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martes, 16 de abril de 2024 13:57h.

Canarias nunca estuvo en el mapa de España y menos en las decisiones de ésta - por Isidro Santana León


La han intentado poner en sus aledaños, primero junto a las Baleares y más tarde junto al Cabo de San Vicente pero, como ve, señor presidente, ni geográfica, ni política, ni social, ni culturalmente se pueden unir porque los intereses y el progreso de nuestra nación se contraponen y van por otros derroteros que los de la metrópoli.

Canarias nunca estuvo en el mapa de España y menos en las decisiones de ésta - por Isidro Santana León

La han intentado poner en sus aledaños, primero junto a las Baleares y más tarde junto al Cabo de San Vicente pero, como ve, señor presidente, ni geográfica, ni política, ni social, ni culturalmente se pueden unir porque los intereses y el progreso de nuestra nación se contraponen y van por otros derroteros que los de la metrópoli.

En lo que a mí se refiere, como nativo de este archipiélago, independentista por conciencia y por decoro, estoy harto de que haga usted tanto pronóstico y diagnóstico de lo que puede suceder con el pueblo canario, por culpa de la política colonialista de todos los gobiernos que pasan por la metrópoli atropellando y despreciando a nuestra patria, y totalmente desesperanzado por su ineptitud y cobardía para levantarse ante semejante agresión y ponerle de una vez solución a la misma.

Ya está bien, hombre, y no le digo que mire para Cataluña, ya que para donde debe mirar es para Canarias, pero, hágalo, al menos como comparación, y se dará cuenta de que a nosotros sí que no nos queda otra salida que la independencia: nos vaya bien o mal la economía, se haga España republicana o no, porque lo que está en juego es nuestro futuro y nuestra existencia como pueblo.

La mal llamada crisis, o esta mamanza compulsiva del capitalismo, es coyuntural, al contrario que la situación colonial de nuestra nación que es estructuralmente secular. Si usted no quiere o no le gusta que le llame esbirro –a mí me gustaría que el presidente de mi nación fuera un hombre brioso– pues no se comporte como tal y menos aparente ser lo que no es. Ya son muchos los amagos de luchas contra la metrópoli, pero ninguna con empeño y decisión: en casi todas las mañas emprendidas se deja caer por miedo al rival o éste le consuela con cuatro perras, mientras nos saquean colosales cantidades de capital de lo que produce y genera Canarias. ¡

Mire, le juro que no tengo nada contra su persona, pero cualquier día que lo atrinque en una rueda de prensa le lanzaré una alpargata!, de esas que ya empezamos, irremediablemente, a usar la mayoría de este pueblo inmerso en la mendicidad hasta moral.

¡No pague, coño!, opóngase a esta usura y abuso medievalista, impida usted que la metrópoli nos robe impunemente… ¿no dice que ha sido elegido para defender los intereses de Canarias y de los canarios? Pues no se ve, señor presidente, con tanto ladrido inocuo, sin quererlo, voy a escribir un libro sobre su pésima y cobarde gestión perruna al frente de la colonia.

A ver si aparece en los medios por algún acto heroico, rebelde, y no por tanto lamento y resignación. Ya casi parezco su asesor político, pues el que tiene a su vera debe tener los huevos blancos de tanto esconderse ante los atropellos españolistas, que podemos comprobar son bastante candentes. Cobrar si que cobran todos, me imagino, y de quitarse prebendas, comodidades y emolumentos, nadita. ¡Qué más da lo que diga el Consejo Económico y Social respecto a la situación de los canarios!

Si lo que persiguen con ello es conmover y sensibilizar a la depredadora metrópoli, va mal encaminado, tal conclusión es considerada un mero estudio estadístico más, de un órgano colonial que, efectivamente, no soluciona el problema de hambre, marginación y ya de pauperismo, en que se sume la gente de nuestro archipiélago. Precisamos de acciones contundentes, porque los estómagos de los niños, las enfermedades de los viejos, la precariedad educacional, la marginalidad, la conflictividad social, la sensación de incertidumbre y el sufrimiento en general, no se resuelven sólo a través de un detallado estudio sociológico, sino de agallas y convencimiento para revertir esta putrefacta situación colonial que no pasa por otra vía que no sea la de la independencia y el logro de la soberanía nacional de Canarias.

Se acabaron las radiografías y los diagnósticos, opere de una jodida vez que, para más premura se lo está pidiendo clamorosamente el enfermo. No se excuse ni se escude conque solo no puede hacer nada porque el pueblo no tiene conciencia nacional, conociendo que ésta la ha desvirtuado, aletargado, desvalorizado y difuminado su gobierno, durante los treinta años que lleva en el puente de mando, suplantándola con el folclorismo más ramplón y otras producciones y exhibiciones vergonzantes, sólo aptas para necios y demás seseras macilentas. Sí, para eso, su gobierno y cooperadores del mismo, han utilizado las televisiones, radios, prensas y demás aparatos dispuestos para la aniquilación intelectual –para el semejante etnocidio conquistado y hasta consumado–, y no para impartir cultura ni conciencia nacional a nuestro pueblo, sino, además, para fines publicitarios de los partidos y para enchufar a sus amigotes.

