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martes, 19 de marzo de 2024 00:00h.

El cinismo de la derecha política y económica - por Juan Espino

 

FRASE ESPINO

El cinismo de la derecha política y económica - por Juan Espino, Attac Canarias

Sufrimos cada vez de forma más frecuente la expansión de pandemias que afectan a una parte importante de la humanidad, sin entrar en las causas que originan las mismas y que sería interesante adentrarse, para ello recomiendo la lectura de los interesantes artículos del Sr. vicent Navarro en el diario Público, entre otros, es evidente que estamos viviendo unos momentos que exigen enormes cuotas de responsabilidad, solidaridad y civismo por parte de la población para combatir un virus que  se ha “globalizado”. Hasta ahora, salvo casos aislados, la población en general parece que procede con bastante racionalidad y el Gobierno actúa con cierta eficacia y va tomando medidas en función de la evolución de la situación y porque no decirlo, de sus limitadas capacidades para afrontar esta crisis. 

Pero, siempre hay un pero, en medio de la expansión de la enfermedad, he oído a algunos dirigentes de la oposición de derechas, criticar y o denunciar la acción de gobierno, entre otras cuestiones, porque no pone el dinero suficiente para que el sistema sanitario público afronte la misma en las condiciones adecuadas y, dejando aparte la indignación que esta afirmación me provoca, no deja de producirme estupor que quienes en los años en  que han estado en el poder se han dedicado a desmantelar lo público o a reducirlo a su mínima expresión y a trasvasar cada vez más dinero al sistema privado, exijan ahora que se dote al sistema público de salud de medios suficientes para afrontar la pandemia. Es más, para colmo, he leído el llamamiento que hacen desde algunos sectores empresariales, que para paliar los efectos económicos se bajen , aún más, los impuestos y se apruebe el despido libre.

Se aprovecha cualquier situación para seguir machaconamente  con el mantra neoliberal de que todo se soluciona con bajar impuestos y dejar las cosas en manos “del mercado”. La reiteración de este mantra, podría sonar hasta cómico, si no fueran trágicas su consecuencias como estamos viendo en este caso concreto. Llama la atención que todo el mundo recurra al Estado para que solucione problemas y aporte medios, pero al mismo tiempo  ”adelgazamos” las posibilidades de acción del mismo porque no se quiere contribuir al bienestar social de la única forma que puede hacerse; que es aportando la carga contributiva que nos corresponde en función de la riqueza que cada uno posee. 

Quizás la única parte positiva de esta crisis es que viene a  poner en cuestión, los “dogmas de fe” neoliberal de que es el mercado el que  mejor soluciona los problemas y que al Estado hay que reducirlo a su mínima expresión en relación a la protección social.Lo que no dicen es que los soluciona siempre que les reporte beneficio y si no, desde la más absoluta insolaridad, que cada cual se “agarre a su vela”. 

Tal vez si estos voraces acaparadores de riqueza que tanto daño y sufrimiento están generando a la humanidad, releyeran la obra que esgrimen como su biblia incuestionable, se llevarían algunas sorpresas. Me estoy refiriendo a “La riqueza de las naciones” de su adorado Smith, pues en ella entre otras cosas, el filósofo escocés insistía en la necesidad de que los gobiernos refrenen “ la perversa rapacidad y el espíritu monopolizador de comerciantes y fabricantes” y afirmaba además cuestiones como que “ ninguna sociedad puede florecer y alcanzar la dicha si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables”.

El capitalismo nos lleva de forma cada vez más evidente al abismo económico, social y ambiental y pretende que perezcamos todos para salvar su única razón de ser: Acumular riqueza en pocas manos en perjuicio de la mayoría, que cada vez sufre de forma más prominente las consecuencias de esta depredación sin límites y lo que es peor, que tienen a los gobiernos a su servicio como hemos venido viendo en los últimos decenios, como demuestra la última reunión de los mandamases de la Unión Europea, que además de actuar muy lentamente y dando largas cuando se trata de afrontar temas que afectan a la mayoría,  han venido a decir que cada cual resuelva el problema como pueda. Esa misma Unión Europea que actúa con mucha diligencia cuando hay que salvar a la banca o preservar los intereses del gran capital.

Hoy la gran cuestión es cuánto más sufrimiento soportaremos aquellos que no pertenecemos a ese llamado 1% más rico, para exigir de una vez por todas  se cambie la forma de hacer política y se ponga a ésta al servicio de la mayoría y no de esa minoría rapaz que empeora nuestras condiciones de vida para acumular una riqueza que no gastarán ni aunque vivan cincuenta vidas.

El coronavirus está poniendo en evidencia que cada vez estamos más desamparados para afrontar los problemas que se nos vienen encima, porque los Estados, al no disponer de los medios adecuados, tienen muchas dificultades para hacerles frente. Y no dispone de ellos , entre otras cosas, porque se le adelgaza cada vez más retrayendo el único medio que tiene: los impuestos, la imposición de una tasa impositiva progresiva de verdad que permita la redistribución de la riqueza y la garantía de unos servicios públicos bien dotados.

Claro que  para ello hay que poner en cuestión el otro “mantra” del neoliberalismo, que es que hay que acabar o rebajar al límite los servicios públicos porque son insostenibles. El problema mayor. es que no tomamos conciencia de que quizás son insostenibles, porque el estado no recauda lo suficiente porque los ricos quieren ser cada vez más ricos, eludiendo su responsabilidad social de aportar en función de lo que ganan,… ¡¡¡ y también de lo que defraudan!!!.

No puede ser que los ingresos del  estado vengan en un 80% de las rentas del trabajo, mientras las rentas del capital, si miramos someramente los datos de algunas publicaciones económicas,  indican que las mismas aumentan cada vez más incluso en la época de crisis, mientras que las del trabajo se reducen considerablemente empobreciendo y empeorando las condiciones de vida de la mayoría de la población.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Juan Espino

JUAN ESPINO ATTAC

MANCHETA 19