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viernes, 29 de marzo de 2024 06:55h.

Ante el batacazo económico o el capitalismo en crisis - por Carlos Martínez,

 

FRASE MARTÍNEZ

Ante el batacazo económico o el capitalismo en crisis - por Carlos Martínez, politólogo, secretario general del PSLF, miembro del Comité Científico de Attac *

 

Cuando un partido que se reclama de izquierda renuncia a hacer políticas de izquierda, ya no tiene sentido práctico más que para los adversarios del progreso social. Pablo Iglesias funda el PSOE, funda el partido obrero y el PSOE es durante décadas el único y tras la ruptura comunista, el principal partido obrero en España. Cuando de la mano de Felipe González y Alfonso Guerra el PSOE sufre una escisión que ellos encabezan, el objetivo es que deje de ser el partido obrero y que abandone su fidelidad republicana. De esa situación viene el miedo de la escisión del PSOE, reafirmo, llamada PSOE en la actualidad, a aplicar políticas claras no ya de izquierdas, sino de progreso. Como socialista, no voy a hablar de su socio gubernamental, a mí me preocupa la acción que se ejerce en nombre del “socialismo” y esa es nuestra responsabilidad como socialistas.

En primer lugar estamos ante la crisis económica mundial del capitalismo, que ya estaba en marcha y el coronavirus, solo la ha profundizado. Esto ya está más que explicado por economistas de casi todo el espectro ideológico. 

Con la pandemia y las duras medidas de confinamiento -que como no soy ni médico ni investigador virológico no voy a entrar en plan cuñado-, en el Reino de España se incrementa de forma dura también su crisis política. La derecha, al objeto de atacar a un gobierno con evidentes debilidades parlamentarias, trata de lanzar la idea de que la crisis es local y no es capitalista, ni fruto del desastre económico global, sino culpa de Pedro Sánchez, el cual se lo pone fácil con una extraña mezcla de cesarisimo autosuficiente y llamadas al pacto con las derechas, más que con quienes le apoyaron en la moción de censura, lo que le obliga a poner la otra mejilla y olvidar a “su gente”. Él verá, pero ojo, si fracasa lo pagará la clase trabajadora. De hecho es sabido que las derechas tienen en marcha una amplia y profunda operación de desestabilización, que en realidad encabezan los altos aparatos del estado y sus magistraturas más elevadas y coronadas, como ya hemos denunciado. 

Eso precisamente es lo que nos lleva a muchos a realizar críticas y propuestas alternativas al gobierno y exigirle valentía. Por defender a las clases populares y trabajadoras y exigir a quien dice gobernar por nosotros, porque él y sus socios son los que están en el gobierno. Dicen escuchar, pues veamos, porque lo que voy a escribir no solo es fruto de la reflexión del socialismo obrero independiente, que también, sino de muchas personas, asociaciones y sindicatos:

Si hemos de defender lo público y aupar lo público, las nacionalizaciones no son solo imprescindibles, son de sentido común y necesarias, comenzando por toda la sanidad, los cuidados, residencias y la industria farmacéutica, que se va a lucrar de millones de euros invertidos por el estado en investigaciones e investigadores públicos, de centros y universidades públicas y que por tanto deben ser de uso público e industria pública, porqué si hay alguien ganando billones a costa de nuestra salud y de forma oligopólica, son las farmacéuticas. 

Plantear que en 2021 esto va a ser como antes, no solo es incierto; es volver a repetir los errores que han favorecido está pandemia e invitar a la naturaleza a crear otras. No podemos volver a un modelo que destruye el planeta con miles de aviones, buques, vehículos privados, asfalto y ladrillo, destruyendo la tierra. Pero es que, además el miedo frenará tomar vuelos y hará imposible el turismo de masas tal y como ahora se concibe. 

Un estado no puede sostener su economía sobre el turismo, los bares y los apartamentos. Los bares, con todo respeto, siempre han sido fundamentales en nuestra cultura mediterránea pero si deben vivir de los alemanes, ya hemos pinchado en hueso. Me preocupa seriamente lo lerdos que son la mayoría de los presidentes autonómicos o incluso ministros pensando en el turismo y la hostelería para levantar la economía o la estupidez del gobierno andaluz hablando otra vez de potenciar el ladrillo y por supuesto las terrazas para turistas. No se han enterado de nada. Un gobierno de progreso debe pensar en aprovechar la situación para cambiar el modelo económico neoliberal impuesto por la eurocracia de Bruselas, que obligó al reino de España a dedicarse al turismo y el ladrillo y a actividades de poco valor añadido al objeto de que consumamos los productos industriales del centro-norte de Europa y, claro, al margen de sus designios, los de Asia preferentemente.

Un partido obrero en estos momentos debe explicar que la crisis capitalista mundial que atravesamos es más importante de lo que se dice y va a tener unas consecuencias muy graves y que, por tanto, se debe empoderar a las clases populares hacia las ideas del socialismo como única posibilidad de lograr el reparto, la justicia y enfrentarse a la mundialización de la pobreza.