Le advierto que para lo que sirve el Canal llamado Canario, que queda operativo –igual que todos los grandes medios de inoculación, útiles para más castración mental, ignorantación y atoletamiento del vulgo– ciérrelo, por ser también una dilapidación del erario, una estafa y un artificio anticultural y envilecedor. ¡Qué sabe usted si está solo, presidente!, ¡inténtelo!: cuando la manifestación contra las prospecciones se demostró que el pueblo está más dispuesto a la lucha que el gobierno y, en consecuencia, enseguida rizan la vela porque temen a navegar con mucho viento. No Obstante, como pasos previos a la independencia y como contestación al abuso colonialista español, tiene en sus manos las armas más contundentes de una colonia, pero que tiene miedo de usar. Le he demostrado que los asuntos de colonialismo no se solucionan mediante diálogos con la metrópoli (ya ve con el desprecio que tratan a nuestra nación los tribunales españoles y europeos), sino que hay que ponerlos en conocimiento y arbitrio de las Naciones unidas, no mediante carta, como ya lo intentaron para simular rebeldía, sino haciendo presencia en su sede y dejándose notar ante el mundo, con mucho ruido y mucho viento, como representantes de Canarias para su problema colonial.

Empiece usted el litigio exigiéndole a España las competencias de puertos y aeropuertos y una entidad fiscal propia, para que todos los dineros que se generan en esos sectores se queden en nuestra patria. Que paguen en nuestro fisco todas las empresas transnacionales que aquí operan; que reduzcan instalaciones militares, Delegación y Subdelegación del Gobierno, desmantelamiento de la Capitanía General y del Gobierno Militar… no pagar impuestos de RENFE ni almojarifazgo para engordar Coronas y parásitos; que paguen al fisco todo barco que faene dentro de nuestro mar –competencia que dijo usted adquirir Canarias con el gobierno del PSOE. No queremos subvenciones para la desalación del agua, queremos que todo el dinero que se genera en Canarias se quede en ella. No queremos nada de España, nos la podemos componer solos o, mejor dicho, sin ser colonia de nadie. Casualmente, las únicas competencias que transfiere la metrópoli a la colonia son las deficitarias: Justicia, Sanidad, Educación –deficitarias en el sentido de que no generan plusvalías– pero se niega a cedernos las generadoras de capital –puertos y aeropuertos– con las que podemos cubrir perfectamente las de índole social, cultural y sanitaria. Las cuentas salen, y con un grandioso porcentaje a favor de Canarias.

Lo que ocurre es que hay que pelearlas con contundencia y no con lamentaciones, ya que nuestras posibilidades son reales, objetivas. Relacionado con el recibo del agua que quieren incrementar sustancialmente, en los años de lluvias abundantes se han desviados esos caudales para el abasto en general, existiendo un ingente ahorro en la desalación y ése no se ha traducido en la rebaja del precio del agua a los usuarios. Al ser una necesidad imperiosa, vital para las islas, ¿por qué no se pone en funcionamiento el proyecto que le escuché a Paquita Luengo y que persigue la autosuficiencia energética de Canarias? ¿Es que Belicoso Soria se opone frontalmente a esta infraestructura y ahora quiere quedar bien en el asunto de la subvención a la desalación, instando al ministro Arias Cañete para que suelte alguna limosna para el conflicto?

Lo que le repruebo a Paulino Rivero es que se fuera a sacar la foto, primero junto al Borbón y después junto al resto de las comunidades del Reino, manipulación a la que se ha prestado para que los mercados vean que todo en España va bien… ¡hipócrita!, si el asunto es como es, no tenía que haber asistido a la metrópoli a comprar humo y de paso a lavarle la cara al fascismo español. España nos hunde, los canarios no tenemos por qué pagar los desmanes de sus políticos y de sus banqueros.

No le debemos nada a nadie, de Canarias se han llevado ilegalmente lo indecible, ante la indiferencia e indolencia de nuestros gobernantes y a espaldas del pueblo. Queremos vivir en paz, repartir las riquezas entre nuestro pueblo y hacer una nación próspera y digna.

No queremos enemistad con ningún pueblo del mundo, ni con el español, y tan sólo exigimos nuestro legítimo derecho a la independencia, con Paulino o sin Paulino, le guste a España o no le guste. Canarias no se la ganó España en un billete de lotería de navidad, la ha invadido por la fuerza y así ha continuado hasta la actualidad. La deuda histórica la tiene con nosotros, con los canarios, motivo por el que nos oponemos a pagar la usura ocasionada por los dislates de España y por lo que, antes que nada, exigimos la independencia como única solución al colonialismo español que nos subyuga.