Del caganer al choricer - por Ramón Afonso *

Si el caganer, popular imagen de los belenes catalanes con su barretina y su faja, representa al personaje típico que fertiliza con sus heces las tierras de allende el Ebro, el choricer canario simboliza a esos figurones de nuestra tierra que no dudan en arramblar, para su propio beneficio, con todo lo que trancan y más. 

Siempre nos habíamos preguntado por qué este personaje tan nuestro no había alcanzado el mismo nivel simbólico que el caganer catalán, pero esta novedosa figura que hemos descubierto en el belén del Parlamento Autonómico –ciertamente no se encontraría mejor lugar– es la representación fiel de una de las aficiones más extendidas entre la clase empresarial y política canaria: el choriceo. Este choricer nuestro, al contrario que el resto de las honestas profesiones representadas en el portal, no hace ascos a nada con tal de sacar tajada personal. Y si de obra pública se trata, su apetito y voracidad no tienen límites. Con los recientemente descubiertos chanchullos bancarios en el Cabildo tinerfeño (veinte millones de euros perdidos, hasta ahora, en una “arriesgada” y especulativa operación con productos financieros tóxicos, los swaps), el choricer canario adquiere un inusitado protagonismo en nuestro dinámico mercado del latrocinio. 

Ahí lo tienen, vestido de mago, mofletudo y con bigotito lápiz, tiene pinta de bonachón, ¿verdad?; pero no se lleven a engaño. Choriceos como el puerto de Granadilla, los trenes, el Catálogo de Especies Protegidas, los fraudulentos PGO´s, el mamotreto o el caso las Teresitas, los vertidos incontrolados al mar y al acuífero, los recortes sociales, la RIC y ahora los swaps… son obras de este agente patógeno, tan bien representado por el personaje del belén del Parlamento: Nuestro afamado choricer. ¿A quién se les parece?

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Ramón Afonso