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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

El AMORCITO CORAZÓN de GARCINUÑO - por Cándido Quintana

Como si de una telenovela mexicana que bajo esa denominación existe o de una canción de Pedro Infante o de Los Panchos con el mismo título se tratara, el avezado actual concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife del Partido Popular, Carlos Garcinuño, en su ya conocido afán por defender, pisoteando la congruencia, la legalidad y el interés general, el especulador y aberrante adefesio del mamotreto, no duda en hasta calificarlo como “amotreto”, de forma ridícula pero en un claro signo de amor puro o interesado.

El AMORCITO CORAZÓN de GARCINUÑO - por Cándido Quintana, de la Plataforma  por el Derribo del Mamotreto y contra la Corrupción

 Como si de una telenovela mexicana que bajo esa denominación existe o de una canción de Pedro Infante o de Los Panchos con el mismo título se tratara, el avezado actual concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife del Partido Popular, Carlos Garcinuño, en su ya conocido afán por defender, pisoteando la congruencia, la legalidad y el interés general, el especulador y aberrante adefesio del mamotreto, no duda en hasta calificarlo como “amotreto”, de forma ridícula pero en un claro signo de amor puro o interesado. Menuda gilipollez el que un gobernante en su sano juicio profiera tales piropos hacia una deleznable mierda, ya juzgada y condenada, a no ser que se trate de ese otro aspecto del amor, el interesado, que ya sabemos que se hace presente con mucha frecuencia, mayormente entre la clase política y empresarial.

 No en vano el interés desmesurado lo puede todo o por lo menos lo intenta, y para controlarlo, si las medidas anticonceptivas de prevención que nos hemos dado no funcionan, como sucede en este caso, la Justicia debe actuar con urgencia y contundencia, para que este -parto tarado- finalmente no se haga realidad por “contranatura y altamente perjudicial”, aunque al otro lado ciertos empresarios y gobernantes mantengan un duro pulso, ya sea por hacer realidad su pelotazo o para salvar a condenados con sentencia firme. Da igual, el Interés General tiene que prevalecer, y este no está en lo que alegaba la también popular Cristina Tavío, en recuperar la millonaria inversión, desafortunada e interesada a todas luces, sino en que esta la sufraguen los culpables, ya condenados, además de los gastos de demolición, y que el espacio, ese enorme espacio de playa que han rapiñado y que aún sigue ocupando el mamotreto, se rescate de una vez para la Ciudadanía. Y es que rescatar este espacio para el Pueblo es integrarlo en el Dominio Público, como corresponde, porque para algo existe esta importante figura que algunos demonizan, ¡cómo no!, siempre de forma interesada según les convenga.

 Muchos artículos de opinión he escrito sobre el mamotreto, he perdido la cuenta, y en bastantes de ellos, desde hace ya muchos años, me he referido a la persecución a la que estaba siendo sometido El Chovito, y a otras situaciones similares o más graves que existían en la Isla que se venían dejando al margen o a las que no se les acuciaba tanto, como, por ejemplo, una piscina cercana al Poblado de un empresario, hoy multi-imputado, o al mamotreto. Pues bien, ahí tienen pruebas fehacientes de cómo de mal y de injustas funcionan las cosas por aquí, a pesar de que la Constitución dice que “todos somos guales ante la Ley”. La piscina, y ruego me perdonen si me equivoco, aún sigue operativa, y el mamotreto, de largo de mucha mayor gravedad y apéndice de una trama maquiavélicamente orquestada mundialmente conocida que ha dañado el nombre de Tenerife, también en pie y con apoyos de algunos gobernantes y hasta con declaraciones de amor del, nada más y nada menos, concejal responsable, Carlos Garcinuño. ¿Se puede tolerar esto en una País que se tacha de democrático? ¿Dónde están las igualdades que respalda nuestra Constitución? ¿Por qué el dinero o el poder deciden en casos tan flagrantes, incluso ya juzgados?

 Porque, aunque el alcalde Bermúdez hable hoy mismo otra vez de 400 o 60 metros cuadrados de invasión a efectos de una demolición parcial para cumplir la sentencia, que no podría hacerlo así por no existir planeamiento sino con el derribo total, el solar del mamotreto, y lo repito por enésima vez, antiguo Campo de Fútbol de San Andrés, era invadido prácticamente en su totalidad por el agua del mar y la Ley de Costas decía en el momento de su construcción, por cierto con nocturnidad y alevosía y corriendo porque ya había sido denunciado, que la -línea marítimo terrestre-, la que delimita el Dominio Público, “la marca el mar en su pleamar máxima o, si la supera, hasta donde alcanzan o hayan alcanzado las olas en los temporales mayores conocidos”. Esto me consta que lo saben perfectamente el alcalde Bermúdez, el concejal Garcinuño y el resto de concejales, y algunos de ellos han sido, como también lo he sido yo, hasta testigos directos de esas frecuentes invasiones, ¿por qué mienten o callan ahora? ¿No debería la Justicia actuar contra estos inadmisibles silencios y/o tergiversaciones de la verdad esgrimidas por representantes políticos en el poder?

 Muy difícil de tragar todo lo que viene sucediendo en torno al mamotreto y a Las Teresitas, todo muy asqueroso e intragable, aceptable si acaso no más allá de unos Carnavales y de un tema de murga, como magistralmente y acertado lo hicieron Los Singüangos en el 2008 con “Gorgorito y la playa encantada”, pero ahora estamos en la vida real y toca gobernar con la verdad, honestidad y congruencia. Ya está bien de manipular las cosas. Ya está bien de incumplir la legalidad desde lo público. Ya está bien de malgastar recursos públicos en sinvergüencerías como estas, cuando tantas carencias sociales existen y tantas familias lo están pasando mal. El mamotreto es una ruina en la que no procede gastar ni un solo euro más, y está interrumpiendo la visión que toda la vida ha existido de la Playa de Las Teresitas desde el Pueblo de San Andrés y desde su avenida. Que apechuguen sus responsables, pero por favor que desaparezca de ahí de una vez. Que se cumplan los deseos de los Ciudadanos de Santa Cruz de Tenerife, que en las encuestas a pie de playa y por Internet de la iniciativa -La playa que queremos- que realizó el propio Ayuntamiento, contestaron mayoritariamente que NO querían el mamotreto allí, ¡¡¡YA ESTÁ BIEN!!!

 © Cándido Quintana    

* En La casa de mi tía por gentileza de Cándido Quintana