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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Carrera de corazones - por Ana de los Santos

 

FRASE ANA DE LOS SANTOS

Carrera de corazones - por Ana de los Santos

DIBUJO SUSANA

Al principio de mis estaciones, desde donde inventaba la vida y sus realidades, las victorias y sus fracasos, los sueños y sus desilusiones, las ventanas de mi percepción se cerraron y gruesas cortinas las cubrieron.

 Como resultado a la vida no la vivía apenas la imaginaba. De esta manera, a tientas, se desarrollaron ante mí estaciones inagotables de errores y repeticiones.

 Hasta que un día exclamé:

- ¿Si derrumbo estas cortinas...? ¡Al menos conoceré las dimensiones de la ventana!

 No bien el pesado cortinaje cayó, el polvo devoró el poco aire que tenía para respirar. Vivía sofocada, en una especie de cómodo letargo. Las horas continuaban sucediéndose sin ninguna novedad, cuando en lo alto de una noche me dije a mí misma:

 - ¿Y si abro las ventanas...? ¡Creo que necesito aire para respirar!

Desplegué - no sin cierta duda y temor - sus dos alas dejando al furor del viento golpear con sus brazos de brisa las persianas una y otra vez, logrando que pequeños ojos de luz me miraran desde afuera. Yo me animé a hacer lo mismo, desde mi estatura miraba a través de ellos a la radiancia del día.

 Esta actitud se transformó en mí en un hecho cotidiano. Finalmente, de tanto atisbar apoyada en la persiana, esta cedió y caí sobre ella desparramada sobre la vereda seguida de un gran alboroto. El sol me bañó íntegra, la tierra se adueñó de mi boca y de las palmas de mis manos abiertas. Mis rodillas se doblaron y al caer rompieron el silencio de esa hora.

 Ahí estaba mi alma, desnuda frente a la vida, sin nada en que apoyarme, ni donde esconder mi confusión. Me dí vuelta y vi "mi pasado", lo que había sido todo para mí.

 Libre de sus muros y de su opresión para bienvenir a la luz. Un inesperado abrazo de renacimiento nacido en mi interior, me ayudó a levantarme. Mis viejos hábitos desaparecían para dejar lugar al entendimiento y a su constante respuesta.

En ese estado de liviandad comencé a volar alejándome con la mayor prisa de ese encierro que me mantuvo helada e inerte, ignorante y temerosa, infinitas vidas.

 La ventura de la risa se transformó en mi fiel compañera y sobre mi frente un punto de luz despertó iluminando mi cielo interior.

Ahora la necesidad de conocer este paraíso infinito llena el espacio que me rodea, esa sed de alcanzarlo, por ser la única y la más codiciada... me desvela.

Probablemente el tiempo de vida que me resta sea corto y el viaje más largo aún. Quizás voy demasiado lenta y la vida corre veloz dentro mío. ¿Quién sabe el misterio que guardan nuestras almas...?

 A lo mejor no llegue tan rápido como quisiera, pero lo voy a seguir intentando hasta el último crepúsculo que pueda pintar en mi loca carrera de disolverme en su centro.

Mi sitio web: https://sites.google.com/site/susanaamayaobras/home

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Ana de los Santos

susana de los santos

mancheta 34