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martes, 16 de abril de 2024 13:57h.

Qué buenos somos en Navidad - por Erasmo Quintana

 

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Qué buenos somos en Navidad - por Erasmo Quintana *

Antes de entrar en harina o en materia, como ustedes mis amigos prefieran, quiero referirme a lo de Tabarnia para, si se me permite, aconsejar que no se frivolice demasiado con esa iniciativa de segregarse Barcelona y Tarragona de la nación catalana. Llevan razón quienes la promueven por una injusta ley electoral que da validez a los votos imperfectos. En nuestro sistema, por mor del equilibrio de las zonas periféricas con la gran ciudad el voto no es igual, no tiene el mismo valor en todo el territorio; el deseo ciudadano vale mucho menos que el rural. Es el mismo desequilibrio que padecemos aquí en Canarias. El sufragio de las islas capitalinas vale muchísimo menos que el de las islas mal llamadas menores, con el argumento peregrino de que así aquéllas están igualmente representadas, creyendo que sus intereses serán mejor atendidos. Todo, una falacia, pues mal debe estar la política (y los políticos) que para defender las demandas de ciento cincuenta ciudadanos -pongo por caso- haya que tener un diputado de esa Isla en el Parlamento. Mejor pensemos en que el sistema garantiza que el nacionalinsularismo tinerfeño siga gobernando con menos apoyo ciudadano a perpetuidad. Pero dejémoslo así porque esto merece un tratado aparte.

El tiempo de Navidad transforma mejorando a las personas. Caracteres de natural adustos e intransigentes, por arte de magia en esa fecha se vuelven más humanos y cercanos, más atentos y desprendidos, y es un gusto lo encantadores que se ponen con sus semejantes, conocidos o no. Da lo mismo. Esa felicidad que los inunda quieren compartirla con el otro sin reservas. Pasadas las fechas, en cuanto rascamos un poco aparece en ellos una punta de altanería y soberbia que los llevan a pensar que son superiores en todo al otro. Ahora, con las nuevas tecnologías (Facebook, WhatsApp, chats) esos mensajes llenos de buenos deseos suenan a poco o nada impostados, enhebrados letra a letra digitalmente. Van cargados de sinceridad, porque algunos incluso lo aprovechan para aliviar frustraciones personales con algún que otro insulto. Pero, como digo, hay sinceridad en ellos.

Así, algo de lo recogido en mi móvil: H, que se ha propuesto perder kilos, participó en la Maratón de Agaete, y  está contento porque lo suyo era llegar a la meta. Pues sí –le contesto- lo importante es participar. Y una manera eficaz de conocerte a ti mismo.- A una antigua conocida: Muchas felicidades en estas Fiestas Navideñas es mi deseo, O. Que el año 2018 que nos viene pisando los talones sea de prosperidad y de mucha salud para ti y los tuyos.-  J. hace una reflexión personal en la que se duele de que nadie de sus amistades se hayan dignado visitarlo después de una intervención de cataratas. Recuerda que vive solo, muy positivo para su mentalidad, pero que en estas circunstancias le falta calor humano. Lo hace como un desahogo, y porque en las redes sociales existe de todo. Caramba, J, -le explico- no sabía de tu intervención de cataratas. Una dolencia por demás natural cuando traspasamos la sesentena. Yo mismo, sin ir más lejos, las tengo incipientes en ambos ojos. Sé que no es consuelo para ti, pero el mal compartido tocamos a menos. A lo que me contesta: Yo aún no he llegado a los sesenta. Me queda otro ojo… -A mí me faltan varios años largos –terció M- para llegar a los sesenta y me operaron de cataratas en los dos este año. Tienen razón –es mi respuesta- J y M. Tal vez llevo muy al extremo relacionar la edad con los problemas de salud. A ello tal vez me haya llevado mi experiencia personal, pues frisando los sesenta me empezaron los problemas con distintas patologías, siendo la última la que más preocupado me tiene: la válvula coronaria calcificada, por lo que estoy en lista de espera desde hace medio año, pasándolo mal por el malestar y porque pienso -con la incómoda incertidumbre- que esas listas son campeonas de España por el tiempo de espera.

Desde Bolivia recibo un mensaje de una amiga que frecuenta nuestra casa. Buenos días, E, -reza- deseo con todo corazón que usted y su familia estén bien. Les envío mis mejores deseos para este año nuevo, un abrazo muy fuerte, y para la Sra. M un abrazo y un beso. Dios los bendiga. El amigo A me manda un vídeo espectacular de la maravillosa Naturaleza que aún podemos disfrutar, pero que está en evidente peligro de que entre todos la extingamos, acompañando a las bellísimas imágenes la voz incomparable de Louis Armstrong con su Un mundo maravilloso. Maravilloso documental –fue mi respuesta- para desearnos un buen año en el que haya más sensibilidad para la precariedad de nuestros hermanos más cercanos y a todo el género humano sediento de justicia. Que disfrutes con los tuyos la despedida de este aciago año y la llegada de 2018 más bondadoso y lleno de salud. Lo mismo para ti –contesta- querido E y los tuyos.

pensiones irpf el juevesAnte la campaña de recogida de firmas para anular el IRPF a los pensionistas, en la que muestran su indignación por el abuso de este Gobierno, permitiendo que todo se encarezca por encima del 2%, mientras mantiene la subida anual de las pensiones en el 0,25%, es un insulto –dicen- a la dignidad de los jubilados. Las pensiones no son un rendimiento del trabajo; ya fueron sometidas al impuesto IRPF durante la vida laboral, por lo que se hace necesario corregir esta injusticia. Los jubilados están pagando a Hacienda por dicho motivo dos veces. En seis meses –afirman- se han conseguido más de 200.000 firmas dirigidas al Parlamento Español y al Parlamento Europeo con la consigna: Anular el IRPF a los pensionistas. Como la realidad de Montoro es la que es, yo he tuiteado mi particular reflexión: Al afán recaudatorio del ministro Montoro esta injusticia le viene que ni les cuento. Nos está lavando el cerebro, metiendo el miedo en el cuerpo con la viabilidad o no de las actuales pensiones (nos viene a decir que es un milagro que se sigan cobrando), para justificar el disparatado abuso que está haciendo con las clases pasivas. Total, que encima le tenemos que estar (al Gobierno y a él) muy muy agradecidos.

montoro

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana

ERASMO QUINTANA RESEÑA