El apoyo a la reaccionaria Iglesia - por Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista *

El Estado Español, en teoría es aconfesional pero en la practica, sigue siendo el de siempre y continua sometido a los poderes fácticos entre ellos el religioso, que sin ninguna oposición se despacha a gusto campando a sus anchas.

Lo han podido (y pueden) hacer, porque los gobiernos se lo han venido permitiendo. Incluidos los propios socialistas, donde hay muchas y muchos devotas/os que le hacen el juego apoyándoles con sumo gusto. Lógico si vemos como públicamente exteriorizan su fervor religioso, siendo de los casos más significativos el de la gran baronesa andaluza Susana Diaz, que se desvive por asistir a las procesiones y más si es escoltada por un estamento militar como es la legión, reaccionario y ultraconservador, con arreglo al sello que le imprimió su fundador el fascista general Millan Astray.

Viendo el comportamiento de la Iglesia y sobre todo el de sus más altos representantes como el arzobispo Cañizares, no se comprende la connivencia y complicidad de muchos jerarcas “socialistas”.

¿Por qué no se ha denunciado y derogado el Concordato con el Vaticano?. ¿Por qué se le sigue manteniendo a la Iglesia tantos privilegios y abusos económicos y el mantenimiento de colegios privados-concertados, con el ideario religioso incluido?. Y así un largo etc.

La Iglesia desde tiempos inmemoriales, le ha venido haciendo un gran daño al pueblo llano y sencillo que hipócritamente dice representar, estando más que demostrado todo lo contrario, pues haciéndole el juego a los poderosos lo ha tenido sometido. Sus campañas detractoras con manifestaciones incluidas en contra de las leyes del divorcio, aborto y  ahora sobre la eutanasia, han sido una constante durante muchos años. 

Esperemos que en algún momento con políticas sensibles de izquierda, se pueda librar la Sociedad del yugo que le ha venido imponiendo la Iglesia, con todo lo que de conservadurismo y atraso representa y suele llevar a la práctica.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Antonio Aguado Suárez