Buscar
viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

Che Rajoy - por Rafa Dorta


"Una gran revolución acaba de comenzar y su misterioso líder no está entre los integrantes del movimiento 15-M, ni tampoco en Democracia Real Ya."

Che Rajoy - por Rafa Dorta

Una gran revolución acaba de comenzar y su misterioso líder no está entre los integrantes del movimiento 15-M, ni tampoco en Democracia Real Ya. No encontraremos a verdaderos guerrilleros en la marcha minera y ningún agente revolucionario secreto se infiltrará en alguna de las organizaciones ciudadanas en activo, como la estimulante y dinámica Stop Desahucios. No hay partidarios de la revuelta social escondidos tras las masivas protestas de los empleados públicos. Las próximas huelgas generales certificarán un pronosticable aumento de colectivos indignados pero no se producirá el inesperado asalto al poder político y la militancia pacífica será incapaz de constituirse por si misma en una alternativa al poder en forma de democracia  asamblearia plantando cara al nuevo modelo. Los protagonistas del cambio no propagarán el virus de la revolución desde un blog, ni siquiera viven en el mundo sindical.

Ningún desempleado anónimo aspira a ponerse la gorra revolucionaria y fumar la pipa del Che, porque el auténtico heredero del querido comandante también tiene barba, aunque en realidad, fuma puros y ejerce de gallego. El carismático símbolo del idealismo transformador deviene en el esperpento de un presidente español intervenido al que ha sido encomendada la gloriosa tarea de llevar a término una gigantesca expiación colectiva. El que fuera ampliamente criticado por no ser digno sustituto del valiente Aznar, aquel hábil geo estratega ungido por el Dios de Bush que ahora se erige en líder espiritual de la revolución lanzando diatribas desde la cúspide de Faes, gravita alrededor de nuestro anti héroe en la sombra; es el sempiterno Mariano, que se  entrega ahora con pasión, como un fiel devoto, a ésta monumental  hazaña para la que cuenta con la inestimable ayuda de los iluminados que se sientan en la bancada que ocupa su partido en el Congreso de los Desaguisados. Los diputados del Partido Popular,  grotescos imitadores de la película Grease,  actúan como pandilleros que visten corbata y usan fijador en el pelo apoyándose en la complicidad fingida de mujeres machistas y retrógradas, una pléyade de formalitos aparentes hacen piña en un gobierno de conservadores engreídos y borrachos de mayoría absoluta, que no piensan desaprovechar la oportunidad de hacer lo que hay que hacer, esto es, deconstruir el estado, para dar paso a un nuevo régimen rigurosamente centralista. El modelo autonómico es la metástasis causante de la quiebra económica  y los milicianos populares se aprestan a bajar del monte donde anidan bandadas de gaviotas azules, cargados con su superioridad numérica y moral, en una cruzada bendecida por el exclusivo club del euro, que traerá la cura necesaria a todos los ciudadanos susceptibles de ser purificados mediante el imprescindible tratamiento de limpieza con detergente, incluyendo la correspondiente operación de centrifugado y planchado para volver a mirar con la cara al sol y ponerse la camisa nueva sobre la esplendorosa piel de toro. Tras este proceso absolutamente revolucionario, la enseña nacional ondeará sobre todas las cosas, alejándonos para siempre del peligroso y dañino mal del gasto público, y llevando la marca España a alcanzar cotas y logros impensables como doblegar a Alemania, darle órdenes al BCE y al FMI, sin descartar el probable desembarco y posterior conquista comercial en China, Brasil y Argentina, y todo gracias al feliz establecimiento de una férrea autoridad sobre cualquier tipo de nacionalismo perverso y periférico, porque el único que es lícito, cierto y tiene razón por cojones es el nacionalismo español.

Las gafas redondas de Lennon quedan ridiculizadas por la superioridad de las lentes invisibles que usa el aplaudido adalid, acérrimo servidor del neoliberalismo globalizador. Las costillas marcadas del Mahatma Gandhi no compiten en sabiduría con el que sabe hacerlo todo como es debido. La mirada serena de Nelson Mandela se altera ante el equilibrio y la ecuanimidad que demuestra siempre el que ha sido elegido para redimirnos de nuestras deudas. El sueño de Martin Luther King pierde lucidez cuando se enfrenta al sentido común de un enviado  por el destino. Jesucristo vive otra vez, por fin llegó el Nuevo Mesías.

A partir de ahora lo llamaremos Che Rajoy, y que nos perdone el de la entrañable transparencia, pero lo cierto es que una buena campaña de marketing es la mejor imagen para describir el signo de nuestro tiempo.