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sábado, 20 de abril de 2024 07:05h.

El descenso de los caudales de los nacientes de la isla de La Palma en los últimos 50 años - por Carlos Soler Liceras

 

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El descenso de los caudales de los nacientes de la isla de La Palma en los últimos 50 años - por Carlos Soler Liceras *

La isla de La Palma ha sido siempre la más abundante en agua, sin embargo y desde hace décadas, manifiesta un alarmante descenso del caudal de sus nacientes que incluso ha provocado la desaparición de algunos de ellos. Pocos se percataron, menos lo dijeron, realmente escasos fueron los que explicaron la causa y tan solo uno propuso un remedio. Entre los primeros cabe en justicia citar a Los Heredamientos de Las Haciendas de Argual y Tazacorte y a la Comunidad de Riego de Los Sauces, entre los segundos cabe citar al Proyecto SPA-15 y entre los terceros a los tres grandes geólogos que han tenido estas islas: Telesforo Bravo, Juan Coello y José Manuel Navarro. Los tres autores, sobre todo el último, colaboraron en el Avance del Plan Hidrológico de La Palma, documento aprobado por unanimidad en el Cabildo en el año 1993, su capítulo V.2 se titulaba “Solución para evitar el descenso del caudal aportado por los nacientes de la isla”. Sin embargo, no solo no se hizo nada entonces para remediar este drama ecológico, social y económico, sino que desde aquel momento se ha guardado un asombroso silencio y nunca más nadie ha mencionado, ni mucho menos ha insinuado, solución alguna. El gráfico que se adjunta, donde se evidencia este alarmante descenso, se ha elaborado con datos que tiene el CIALP. (1 Hm3 = 2 millones de pipas).

 

 
   
DESCENSO CAUDALES LA PALMA
DESCENSO CAUDALES LA PALMA

 

La razón de este descenso en el número de nacientes y sobre todo en su caudal, estriba en el proceso de sobrexplotación al que doce galerías, ocho desde dentro y al menos cuatro desde fuera de La Caldera de Taburiente, están sometiendo al acuífero COEBRA, que siendo la parte más alta del acuífero insular, abastecía a la mayor parte de los 150 nacientes que había en la isla, de los cuales 120 surgían en el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. Este acuífero, aún con su abusiva extracción, sigue actualmente dando agua a los nacientes de la isla pero con su caudal mermado a la tercera parte y habiendo desaparecido la mitad de los nacientes del Parque. Como puede apreciarse en el gráfico, este descenso de caudales lejos está de haberse estabilizado, es más, en el caso de La Caldera, la situación será cada vez peor y la tendencia será a que solo se salven los pocos nacientes que se sitúan a cotas más bajas que las galerías y con sus caudales reducidos a rezumes. Cuando eso suceda, el agua que salía por todos los nacientes de la isla, en cantidad, saldrá por las doce galerías actuales, más las que se vayan incorporando a este expolio, puesto que ningún Plan Hidrológico ha tomado las precauciones de impedirlo, como tampoco de declarar al acuífero COEBRA como sobrexplotado.

Si lo hubiera hecho, el CIALP debería haber obligado a la construcción de cierres hidráulicos (tranques en la terminología palmera) en las cinco galerías que drenan COEBRA y que quedan por construir, que son, al menos: Minaderos, Tajadre, La Rosita, Hidráulica de Las Nieves I y Tenerra. Las siete restantes, las de Los Heredamientos, ya los tienen construidos y su accionamiento ha generado mayores reservas de agua en el interior del acuífero, que luego han sabido aprovechar en los momentos de estiaje; pero no solo se han beneficiado esas siete, los cierres han mejorado los caudales de las otras cinco, logrando, a la vez, que la merma de los nacientes no haya sido mayor del desastre actual. Por técnica, por justicia y por gratitud, las cinco galerías deberían colocar los cierres. No solo se favorecerán ellos mismos, lo harán también las otras galerías, los nacientes de la isla y todos nosotros, no olvidemos que aquí se está diciendo que un Parque Nacional y una isla entera van camino de quedarse sin nacientes.

Que una isla se quede sin nacientes no es ciencia ficción, es una realidad y como tal la hemos vivido ya en este archipiélago. La isla de Gran Canaria tenía unos cinco mil nacientes, con un caudal medido por Pedro de Olive en 1865 de 6.550 l/s (casi 50.000 pipas/hora). Hoy en día, según el Cabildo de esa isla, los nacientes se han reducido a menos de mil con caudales no cuantificables, la mayor parte de ellos son rezumes. La causa: haber permitido la perforación de pozos en la zona de cumbres, lo mismo que en La Palma. Actualmente en Gran Canaria, ya sin agua de nacientes, elevan agua desalada, no olvidemos que es desde el mar, hasta la cumbre; mientras tanto, los pozos de la cumbre envían el agua a las zonas costeras. Estas barbaridades y absurdos están ya haciéndose en La Palma, nos quedamos sin nacientes, desaladoras ya tenemos y también bombeamos desde el nivel mar hasta la cumbre con la estación de bombeo de Aduares, teniendo el Túnel de Trasvase dando agua a la cota 425 hacia cada vertiente de la isla. La diferencia entre Gran Canaria y La Palma puede que estribe en tan solo unos años, menos si se mantiene el actual equipo de planificación hidráulica en La Palma, porque no olvidemos que, según los datos del CIALP, hay cuatro veces más agua subterránea de la que necesita la isla y de aquellas, tres partes al menos, están por encima de la cota de consumo que es la 400.

Por último y volviendo a los nacientes de la isla de La Palma, la definición de sobrexplotación para el acuífero COEBRA, en el Plan Hidrológico pendiente actualmente de aprobación, permitiría la colocación de los cierres hidráulicos en esas cinco galerías, a la vez que impediría el drenaje de cualquier otra galería en ese acuífero. Esa sería la primera actuación a hacer de forma urgente para conseguir parar el descenso de caudales de los nacientes; la segunda, sería establecer una política hidráulica tendente a devolver a los nacientes su caudal, en base a que el Estado, culpable del mal por dejación y mediante una obra pública, aporte a las doce comunidades de las galerías drenantes, el caudal que extraen actualmente, a cambio de sellar los cierres y así devolver el nivel freático a su primitiva posición, con lo que se devolverían los caudales y se restituiría el número de nacientes.

 

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* En La casa de mi tía por gentileza de Carlos Soler

 

CARLOS SOLER
MANCHETA JULIO 22