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sábado, 20 de abril de 2024 01:42h.

desde un socialismo internacional hacer frente a un neoliberalismo cada vez más dictatorial

La ausencia de un internacionalismo organizado está siendo terrible para la clase trabajadora - por Carlos Martínez

 

FRASE MARTÍNEZ

La ausencia de un internacionalismo organizado está siendo terrible para la clase trabajadora - por Carlos Martínez, politólogo, expresidente de Attac España y miembro actual de su Consejo Científico y secretario general del Partido Socialista (PSLF)

 

El mundo en el que vivimos no es el que nos cuentan las televisiones, las radios o los periódicos. Es peor. Además de que nos mienten y ocultan cual es la situación verdadera de la economía mundial, las estrategias geoeconómicas, militares y quienes de verdad son las grandes potencias. También sobre quienes realmente controlan la economía, así como la situación del capitalismo senil occidental y como los mercados mundiales se están comenzando a organizar al margen de las grandes estructuras de la globalización neoliberal dirigidas por los EEUU.

La Unión Europea es algo en decadencia convertido en un parque temático turístico y ligado colonialmente a los intereses económicos y miliares de Los EEUU, capitaneada por una Alemania que juega en Europa Unión con cartas marcadas, puesto que es una potencia industrial por tanto busca su propia geoestrategia mundial, tal y como cualquier estado serio debe hacer. Eso o ser vasallo de otros.

Las grandes multinacionales marcan la política en el occidente judeo-cristiano y los estados deben ejecutar sus políticas. El neoliberalismo de Europa y las potencias centrales es decir, las que afirman ser el primer mundo y/o su zona de influencia y creen ser las ricas,  o la “comunidad internacional” privatizan  y deciden que estas grandes corporaciones se adueñen de los bienes públicos, nos roban, despiden y rebajan los salarios o pretenden destruir todos los sistemas públicos de protección social en beneficio propio.

Estas grandes multinacionales que controlan la comunicación y las redes sociales, además imponen una dictadura política que solo permite elegir entre o bien el trumpismo y las extremas derechas o unas derechas civilizadas, liberales e incluso algo progresistas, pero sin pasarse. La izquierda de cambio social, la organización obrera, el socialismo están prohibidos en la realidad. Los tratados de la Unión y las constituciones “democráticas” comenzando por la española, declaran al socialismo (y digo el socialismo, es decir el reparto de la riqueza y no un quiosco profesional de liberados políticos) fuera de la ley y protegen por encima de todo, no el bien común, sino la propiedad. Al hablar de propiedad no me refiero a tener un piso o un apartamento en una playa masificada, sino a la propiedad de los medios de producción y de consumo y deciden quién va a ser pobre o no, quien tendrá futuro o no y quien tendrá trabajo o no. El trabajo ya no es un derecho, es, o bien una lotería o cada vez más una esclavitud, sino no se tiene acceso a las esferas de las privilegiadas y los privilegiados.

La clase obrera desde sus inicios organizados en el marxismo o en el internacionalismo libertario, siempre supo que su respuesta solo podía ser internacional pues el capitalismo del siglo XIX ya lo era y que cuando ese capitalismo entraba en crisis o competía por los mercados y las materias primas, se provocaba una guerra ya fuera local, regional o mundial. Pues bien esto sigue y por eso la crisis capitalista está generando un clima pre-bélico que Trump atizó, pero que Biden en este caso en nombre del liberalismo del momento, no le va a la zaga.

Las clases trabajadoras mundiales nos hemos convertido salvo excepciones, en clientes, consumidores, empleados y empleadas o simplemente esclavas y esclavos mansos de un poder del dinero cada vez mayor y tan solo contrapesado por otras potencias más fuertes y poderosas de lo que nos dicen (lideradas entre otras, por China) pero cuyos modelos no coinciden con la democracia y las aspiraciones de muchas personas y más alejadas de lo que parece de las tesis ecosocialistas de un mundo justo, limpio y diferente e igual.

Es por ello imprescindible pasar a la acción y la coordinación internacional. Para esto la llamada “Internacional Socialista” no nos sirve pues está demasiado ligada a los intereses de los EEUU o la UE y de la misma forman parte partidos de derechas e incluso en algún caso de extrema derecha, se llaman como se llamen. Desde posiciones populistas se están lanzando iniciativas con escaso éxito por ahora como la llamada Internacional Progresista y mientras importantes partidos de la izquierda internacional o no pertenecen a ellas o como mucho tienen el estatus de observador, como el PTE, el PSOL, el Laborismo británico o el DSA de los EEUU, un partido en pleno auge.

No se trata de una IV o de una V Internacional, las cosas ya se verán, se trata de converger y hacer converger a diferentes realidades ya existentes junto con movimientos sociales y organizaciones obreras o campesinas de lucha y desde un socialismo internacional hacer frente a un neoliberalismo cada vez más dictatorial que ejerce la dictadura de los mercados en contra de las clases trabajadoras y excluidas mundiales y las naciones y pueblos oprimidos. Es la única manera de defender nuestros derechos más elementales y salvar el planeta.  

  * La casa de mi tía agradece la gentileza de Carlos Martínez

CARLOS MARTÍNEZ PSLF

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