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viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

Cuéntame lo que pasó - por Paco Déniz

 

FRASE DÉNIZ 2

 

El almendrero de Nicolás

Cuéntame lo que pasó - por Paco Déniz

 

Estos días previos a la celebración de la fecha constitucional asistimos al cacareo habitual de tópicos sobre la Constitución, aunque este año resuenan diferentes, tal pareciera que el sonido llevara tonos más graves que antaño, o tuviera una sintonía de ecos diferentes dependiendo de la pared donde retumbe. El contexto ayuda. La revuelta catalana ha cuestionado aspectos centrales de la carta magna, obligando al inmovilismo a renovar y endurecer el argumentario para recomponer y pulir el concepto dañado. Nos devuelven a los 70 donde no todo el mundo estuvo en el mismo lado de la manifestación, ni en la misma tribuna ni, desde luego, interpretando de la misma manera aquella historia. La Constitución fue un punto de partida para algunos, y punto de llegada para otros. A estos últimos, que creían que todo estaba atado y bien atado, les parece que la cosa ha ido demasiado lejos. Mucho libertinaje.

Pero de todo lo que he oído recientemente, una diputada del PP llamó mi atención sobremanera, pues dijo que, quizás, lo que había fallado desde el 78 fuera el relato de la carta magna. Yo pienso todo lo contrario, lo que mejor les funcionó fue precisamente el relato sobre la Constitución. Un discurso que ha disciplinado a algunas generaciones que repiten como zombis frases  hechas sin reflexionar: “las leyes que todos nos dimos”, “transición modélica”, “consenso generalizado”.

FRASE DÉNIZPor eso, cuando el otro día alguien jovencito preguntó dónde estabas tú en el 77, yo contesté que alcanzando palos. Pues precisamente el relato dominante de la transición elude totalmente hablar de fortísima conflictividad social, de los muertos, del coste de los logros sociales, de la renuncia política de importantes sectores obreros, de aquel fatídico punto de arranque de la destrucción de la comunidad obrera que fueron los Pactos de La Moncloa, de los Acuerdos Pesqueros que tanto daño nos hicieron a los canarios, de la reconversión industrial sin alternativas sociales, y sobre todo, de la tremenda energía social que hizo que la resultante no fuera más dramática para las clases populares. En cambio, lo que ha quedado es un relato fantástico clásico basado en el liderazgo individual, en la bondad de la monarquía, en definitiva; una ficción social. Y ahora, cuando algunos se preguntan de dónde sale este patriotismo repentino habrá que contestarle que de un relato donde la pluralidad nacional es una estampita. Y adoctrinados en esa ficción aparentemente compleja surgen repentinamente patriotas que dejan estupefactos a los que, ilusamente, llegaron a pensar que las cosas habían cambiado. Ahora ya saben que no. Que todo sigue más o menos igual que en el 77, aunque con el poder obrero desmantelado y los intereses económicos de los nietos de los de siempre intactos. Por oírse se oye hasta que los únicos presos políticos fueron aquellos, luego se tiró el molde y ya no puede haber más. Se oyen chats de la policía municipal madrileña que es lo que abundantemente piensan muchos miembros de cuerpos de seguridad. Por eso, ante semejante avalancha de patriotismo repentino, es normal que muchos anden desolados porque no entienden la facilidad con la que hemos vuelto al pasado. ¿Te lo cuento otra vez?

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Paco Déniz

paco déniz