Buscar
jueves, 25 de abril de 2024 22:08h.

Demasiado Garzón para Wyoming - por Alejandro Floría Cortés

El pasado jueves 15 de Octubre Alberto Garzón fue entrevistado en el programa de La Sexta “El Intermedio”. Demasiado Alberto, demasiados contenidos, demasiados conceptos relevantes para un programa de televisión que, como tantos otros, ha incurrido en el lucrativo negocio de la espectacularización de la política por imperativo gerencial.

Demasiado Garzón para Wyoming - por Alejandro Floría Cortés *

El pasado jueves 15 de Octubre Alberto Garzón fue entrevistado en el programa de La Sexta “El Intermedio”. Demasiado Alberto, demasiados contenidos, demasiados conceptos relevantes para un programa de televisión que, como tantos otros, ha incurrido en el lucrativo negocio de la espectacularización de la política por imperativo gerencial.

Alberto apuntó con precisión que la cosa circense no venía tan sólo del papel que estaban desempeñando los medios en formar en el público una determinada percepción de la política, lo que nos ataña a todas y todos, sino que a falta de debate amplio, inevitablemente denso y por eso necesariamente sosegado, se había optado por promocionar el consumo de titulares y, en definitiva, de “píldoras de información”.Vamos, que nos toman por idiotas.

Estas píldoras, estas pequeñas dosis de fácil ingestión, digestión y olvido terminan por desempeñar un papel en nuestras vidas muy similar al resultado del partido de los domingos, a la expulsión del Gran Hermano de turno o al titular surrealista que nos impide distinguir “La Razón”, “El País” o “El Mundo” de “Mongolia”, ”Rokambol” o “El Mundo Today”. Se trata de que brote en nosotros una emoción breve, cada vez menos intensa, sin el menor atisbo de intención de pasar por el filtro de un pensamiento crítico que nos siga dando cuerda en nuestra personal e individual huida hacia adelante.

Mucho que ver con la doctrina del shock, tan conocida como paradójicamente poco combatida, o con la disolución de las Humanidades en nuestro sistema educativo, que, con mejor o peor planteamiento pedagógico, nos aportaron el hábito, o la capacidad, de sentarnos a leer un libro sin que nos quemara el trasero. No lo duden: no quieren que nos interesemos en la política, no quieren que la consumamos de una forma distinta a cualquier enlatado, no quieren que vaya más allá de un logotipo a exhibir cada cuatro años. Como un mundial de fútbol.

Por un momento, Alberto me pareció una isla en el plató de “El Intermedio”. Una isla que tendía puentes y señalaba puertos con cada palabra y cada argumento al barco que pasaba de largo mientras unos periodistas gritaban desde la cubierta “¿y qué pasa con Podemos?”. Más circo. Podemos e IU en plan Pimpinela. Nada más lejos de la realidad. Han chocado dos teorías que tuvieron el mismo origen, pero poco tiene que ver ya el reformismo y el electoralismo de Podemos con la voluntad de transformación real y profunda por la que aboga Izquierda Unida.

Y no pude evitar pensar que a pesar de lo beneficioso de la presencia de Alberto Garzón en televisión y de su también anunciada presencia en un debate con los candidatos de PP, PSOE, C`s y Podemos en “El Objetivo” todo responde de nuevo a una estrategia mediática que modula desde hace meses la futura composición del Congreso con precisión de tiralíneas. Una estrategia que pretendería lleva a su suelo a Podemos devolviendo intención de voto a su procedencia inicial en IU. La valoración y la capacidad de Alberto Garzón frente a la de Pablo Iglesias es bien superior y consistente. Seguramente por eso el líder de Podemos nunca incluyó al de IU en su cacareada intención de debatir con los demás partidos.

Pero no quiero incurrir en la especulación porque la velocidad de generación de información, y por extensión de cambios, es tal que no tengo la certeza de lo que va a pasar mañana. Bien cierto es que en este marco de incertidumbre hay que reconocerle a Alberto coherencia, paciencia y perseverancia. E, inevitablemente, una absoluta determinación en la gestión de riesgos. Es lo que tiene alinearse de forma sólida con los principios propios. A veces hay que jugársela. Me resulta hilarante, por ello, que cuestionaran su responsabilidad en relación a las primarias de Ahora en Común.

¿Es más responsable la máquina de generar desigualdad y pobreza del ejecutivo de Rajoy o ese anómalo “izquierdista”, Pdr Snchz que no tocaría la reforma laboral del PP o esos Ciudadanos que copian el programa de las FAE's de Aznar o la bochornosa deriva discursiva de Pablo Iglesias?.

Hay verdades de minorías, de unas pocas y unos pocos, y no por eso dejan de ser verdades, en estos tiempos en que la virtud se define por irreal decreto, y Alberto lo asume.

Esperé, expectante, a que se mencionara de forma más o menos explicita el nombre de “Ahora en Común”. Aunque no me atrevería a decir que tal cosa fuera previsible, sí se mencionó. Rápidamente, de refilón, como un paso más en el camino, pero se escuchó claramente. Ni por asomo facilitaron los entrevistadores que quedara perfectamente claro qué era un espacio de confluencia y qué evolución podría mostrar dicho espacio en las próximas semanas, pero se concedió una medida dosis de publicidad. Más ondas en el estanque.

Y sin embargo, es una realidad que predomina entre los nodos de “Ahora en Común” el sentir, la intención y el pensamiento de que este proyecto no es algo que termine el 20 de Diciembre de 2015. Es claro que el proceso electoral es sólo una parte, pequeña, de la construcción de la Unidad Popular, y es precisamente por eso que la vocación de este proyecto es de continuidad, que se ha dado un paso más que en las últimas elecciones municipales y que está empezando a calar otra forma de hacer política que difícilmente va a caer en el olvido.

Una forma de hacer política, como indicaba Xosé-Manuel Beiras, en la que los partidos pasan a ser motores auxiliares […]. Es necesario que las fuerzas rupturistas de izquierdas vayan de forma conjunta pero que los protagonistas sean los contingentes ciudadanos de las candidaturas de unidad popular […] Simplemente deben asumir que tienen que ser puentes de la ciudadanía de lo común con la política. ”

En definitiva, me cuesta interpretar la entrevista a Alberto Garzón en “El Intermedio” como un procedimiento periodístico ejecutado con éxito porque ni los tiempos ni las preguntas estuvieron a la altura de lo que el entrevistado y su aportación merecían. Demasiado Garzón para Wyoming.

* En La casa de mi tía por gentileza de Alejandro Floría Cortés