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miércoles, 24 de abril de 2024 15:02h.

Bionacionalismo: mentiras nuevas - por Álvaro Felipe Hernández

 

ÁLVARO FELIPELa Termodinámica y el calor tienen en común lo mismo que la política y Coalición canaria: mientras que el calor es la forma más degradada de la energía, Coalición Canaria lo es de la política, por eso debe debe existir alguna constante universal que explique "lo nuestro" más allá del masoquismo o la maldición bíblica. Los que ahora se autodenominan Bionacionalistas llevan ejerciendo de medianeros oficiales del poder económico, nuestro IBEX35 con sabor a canariedad, desde hace tres décadas, a veces de modo exclusivo y en ocasiones con efímeros concubinatos con el PSOE o el PP, compartiendo mesa, mantel y secretos de alcoba, pero siempre controlando el gobierno.

Bionacionalismo: mentiras nuevas - por Álvaro Felipe Hernández *

Andrés Rábago García, más conocido por sus seudónimos OPS y El Roto, tuvo la generosidad de regalarnos una viñeta en la que una masa de manifestantes desilusionados se agolpaba tras una pancarta con el texto “Queremos mentiras nuevas”.

Pero no hace falta que la masa pida mentiras nuevas: los medianeros del poder económicos se ven obligados cada cierto tiempo a cambiar su catálogo de mentiras, cuidando mucho el fondo de armario porque repetir una mentira, cuando fue el sustento de una promesa incumplida, tiene el problema de que se recuerda con suma facilidad. 

La Termodinámica y el calor tienen en común lo mismo que la política y Coalición canaria: mientras que el calor es la forma más degradada de la energía, Coalición Canaria lo es de la política, por eso debe debe existir alguna constante universal que explique "lo nuestro" más allá del masoquismo o la maldición bíblica. Los que ahora se autodenominan Bionacionalistas llevan ejerciendo de medianeros oficiales del poder económico, nuestro IBEX35 con sabor a canariedad, desde hace tres décadas, a veces de modo exclusivo y en ocasiones con efímeros concubinatos con el PSOE o el PP, compartiendo mesa, mantel y secretos de alcoba, pero siempre controlando el gobierno. Lo malo es que para poder mantenerse en el poder necesitan un tejido clientelar basado en los pesebres, que termina reproduciéndose en las administraciones públicas, y un mensaje basado en la exaltación de la canariedad tras el que intentan ocultar, con poco éxito, que sólo es pura demagogia y chauvinismo. Contra todo pronóstico este mecanismo es suficiente para ocultar el resultado de su gestión y crear y alimentar la posverdad con la ayuda de los medios de propaganda comunicación del régimen.  Lo malo es que este nivel de degradación de la política sólo se puede alcanzar con una sociedad inculta hasta la médula, con un pueblo que se arroja en masa al carnaval, a los partidos del Tete y a las romerías, ávidos de circo, incapacitados para ver la realidad e incapaces de echarse a la calle para reconducir su futuro.

Treinta años son muchos años para cambiar de mentiras, de promesas incumplidas, sin que alguna se termine repitiendo, porque los hechos son los hechos: Canarias, con sus competencias autonómicas asumidas y gestionadas por los medianeros, se ha ubicado en la cola de los indicadores de calidad de Sanidad, Educación y Empleo, pese a tener un PIB anual de 42.317 Millones de Euros en 2015, por arriba de la media de las CC.AA. del estado. La paradoja es que quedamos en la octava posición, pero en el PIB per cápita anual, descendemos a la decimotercera posición. La situación trae causa y a su vez es efecto de un desigual reparto de la riqueza, a lo que contribuyen instrumentos perversos como la RIC y el REA, creados a medida de nuestro IBEX35 local. La Ley del Suelo es la última trapisonda de los medianeros, la última ignominia de la política basada en el clientelismo y en los pesebres, blindada con una Ley Electoral que favorece descaradamente la confusión entre la política y los negocios.

Para mantener funcionando la maquinaria necesitan mentiras nuevas y el  bionacionalismo es la primera que se les ha ocurrido.  Tras abrazar la nueva consigna como su razón -hasta no hace mucho ser canario era su razón-, el siguiente paso podría ser crear la Fundación Observatorio del Bionacionalismo, al estilo de la Fundación Observatorio Ambiental del Puerto de Granadilla, que en su página Web no explica cuánto nos ha costado desde 2008 ese pequeño pesebre ni la necesidad de cambiar sus estatutos.  Luego podría venir un observatorio del suelo, otra fundación pública que se pondría en marcha junto con la Ley del Suelo de Clavijo. Sería otra inmobiliaria, pero suena guay. La nueva mentira ya está en marcha.

* En La casa de mi tía por gentileza de Álvaro Felipe

ÁLVARO FELIPE