Un partido obrero en lo concreto, y hoy en España, debe exigir la reindustrialización; que no solo no haya más deslocalizaciones sino nuevas implantaciones industriales. 

En estos momentos la soberanía alimentaria, no solo es una exigencia, es una emergencia. Se ha maltratado la agricultura y la ganadería al igual que a la pesca hasta límites histéricos de obediencia perruna a los eurócratas de la UE y a las multinacionales de la alimentación. Pero en cuanto al comercio de alimentos vegetales, resulta que donde más baratas son las frutas y verduras, no es en las grandes superficies, sino en los mercadillos. Hemos de exigir, reivindicar y promover más mercadillos. Así de simple. Es deci,r buscar nuevas alternativas de consumo que acerquen la producción al consumo. Claro cuando un gobierno o los ministerios más importantes los controlan los “TECOS” un alto cuerpo muy elitista de la administración del estado que por razón de clase y estatus nunca han comprado sandías en un mercadillo, pasa lo que pasa y se hacen los planes que se hacen, pero sobre todo se ignora que hay miseria y un serio riesgo de hambre. También incluso en esto se nota cuando hablamos del partido obrero.

Por ejemplo un partido obrero, el que Pablo Iglesias fundó y en el que por cierto desde sus inicios había médicos o catedráticos, sabría que hoy la principal preocupación de las personas es que desean que quien les cura les atienda con eficacia y desde el servicio público, no el negocio; tener salario ya sea del trabajo o de rentas públicas sociales y no pasar hambre. Porque en muchos barrios y pueblos la necesidad extrema ha vuelto a reaparecer. Las clases populares no tienen otro amparo y protección que el estado con sanidad pública y universal, educación y pensiones para todas y todos; pan, trabajo y techo garantizado, que dicho sea de paso son una avanzada hacía el socialismo. De ahí los furibundos ataques de la derecha trumpista española y sus planes golpistas.

¿Las derechas qué dicen? Que hay que volver a lo de antes del confinamiento añadiendo, hay que dejar de pagar impuestos para que se cree empleo y despido libre, es decir una vuelta de tuerca con las “soluciones” de 2008. Pero nada sobre la deuda, nada de los derechos del Trabajo. Nada con respecto a la grave crisis política que es la crisis del desprestigio de la monarquía, aunque en esto les acompaña al menos la cúpula del PSOE y más.

Si algo ha demostrado esta crisis es que sin clase trabajadora no hay sociedad, no hay alimentos, nadie te cura, nadie lleva las patatas a las tiendas ni el paracetamol a las farmacias, ni nadie fabrica mascarillas ni descarga aviones o barcos… Sin clase obrera no funciona nada. Por eso, para que no nos ninguneen a las clases trabajadoras, el partido obrero es necesario, pero independiente. Independiente de la banca, la patronal, los poderes del estado y la corona.

La crisis que está ya aquí. Puede haber millones de personas paradas, bajadas salariales, de pensiones, incremento abismal de la desigualdad y mucha más pobreza. De ser conducida la crisis según la reglas de mercado, vamos a sufrir mucho.

Por tanto pagar la deuda es un terrible entorpecimiento de las políticas sociales y la lucha contra la desigualdad, además es imposible. La banca pública, nacionalizada debe existir, de hecho, nacionalizando BANKIA y fusionándola con el ICO, ya la tenemos. De esta forma, apoyar a autónomos, cooperativas, pequeños agricultores y a la industria. En estos momentos los avales del ICO los bancos no los conceden o exigen garantías y compensaciones, lo cual es incluso lógico pues el dinero lo ponen ellos. Encima se prima a las grandes empresas.

La política de intervención económica del estado debe imponerse y de una vez, esto también es imprescindible. Quien no tiene claro que el estado debe controlar la economía no es socialista, es libera, y es legítimo ser liberal, pero no usurpando unas siglas que no lo son y además atreverse a penalizar duramente a los defraudadores que se amparan en los paraísos fiscales y suprimir las SICAV. Sabemos que estas propuestas al PP le parecen delictivas y “anticonstitucionales “y está dispuesto a todo para evitarlas, pero a las ministras “TECO” les dan el mismo pánico que a las derechas.

Por eso en esta crisis internacional hemos de coordinarnos con muchas fuerzas obreras del estado y del mundo. Ante una crisis internacional debe haber respuestas internacionales también, pero desde el socialismo y las organizaciones obreras. Pablo Iglesias y el PSOE de la época eran profundamente internacionalistas. Esto nos lleva a tener que pensar que solo Europa no es la solución, máxime cuando la UE es el enfermo del mundo gracias al fracaso de sus políticas neoliberales y sus nacionalismos burgueses reaccionarios, tornados en instrumentos de Trump.

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Carlos Martínez

CARLOS MARTÍNEZ PSLF

MANCHETA 21