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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Construir izquierda es labor de corredoras y corredores de fondo - por Carlos Martínez,

Hace un cierto tiempo los medios privados televisivos y ciertos digitales han impuesto la política espectáculo. Ahora con la proximidad de un proceso electoral el espectáculo se dispara.

Construir izquierda es labor de corredoras y corredores de fondo - por Carlos Martínez, politólogoCo-primer secretario de Alternativa Socialista y miembro del Consejo científico de Attac 

Hace un cierto tiempo los medios privados televisivos y ciertos digitales han impuesto la política espectáculo. Ahora con la proximidad de un proceso electoral el espectáculo se dispara. Desde fechas pre-electorales e incrementadas ya en  electorales, se han disparado las iniciativas políticas del corto plazo, la rueda de prensa y la tertulia televisiva. El marketing frente a los mensajes y el discurso. Los segundos en televisión antes que reflexionar en un artículo y/o tratar de crear opinión en una asamblea ciudadana o sindical. El fichaje “estrella” antes que la persona constante y comprometida. El joven brillante de clase media antes que la víctima de la crisis o la persona que sabe que es fichar para poder salir del trabajo; que te despidan o soportar un jefe privado autoritario o a una jefa de servicio antipática. O saber lo que es montar un empleo autónomo y no llegar a fin de mes tras pagar seguros e impuestos.

La tarea política efectiva no se hace en despachos, ni con “funcionarios” del partido. Se hace el club deportivo, la asociación social, el club del pensionista o en el bar de la esquina, además de en el sindicato o la calle, pues el PP se ha cargado las colas del paro, mediante visitas concertadas. Haciendo trescientos kilómetros o más en un día para visitar compañeros y dar ánimos o convencerles de la necesidad de remar juntos. Quemarte las pestañas redactando mociones y propuestas o asesorar a costa de tus horas libres a municipios pequeños o concejalas de la oposición. No es el brillo lo que hace la luz. La luz, la energía la produce el día a día y las personas que nunca sacan en la sexta televisión.

Para que las Marchas de la Dignidad salgan a la calle y meter un millón de personas en Madrid, hubo que patearse pueblos, estar en asambleas, organizarlas y poner dinero del bolsillo propio, aunque sea a costa del subsidio del paro. Eso es lo único que garantiza el ser y el estar. Los líderes artificiales acaban cayendo o vendiéndose. 

Me da la impresión de que en el progresismo transformador, nos hemos vuelto locos. Tan locos que después de varias huelgas generales, el 15M, las Marchas de la Dignidad y las luchas contra los desahucios y la pobreza, solo hemos logrado según parece, que un partido trampa y de derechas cono C.s (ciudadanos) esté levantando cabeza apareciendo como el adalid del cambio.

Las izquierdas hemos caído en una suerte de carrera por el exclusivismo y la identidad partidaria, o más bien la exclusiva confianza en los de mi célula o mi círculo, frente al análisis social y las necesidades de la gente. Estamos en una guerra de descalificaciones totalmente alejada de lo que fue el ejemplo del Frente Popular.

Los partidos son imprescindibles y son un arma organizativa de las clases trabajadoras y populares insustituible. Pero estos momentos exigían confluencia real. Por eso quienes la han impedido serán los responsables de la recuperación del bipartidismo el alumbramiento del tripartidismo y la inutilidad del cuatripartidismo -que al sistema ya no le molesta-  tal y como los medios neoliberales demuestran día a día.

Exigir que todas y todos debemos ir a las elecciones, bajo unas siglas que son las propias de un partido en exclusiva, no solo es prepotente e irreal, es sencillamente no reconocer la realidad democrática de la pluralidad de la izquierda. Subirse a un proceso de confluencia popular y en común, para después ir al copo de las candidaturas y las cabezas de lista es sencillamente falsear el proceso. Los procesos de unidad de las fuerzas progresistas y avanzadas como fue el Frente Popular o la Unidad Popular chilena son entes colectivos con un nombre común que no elimina a nadie y une a todas las fuerzas sociales y políticas que lo apoyan. Por tanto no se ha querido la confluencia, es mentira. Pero lo que no entendemos es porqué en Galicia si, en Cataluña si, incluso en País Valenciano tal vez si y en el resto del Estado no. Pablo Iglesias Turrión y su equipo tienen mucho que explicar, por muy superiores que se crean. Pero IU tampoco ha entendido la cuestión. Es cierto que lo intentó, pero luego ha vuelto a las viejas andadas de copar un proceso de unidad política y popular. La enseñanza de este sálvese quien pueda es que los demás debemos apostar por lo mismo en un futuro. Porqué se han roto muchas ilusiones y credibilidades.

A pesar de todo, no podemos consentir que un partido corrupto, autoritario y que solo defiende los intereses de los poderosos, la burguesía y las multinacionales siga dominando el estado español. A este partido el IBEX le ha creado ya su sustituto y su cara amable que hará posible una gran coalición, si el PP falla, que sea posible y permita que la nueva derecha, pero no por ello menos derecha y neoliberal de C.s pueda gobernar con un PSOE socioliberal y timorato, que siempre arma programas políticos electorales de centro-izquierda, para acabar haciendo políticas de centro-derecha y liberales, profundamente liberales cuando no neoliberales.

No sé a estas horas como lo haremos, pero hemos de evitar in extremis, que la derecha y el liberalismo radical vuelvan a gobernar este Estado. Por el bien de nuestros hijos, de nuestros abuelos, de la justicia, la equidad y la democracia. Por el bien de las mujeres y por el de una juventud con un 53% de paro. Para frenar el TTIP e impedir que continúen las privatizaciones y la dictadura de los fondos financieros y la banca.

Este país necesita una pasada por la izquierda. Una lucha clara y determinante contra la austeridad y una nueva constitución republicana. Plantarle cara a la Unión Europea alemana y anti-social que sufrimos. Cambiar el modelo productivo. Recuperar los servicios públicos y los bienes públicos robados en favor de manos privadas.

Necesitamos de una fuerza socialista democrática tan contundente con los poderosos como amable y regeneradora. El socialismo, solo lo pueden traer los socialistas democráticos y en libertad, pero aclarando primero que afirmar ser socialista y no ser republicano de verdad, estar por la nacionalización de sectores estratégicos y creer en la necesidad de la lucha de clases, desde la democracia, pero también desde la coherencia: es ser un impostor.

El socialismo democrático, no exige pedigrí y años de militancia. No. Puede ser asumido por personas provenientes de otras escuelas de pensamiento y experiencias de lucha. Pero los socialistas siempre hemos dicho, afirmado y firmado como lo que somos, socialistas. Desde los orígenes pre-marxistas y marxistas. Democráticos pero igualitarios y redistribuidores. Construir ese socialismo liberador, es una carrera de fondo, que no polvo de estrellas.

Mientras tanto, hay que frenar a las derechas ya, en Diciembre. Hay que cambiar. Hay que redistribuir y hay que frenar la maldita “austeridad” que no es sino que los ricos, sean más ricos, las multinacionales sean quienes dicten las leyes e impongan su ley y que los derechos laborales sean cercenados al objeto de que las personas volvamos a trabajar por un plato de sopa, un puñado de higos o una vida sin dignidad con jornales de miseria. Porque han vuelto los jornaleros, ya no solo al campo y a las obras, sino al supermercado, el bar, el hotel, la tienda o las oficinas de los brókeres y los centros financieros e informáticos.

* En La casa de mi tía por gentileza de Carlos Martinez