Con lo del actual CGPJ, nunca todo tan desmadrado - por Erasmo Quintana *

Ya en 2018, el portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó (PP), tras la designación de los vocales en el CGPJ, comentó muy exultante: “Ha sido una jugada estupenda”, que servirá al Partido Popular para controlar la Sala Segunda del Tribunal Supremo “desde atrás”. Tan expresiva afirmación la hizo en el Senado para mostrar su satisfacción y con ella abrió la caja de Pandora. Fruto de tal pacto, el presidente Manuel Marchena, se vió “obligado” a quedarse con su titularidad en la Sala Segunda del Supremo. Esta y no otra es la razón por la que Pablo Casado se niega a cumplir con el mandato de la Constitución que fija la obligación de abandonar la totalidad de los cargos en el máximo órgano de la Justicia, cumplido el plazo de cinco años, sin posibilidad de repetición. Con lo que está haciendo el PP, más de mil días los jueces en la ilegalidad constitucional, se dice a sí mismo: “Las leyes están para cumplirlas, si nos interesa, claro. Si no, se incumplen cuantas veces hagan falta.”

.

El órgano superior de la Justicia está compuesto por 20 jueces refrendados por el Rey. De éstos, 12 son nombrados por Jueces y Magistrados; 4 por el Congreso de los Diputados, y 4 por el Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros (diputados y senadores). La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico español, a la que están sujetos todos los poderes públicos y ciudadanos de España. “Tenían que haber abandonado sus cargos”, vengo oyendo en tertulias mediáticas alejadas del fanatismo de derecha y ultraderecha, y la rebeldía del presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, no les parece ni lógica ni natural durante estos más de mil días desobedeciendo la Ley, según manda la Constitución.

En las restantes, a ningún politólogo le he oído decir que  los jueces, si honradamente lo que prefieren es ser nombrados en su totalidad por ellos mismos, lo primero que deben hacer es proponer un cambio de la Carta Magna, conducente a esa aspiración. Mientras no se haya producido ese cambio, lo que deben hacer es respetar la Ley como todo hijo de vecino. Y otra declaración escandalosa del PP: “Tenemos el apoyo mayoritario del Poder Judicial.” ¡Qué cosas tan extrañas suceden ante nuestras propias narices!

¿Cómo? ¿el máximo órgano del poder judicial, es el primero en incumplirla? ¿Qué ejemplo es el que dan? Yo contravengo algo dispuesto en la ley y me meten en la cárcel de cabeza, incluso por temas que poca o ninguna trascendencia negativa tengan sobre terceros, no como es el caso de Lesmes, que su “estar fuera de la ley” repercute directamente sobre todos los españoles. ¿Cómo se atreve este magistrado metido a político a condenar a alguien que incumple la Ley, cuando él es el primero en no cumplirla? En España puede ocurrir de todo, mis amigos. Haciendo el caldo gordo a su correligionario Casado, continúa en su cargo de presidente del CGPJ más de mil días con una avilantez a prueba de bomba, porque además ello le supone un sueldo de 142.000 euros, o catorce pagas de 10.142.- euros por estar sentado, cuando toca. Aitor Esteban, portavoz en el Congreso de los Diputados por el PNV, ha dicho en fecha reciente que el CGPJ ejerce de Tercera Cámara, y que últimamente lo hace mucho. No le falta razón.

Este Consejo General del Poder Judicial ha venido en proponer recurrir a magistrados de la Sala Militar para abordar los casos de lo Contencioso-Administrativo ante el colapso que el Tribunal Supremo con seguridad sufrirá en los próximos meses. El bloqueo al que somete el  Partido Popula al Consejo, hace que su mandato, según la Constitución, lleve caducado casi tres años, y provocó  un movimiento en el Ejecutivo, el cual reformó y limitó las capacidades de nombrar nuevos cargos mientras el Consejo se encuentra “en funciones” por caducidad de los cinco años legales, evitando así decisiones antidemocráticas.

Con la situación de provisionalidad que padece el Tribunal Supremo, éste se encuentra falto de personal, pues entre fallecidos, jubilados, y que no se podrá nombrar nuevos magistrados hasta la renovación legal del Tribunal, sus plazas permanecerán vacías. Situación, pues, que afecta principalmente a la Sala de lo Contencioso-Administrativo, órgano encargado de los casos sobre los indultos del Procés por el Ejecutivo. Si conocemos algo la Justicia española, y la misma nos parece aberrante, imaginémonos la Justicia Militar. 

El desmadre que vemos en el mundo de la Justicia se extiende a otros ámbitos que tienen que ver con la vida de los ciudadanos. Presenciamos el debate parlamentario y el mismo no puede ser más deprimente. En cualquier nación democrática, la oposición está al lado del Ejecutivo en todos aquellos temas que tienen que ver con los intereses y el bienestar de todos, con los grandes temas de Estado. Aquí no, llegando a tanto Casado, que se va a Bruselas para poner nuestro país a caer de un burro. Es claro que lo hace con el partido que es de su cuerda, pero el sumo ridículo sigue siendo espantoso. La oposición de ultraderecha está siempre en clave franquista y nunca hace crítica constructiva; al mal llamado centro y la derecha todo se les va en provocación y el insulto tabernario.

Pena de país.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana