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jueves, 18 de abril de 2024 19:22h.

El comercio online ya no es cosa del futuro – por Alejo Fernández de la Quinta

En noviembre de 2014 -no hace tanto- Cristina Delgado publicaba en EL PAÍS un reportaje valioso, titulado El futuro pasa por el comercio electrónico, a cuento del “Black Friday” de ese año. Del texto estupendo de Cristina solamente no estoy de acuerdo con el título. Esto del comercio electrónico, las ventas y compras online, las relaciones comerciales encaramadas en Internet, no es cosa del futuro, sino una espléndida realidad en la que el futuro solamente cuenta para crecer. Es como cuando se habla de ”las nuevas tecnologías” para referirse a algo que ya no es nuevo, sino que se está renovando continuamente, que no es lo mismo.

El comercio online ya no es cosa del futuro – por Alejo Fernández de la Quinta *

En noviembre de 2014 -no hace tanto- Cristina Delgado publicaba en EL PAÍS un reportaje valioso, titulado El futuro pasa por el comercio electrónico, a cuento del “Black Friday” de ese año. Del texto estupendo de Cristina solamente no estoy de acuerdo con el título. Esto del comercio electrónico, las ventas y compras online, las relaciones comerciales encaramadas en Internet, no es cosa del futuro, sino una espléndida realidad en la que el futuro solamente cuenta para crecer. Es como cuando se habla de ”las nuevas tecnologías” para referirse a algo que ya no es nuevo, sino que se está renovando continuamente, que no es lo mismo.

La evolución de las compras y ventas por Internet ha sido de vértigo. Los primeros balbuceos tropezaron con el inconveniente de que se obviaban dos aspectos fundamentales del hecho comercial: la entrega y el pago. Esto no ocurrió en países como Estados Unidos o Australia, países de pioneros, alejados, donde la práctica de la “venta por catálogo” estaba ya muy implantada y, así, la transición a la venta por Internet tuvo lugar con toda naturalidad.

Pero en otras culturas, como la nuestra, nos ha costado más acostumbrarnos a la compra remota, ya que están habituadas a la compra “cara a cara” -ya fue trabajosa la adaptación al autoservicio sin una persona física que vendía-. Pero la comodidad de hacerlo en cualquier momento, de encontrar una gama casi inagotable de productos, más el perfeccionamiento de los procesos de entrega y la seguridad de los pagos, ha terminado por atraer cada día a más y más personas que se incorporan a la forma de comprar del siglo XXI. El siglo XXI, que ya no es el futuro.

Este es el presente. Es el tiempo en que es posible comprar, desde, por ejemplo, un viaje o la compra en el supermercado hasta un coche a estrenar o unos zapatos. Todo, con rapidez y seguridad. Seguridad, en el pago, y en que se va a recibir el producto de la calidad contratada.

Curiosamente, vencidas las iniciales desconfianzas, dado que las empresas vendedoras, las transportistas y las intermediarias en el pago han afinado sus procedimientos, España se ha convertido en una referencia en el comercio electrónico. Como dice Jerome Gavin en negocios.com: España es un mercado con alto potencial en comercio electrónico”.

 

* Publicado con autorización del autor