Andalucía entre el absurdo, la empatía y el desencanto - por Nicolás Guerra Aguiar *

Parece que los andaluces lo tienen muy claro. Así, destaco un titular de granadadigital: “La campaña del 19J arranca con la incógnita de si el PP necesitará a VOX para gobernar”. Se da como cierto, pues, su casi arrollador triunfo.  

  Incluso el Centro de Investigaciones Sociológicas predice una amplia victoria del candidato pepero... sin mayoría absoluta. Y aunque obtuviera más señorías que el conjunto de la desconjuntada izquierda (hoy absurda y desatinada disparidad, egocéntrica y ombliguista) necesitaría el apoyo externo de VOX, inicialmente negacionista: si no hay vicepresidenta y consejeros voxianos e implantación de sus ideas / principios fundamentales, ni hablar del peluquín. (Es la “Visión de Estado”. Aunque tal vez sea muy limitada por la ubicación cara al sol.) 

  Los ppopulares, pues, se verían plácidamente forzados a ceder, como sucede por Castilla – León (la Patria exige sacrificios). A fin de cuentas son carne de su carne: es la llamada de la sangre, la genética, el hijo pródigo. No obstante, me planteo una pregunta: ¿renunciaría el señor Moreno a elementales principios éticos para dar cabida a desestabilizadores idearios? Castilla – León es un referente: ¿mostró “Ideas” (‘conocimiento puro, racional’)  García–Gallardo, vicepresidente de la comunidad, cuando en actitud chulesca, irrespetuosa y vejatoria se dirigió a una señora parlamentaria con manifiesta discapacidad física? En absoluto: su señoría dio a conocer obsesiones contrarias a sensibilidades, pensamientos...  

Subnormal - Antonio Cabrera de León

 (Por cierto: ¿tiene mínima solidez ideológica o suena a coña marinera el insultante engodo del candidato pepero cuando promete a los hospitales públicos andaluces -¡tras cuatro años de ppgobierno!- la instalación de wifi y televisión gratuita… mientras la Coordinadora Andaluza de Mareas Blancas sitúa a la comunidad entre las que tienen peores servicios sanitarios y “Continúa y se refuerza la privatización de la sanidad pública andaluza”?)

  No obstante, ¿por qué el PP, segundo en las elecciones anteriores (2018) con veintiséis diputados podría llegar cuatro años después a raspar los cincuenta? Sin entrar en explicaciones ya conocidas (torpe política con el Sáhara -salvo poderosísimas razones  desconocidas- desaparición de Ciudadanos, corruptela del PSOE andaluz, crisis social y económica, impactantes disparidades dentro del Gobierno, derechización o indiferencia social de nuevos votantes, arrolladores triunfos de la mediocridad en Madrid, furibundas campañas basadas algunas en mentiras, amnesia ciudadana o resignación ante corruptelas peperas…), parece que la exterioridad sensible domina sobremanera frente a razonamientos, argumentaciones, rigurosos planteamientos…  

  ¿Exterioridad sensible o sensiblera? El señor Moreno (“¡Por favor, llámame Juanma!”) muestra un rostro más sencillo por más teatral. Su serena sonrisa conecta sin problemas con la gente necesitada de distensiones y relajamientos ante los recortes en gastos familiares. Refleja naturalidad, sosiego, empatía… y seguridad, es el recién conocido que simula amistad de toda la vida. No hay agresividad o acidez en sus palabras, muy al contrario: es educado, prudente, recalca con habilidad un posicionamiento político (centro – derecha) ajeno a la tradición grosera, vulgar y agresiva del anterior presidente.

 Más: en los carteles electorales domina gráficamente el lema de su campaña (“Garantía de cambio”) y en la parte superior o inferior (pero siempre a la derecha  derecha) destaca que se trata del candidato del PP… andaluz, es decir, no impuesto desde Madrid.  (A ver: ¿quién no conoce a Juanma en Andalucía? ¿Quién no sabe que le “desagradaría” gobernar con VOX... pero su latido patriótico está dispuesto a aceptar “ayuda externa” de la ultraderecha?) 

  Con la primera persona del plural (“Tenemos unas ganas de comernos el mundo que no nos para nadie”) elimina el “yo” y demuestra que cuenta con los andaluces…: “Andalucía somos todos”, proclama. Y todos la gobernaremos. (Los suyos olvidan con facilidad robos, cárceles, malversaciones, sobornos, cohechos, prevaricaciones, cobros ilegales, mordidas millonarias, organización criminal, papeles de Bárcenas…)

 Muy complicado lo tiene el PSOE, gestor político de “Andasulía” desde las primeras elecciones autonómicas (1982): el 53% de los votos le significaron sesenta y seis parlamentarios frente a los diecisiete de Alianza Popular, el PP de hoy con niveles intelectuales muchísimo más bajos. (Por cierto: el PCE solo consiguió ocho.)

    Los psocialistas coparon el poder hasta 2019, cuarenta años: tres presidentes  y una presidenta (esta ganó las elecciones; pero PP, Ciudadanos y VOX pactaron). El desarrollo de casi toda Andalucía fue espectacular, lo vieron estos ojitos míos durante años (la visito desde 1977). Los avances en infraestructuras viarias son un ejemplo entre muchos: no solo conectaron las capitales de las provincias, sino que redujeron  trayectos por mí conocidos. Así, de tres horas y media pasamos a noventa minutos desde Granada a un municipio concreto…   

  Pero ya se sabe: el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente… si no hay pudor, honestidad. Y no hubo: los anteayer proletarios y ayer nuevos señoritos  de cortijos y finos cambiaron pisos por chalés, tabernas por restaurantes de lujo, utilitarios por Mercedes, chaquetas de pana por trajes a medida, veraneos en el pueblo por sofisticadas residencias… Y sustituyeron cajas de ahorro por bancas internacionales (a fin de cuentas ya se globalizaban decenas de millones, decenas). Las corrupciones políticas y éticas del PSOE andaluz y sectores de CC OO y UGT se infiltraron de tal manera que entre 2000 y 2009 -dicta la primera sentencia- el fraude ascendió a un total de seiscientos ochenta millones de euros.

  El señor Espadas (tres de cada diez votantes socialistas nada sabían de él) es el candidato del PSOE… impuesto por Madrid. Ninguna expectativa trasmiten sus palabras: ni tan siquiera su utopía de crear cien mil puestos de trabajo para jóvenes... Hace sospechar el predecible fracaso, la continuidad en la estéril oposición. Y es que por encima de todo aplasta, se impone el peso de la traición psocialista a los andaluces, fieles creyentes en ellos. Quizás muchos miles de los suyos se abstendrán por desencantos, frustraciones, pérdidas de fe, desengaños...

   Como sucederá con Podemos, Por Andalucía y Adelante Andalucía… ¿Qué pretenden mientras intentan devorarse unos a otros, ajenos a dramas sociales desde sus cargos y suculentas nóminas oficiales?  

   (Por cierto: el “tontopollas” usado por un psocialista contra el señor Feijóo es “mu granaíno”, me confirma José el portero. Equivale al canario “pollaboba”.)