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jueves, 25 de abril de 2024 03:33h.

Desactivando el neoliberalismo - por Alejandro Floría Cortés

Desde la izquierda, frecuentemente se debate sobre la necesidad, el alcance y los mecanismos de difusión de una pedagogía que permita hacer llegar un mensaje a esa mayoría social tan amplia como lejana y ajena.

Desactivando el neoliberalismo - por Alejandro Floría Cortés *

Desde la izquierda, frecuentemente se debate sobre la necesidad, el alcance y los mecanismos de difusión de una pedagogía que permita hacer llegar un mensaje a esa mayoría social tan amplia como lejana y ajena. Dicho mensaje termina resultando excesivamente técnico en los escasos minutos que los medios de comunicación otorgan a determinadas formaciones, básicamente en período electoral.

No se está advirtiendo que no es lo mismo pedagogía que información, pues esta última sólo contribuye a crear conciencia y supone aportación pedagógica cuando produce emoción y contribuye a la toma de conciencia, alentando el cuestionamiento de todo, la duda por sistema y la crítica constructiva. Algo excesivamente ambicioso para tan pocos minutos de televisión.

Asumiendo que las formaciones de izquierda no tienen mucha más opción que el trabajo de campo y la difusión en sus medios más que limitados (en las redes se produce el fenómeno de “hablar para nosotros mismos”), deben añadir necesariamente a su amplio repertorio teórico y a unos programas rigurosamente técnicos, textos específicos que se centren de forma exclusiva en el análisis y cuestionamiento del pensamiento único vigente que ha conseguido imponer el neoliberalismo.

En esta línea quiero proponer la lectura de “La educación de la nueva subjetividad neoliberal”, de Enrique Javier Díez-Gutiérrez, Profesor Titular de la Universidad de León, interesantísmo trabajo en el que analiza “cómo se está educando una nueva subjetividad neoliberal adaptada a la sociedad del capitalismo avanzado en que vivimos y el papel que juega la educación, formal y no formal, en dicha reconfiguración. La actual globalización neoliberal es productora de cierto tipo de manera de vivir y de relaciones sociales, de cierta forma de comprensión del mundo y de un imaginario social, que está contribuyendo a cimentar una subjetividad determinada. A través de los medios de comunicación, de las normas y costumbres que socializamos y a través de los propios contenidos que se nos transmiten en la educación formal, se está transformando la mentalidad de las personas, que son llamadas a concebirse y a conducirse como una empresa, emprendedores de sí mismos. Se ha consolidado así esta nueva subjetividad capitalista, donde la lógica del mercado se concibe como la lógica normativa generalizada, desde el Estado hasta lo más íntimo de la subjetividad. Lo que así resulta radicalmente transformado es la definición misma del sujeto político, haciendo de la razón neoliberal una verdadera razón-mundo.

Encontrarán aseveraciones rotundas y refrescantes que sin duda merecen difusión para no incurrir en aquello que advierto arriba de “hablar para nosotros mismos”. Don Enrique es rotundo en sus afirmaciones:

En esta nueva tecnología del yo, el problema social de la falta de empleo se interioriza y se asume como un problema personal de incapacidad. Paradójicamente, el explotado se convierte en explotador de sí mismo. Quien fracasa es doblemente fracasado porque se intenta convencer que es culpable de su fracaso.”

El primer mandamiento de la ética del emprendedor es “ayúdate a ti mismo”. La gran innovación de la tecnología neoliberal consiste, precisamente, en vincular directamente la manera en que una persona “es gobernada” con la manera en que “se gobierna” a sí misma.

Los problemas económicos son reducidos a problemas psíquicos ligados a un insuficiente dominio de sí mismo y de la relación con los demás. Esta “filosofía de la libertad” hace recaer la responsabilidad del cumplimiento de los objetivos únicamente en el individuo.“

* En La casa de mi tía por gentileza de Alejandro Floría Cortés