su prudencia –no se le conocen críticas ni desencuentros con el Presidente- le han salvado de la purga que ha llevado a cabo éste, y en la que ha caído también, ante la sorpresa de no pocas, su reina, Carmen Calvo.

Esta líder del feminismo socialista, que había logrado llegar a Vicepresidenta 1ª, que mantenía el pulso con Irene Montero y sus propósitos de legalizar la ley trans, a la que adoraban sus acólitas, primero cedió en la defensa de sus principios y renegó de ellos públicamente en la cadena Sexta, más tarde firmó el proyecto de ley que Podemos le puso delante para que entrara a debate en las Cortes, y después Sánchez la despidió. Y ella lo aguantó sin protesta ni crítica alguna. Entraba mansamente en el Parlamento por la puerta general después de haber estado en el banco azul al que se accede por la entrada del gobierno, confundida con la masa de diputados que no se distinguen unos de otros.

Y llegó el Congreso, y cuando se especulaba con el nombramiento de Calvo para Defensora del Pueblo, apareció el anodino Ángel Gabilondo, derrotado en las elecciones madrileñas y fue recibido con aceptación y enhorabuenas por todos los partidos. ¡Qué extraña es la política!

Carmen Calvo ha obtenido el tacaño premio de consolación de presidir la Comisión de Igualdad, sea para lo que sirva eso, y de su liderazgo en la defensa de la identidad femenina, en el enfrentamiento con la pretensión de legalizar una supuesta “identidad de género”, no se volverá a hablar. Lo peor es que tampoco hablan sus seguidoras y fieles admiradoras. En el feminismo socialista se ha extendido un velo de silencio y oscuridad incomprensible. Y para remate ha sido excluida de la Ejecutiva del PSOE, sin que esta ausencia haya merecido apenas comentarios.

El desarrollo del Congreso es merecedor de esa expresión que repiten los medios de un “Congreso a la búlgara”, porque, según nos informaban, los congresos del Partido Comunista de Bulgaria se desarrollaban y concluían con el cien por cien de los apoyos a la dirección y sin crítica alguna. Cuentan los informadores que las pocas ponencias presentadas se leyeron sin merecer ni pregunta ni comentario alguno, de tal modo que se aprobaron sin votaciones.

Hay que añadir el éxito de la operación de “unificación” del Partido, con la asistencia y el apoyo que han prestado a Sánchez los veteranos Felipe González, Joaquín Leguina, Joaquín Almunia y José Luís Rodríguez Zapatero. Todos los barones territoriales se han sumado a esa aprobación y aplauso, después de que durante años varios de ellos se mostraran públicamente hostiles e irreconciliables con Sánchez.

¿Y qué decir de esa pomposa afirmación del Presidente, que ha llenado los titulares de prensa, de declarar el partido socialdemócrata? No es que fuese una sorpresa ya que el PSOE está inscrito en la Internacional Socialista desde hace mucho tiempo y presume de seguir el camino de los partidos que han gobernado y aún influyen en el gobierno de varios países europeos. En definitiva Sánchez reafirma la aprobación del Congreso de 1979, de abandonar el marxismo, para sumarse a los partidos socialdemócratas europeos. Esta declaración pretende reafirmar su carácter progresista, contando con la ignorancia que aqueja a la sociedad española que ya no le va a reprochar que haya abandonado la ideología del PSOE que desde finales del siglo XIX y casi todo el XX se mostró republicano y revolucionario. Cuando abandonó el marxismo lo hizo también para olvidar hasta las mínimas transformaciones que requiere la estructura económica y política de España. Y tampoco el Congreso ha ratificado la necesidad de derogar la “ley mordaza”. El gobierno está cómodo con una herramienta que le permite perseguir las críticas y las manifestaciones en contra. Se ha convertido en el mejor aliado y administrador del capitalismo.

Lo que ha quedado claro es que la mujer fuerte del PSOE es Nadia Calviño, la funcionaria de la Unión Europea, puesta en el gobierno para cumplir las órdenes que emanan de esta. Los titulares de prensa remarcan que no se puede derogar la reforma laboral impuesta por el PP, porque para hacerlo hay que pedirle permiso a la Comisión Europea. Y nadie resalta que en cambio el PP no tuvo que pedirle permiso a esta para eliminar los derechos de los trabajadores, mientras que para restituirlos sí, a lo que se muestra contraria. Esta es la protección laboral y el carácter progresista de la UE.

En cambio, las enmiendas se multiplicaron en el tema del feminismo. Según me cuentan fuentes absolutamente fiables, la enmienda a la ley Trans se había aprobado mayoritariamente en todas las agrupaciones del partido antes del Congreso, y la Comisión se negó a introducirla y a discutirla. No sé cuál fue la reacción de las participantes ante un acto dictatorial de esta naturaleza, ni comprendo cómo se argumentó tal decisión. Desconcertada estoy ante el silencio y la sumisión de las que habían llevado a cabo durante tanto tiempo la campaña por corregir el proyecto de ley que se había aprobado en el Consejo de Ministros, cuando se les impidió presentarla y votarla ante el Congreso.

Al mismo tiempo, los medios afines, y las aduladoras de consuno, exaltan el triunfo del feminismo al haber aceptado el Congreso aprobar una ley de abolición de la prostitución, novedad que resaltó el propio Sánchez en la televisión. Pero la frase textual de la resolución dice: “Que se intentará aprobar”, y los comentaristas resaltan que necesita el consenso de Unidas Podemos, notoriamente regulacionista de la prostitución.

Como antecedente tenemos la sentencia del TS que acepta la sindicación de las prostitutas, a las que denomina “trabajadoras sexuales”, que “ejerzan por cuenta propia”, opción distinta del trabajo por cuenta ajena, que sería someterse al proxenetismo. Opción esta de momento inaceptable legalmente desde el momento en que el artículo 188 del Código Penal sigue considerándolo un delito.

En resumen, podemos asegurar que el feminismo ha sido derrotado en el 40º Congreso del Partido Socialista Obrero Español. Que no tiene mucho de obrero en los últimos cincuenta años y que hoy no tiene nada de feminista.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Lidia Flacón

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