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viernes, 19 de abril de 2024 00:09h.

La Cultura cabildicia desde 1979 - por Nicolás Guerra Aguiar

Nota de Chema Tante: Por más que me pese, coincido en todo con lo que escribe mi admirado Guerra Aguiar. Larry Álvarez ha demostrado ser una excepción en cuanto a sensibilidad cultural y eficiencia de gestión. Yo confío en que este artículo contribuya a animar a la nueva gente querida que se ha hecho cargo del Cabildo de Gran Canaria, a buscar otro elemento que esté a la altura. Aunque también me parece justo recordar que la gestión cultural del ayuntamiento de Agüimes, bajo la batuta de Antonio Morales, ha sido también magnífica, lo que inspira bastante confianza sobre el futuro cultural de Gran Canaria.

La Cultura cabildicia desde 1979 - por Nicolás Guerra Aguiar *

 

   Permítame, estimado lector, que comience con una afirmación, aunque me expongo a muy respetables disconformidades y críticas: desde los inicios democráticos (1979), la coordinación cultural más activa, innovadora y ordenada del Cabildo grancanario ha sido la última, la del Partido Popular. (Lo cual, claro, no traduce la perfección.) Y al frente, Larry Álvarez.

  Así, pasaron por ella buenas voluntades, incluso esperanzadores proyectos; pero quedaron a medio camino quizás por diosismos, limitaciones, imponderables... Por tanto, difuminaron acaso un plan mucho más ambicioso cual corresponde a la Cultura desde aquella institución. Pero en 2011 comenzó una calculada actividad.

   Por sus impactantes contenidos sentimental y humano en ella incluyo las recuperaciones de cuevas aborígenes (tal me confirmó en 2012 el sabio investigador Julio Cuenca) y algo tabú y maldito hasta ese momento: la búsqueda de republicanos restos humanos en pozos de la muerte que miserias y atrofias mentales de falangistas canarios usaron como profundas necrópolis tras silenciados asesinatos casi ochenta años atrás... Y la bautizada en 2011 como consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural -luego reestructurada en Presidencia, Cultura y Nuevas Tecnologías- estuvo coordinada por el señor Álvarez.

   Y en tratándose de personas puedo añadir algo en lo que me vi directamente involucrado: la reedición -exactamente 65 años después- de Antología Cercada, compilación de poemas publicados en 1947 en Las Palmas. Pero no se trata de un simple conjunto de poemas y autores, no: hay más, mucho más. Agustín y José María Millares Sall, Pedro Lezcano, Ventura Doreste y Ángel Johan denuncian con sus palabras ausencias de libertades, militarizadas sociedades, flagrantes crueldades del capitalismo, rebeldías frente a inmoralidades sociales... Lo hicieron desde sus convicciones ideológicas antifranquistas, rebeldes frente a la dictadura, a veces hermanados con pensamientos comunistas, socialistas, de la más honesta pureza. Y la recuperación de la Antología lleva también la firme disposición de Larry Álvarez, quien fue hasta hace pocos días coordinador general de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos en el Cabildo de Gran Canaria. 

   Supo este responsable organizar con racionalizaciones y ordenados proyectos una consejería que más destacó en etapas anteriores como estructura con variadas ramificaciones de poder, cada una de ellas casi al servicio de intereses y gustos personales para mayor gloria de quienes las dirigían y, otras veces, como mundos absolutamente ajenos a la armonía central. Sin embargo, el señor Álvarez entendió la etimología latina de la voz coordinador: 'el que ordena con método para una acción común'. Y antes de lanzarse a un proyecto lo estudiaba con responsables de las secciones afectadas. Créame, estimado lector, si le digo que la edición de Antología Cercada tuvo, previamente, el visto bueno de quienes despachaban con él (cargos políticos, administrativos, funcionarios) porque se iba a compartir una empresa en la que todos estaban involucrados.

   Es cierto que hubo fallos, errores, algunas actuaciones que no debieron acometerse. Pero tengo la impresión -echemos mano a las hemerotecas- de que la Cultura menos elitista, la más popular (“popular” no significa, en absoluto, 'vulgar') fue mimada, atendida, en cuanto que se identifica con una mayor proporción de la ciudadanía. No haré, claro, un repaso a sus actividades (y cuando digo “sus” me estoy refiriendo a las de ellos), pero me vienen a la mente de inmediato también la compra y recuperación de cuevas en Artenara, de espacios del Malpaís agaetense, la ampliación de la Casa-Museo Antonio Padrón, las excavaciones en la Cueva Pintada... Aunque, a la vez, sigo echando de menos la severa vigilancia y los mimos necesarios en la necrópolis de El Agujero, en Gáldar, como ejemplo de una obra en la que se invierte pero cuyos resultados no se logran porque no se cumplen las mínimas actuaciones imprescindibles para su mantenimiento. Y la cultura del teatro, por ejemplo, y la que significa la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria siguieron en ámbitos de poder minoritarios, para quienes en las actuales circunstancias tienen la suerte de acceder al Cuyás, al Alfredo Kraus... Por eso nada supe de ofertas de entradas gratuitas a asociaciones de vecinos de barrios, con tanto derecho a la Cultura que paga el Cabildo. (Una anécdota: un día, cuando compraba entradas, alguien -don...- llamó por teléfono para saber si como ex seguía teniendo “derecho” a las invitaciones. Yo estaba pagando en torno a los 50 euros en ese momento.) Y salió alguna que otra edición no en manos, precisamente, de los mejores especialistas... Y dejaron fuera a sabios en materias como, por ejemplo, Antonio Henríquez Jiménez, a quien universidades de fuera le piden artículos, comentarios, opiniones, valoraciones...

   Constato, simplemente, que cualquiera no vale para cualquier puesto, como así nos tienen acostumbrados, y así nos va: sabemos de profesionales de la política aptos para todo, al menos así parece en cuanto que pueden ser concejales, vicealcaldes, alcaldes, senadores, parlamentarios..., da igual lo que les echen; o concejal, jefe de áreas variadas, diputado, consejero; o incompetente consejera de Educación premiada tras su caída con una dirección general en nueva consejería para, después, ocupar plaza en la dirección de la ZEC; o exjefa de promoción exterior promocionada a consejera... Todo, en fin, condicionado siempre a la fidelidad a un partido, a la amistad con quienes reparten, a la buena sombra que cobija a algunos..., aunque lo que se asignan son cargos de responsabilidad y dinero público, actuaciones de trascendencia.

   Por tanto, con errores y lagunas, el señor Álvarez (y su equipo) han cumplido. Y como no me duelen prendas en cuanto que veo todo desde fuera, sin apasionamientos, quiero reconocerles el trabajo realizado. Felicito al señor Álvarez, don Larry, y lo pongo como ejemplo cuando se coloca en la responsabilidad a quien sabe hacerlo. Sin duda, para mí el mejor coordinador de Cultura cabildicia desde 1979. (También es cierto que supo coordinar a gente muy preparada y de gran profesionalidad, tuvo suerte.) 

 

* En La casa de mi tía, por gentileza del autor