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viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

Dineros públicos, nóminas personales - por Nicolás Guerra Aguiar

Algunas emisoras de radio han implantado la sana costumbre de preguntar a sus escuchantes sobre determinados temas. Todavía no era la del alba del viernes cuando la emisora que yo escuchaba les había pedido sus opiniones acerca de a quién deberían conceder el Premio Nobel de la Paz (aún Oslo no lo había hecho público, y que a lo largo de la mañana lo supimos: lo ganó la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, OPAQ). 

Dineros públicos, nóminas personales - por Nicolás Guerra Aguiar

 

  Algunas emisoras de radio han implantado la sana costumbre de preguntar a sus escuchantes sobre determinados temas. Todavía no era la del alba del viernes cuando la emisora que yo escuchaba les había pedido sus opiniones acerca de a quién deberían conceder el Premio Nobel de la Paz (aún Oslo no lo había hecho público, y que a lo largo de la mañana lo supimos: lo ganó la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, OPAQ). Algunos intervinientes dieron nombres de personas u organizaciones que se han destacado por sus actividades a favor de la paz, aunque añado algo: todavía sigo sin entender las razones humanitarias que llevaron al jurado en 2009 a otorgárselo al señor Obama, el mismo que mantenía abierto el inquisitorial campo de concentración de Guantánamo, allí donde los secuestrados dejan de tener nombres y pierden, incluso,  su elemental condición humana con el silencio de todos los gobiernos civilizados.

  De entre los intervinientes me llamó la atención uno, un padre. Aquel señor proponía que se les concediera a los jóvenes españoles. Estos, argumentaba, están soportando tropelías, abusos y explotaciones pero, a pesar de todo, siguen en el silencio más absoluto, en la pasividad, ajenos a serenas revoluciones. Un comentarista añadió que el padre se había manifestado con “una gran ironía”. Sin embargo, estimo que en sus palabras lo que hubo es encochinamiento, profundísimo cabreo ante la indiferencia de centenares de miles de jóvenes que, por no participar, ni están en las manifestaciones callejeras que reclaman puestos de trabajo, equilibrio social, cárceles para delincuentes enriquecidos a costa de los dineros públicos, chanchullos a través de instituciones oficiales y despilfarros de miles de millones.  

  Hace unos meses, algunas organizaciones estudiantiles se movilizaron para llevar a la calle a alumnos de Secundaria y universitarios (cuarenta mil en este distrito). Las razones de sus  exigencias eran tan exactas y rigurosas como el propio Principio de Arquímides. El resultado de la manifestación fue dolorosamente decepcionante: en torno a las dos mil personas, entre las que había unos cuantos cientos de adultos ya maduros.

  No obstante lo anterior, también es  cierto –y es justo reconocerlo- que no todos los jóvenes son así de pasotas, acomodaticios, conformistas y transigentes ante la realidad económica actual, aunque más bien debe insistirse en que esta no es producto de la casualidad ni, por supuesto, se manifiesta con flagelante comportamiento para todos, en absoluto. Muy al contrario, en estas situaciones se multiplican capitales, propiedades; y suben las listas de nuevos millonarios, hábiles y desalmados personajes que obtienen pingües beneficios a costa de las tragedias ajenas pero –no lo olvidemos- de forma legal. O, si fuere menester, con algún empujoncito del Poder, aquel que consigue los miles de millones para recuperar bancos asaltados por directivos y cuyos enriquecimientos pagamos los demás.

  Pero hay muchos momentos en que no se trata de altas finanzas, complejísimas operaciones bancarias, enrevesados caminos cuyas bifurcaciones exigen hábiles inspectores, inteligencias superiores, estructuras organizativas muy complejas que solo el Estado puede asumir. No, en absoluto. Aquí, al alcance de la mano, tenemos ejemplos de hasta dónde llegan osadías y desfachateces de quienes gobiernan (eso sí, quede claro: en nombre de los votos –y de los pactos posteriores- que la ciudadanía les concedió). Así, por ejemplo, ya se sabe que la señora alcaldesa de Telde gana 3.154 euros al mes en las actuales circunstancias de reducciones presupuestarias, agobios económicos en educación, sanidad, servicios sociales, listas de paro… La cifra es exacta, fue el propio Ayuntamiento quien dio la información. (Comportamiento digno de loa, aunque debe ser lo natural.) Se trata del mismo municipio en el que hace unos días se manifestaron miles de teldenses agobiados por las continuas subidas de impuestos. (El primer y el segundo vicealcaldes cobran 2.500 y 2.600 euros, respectivamente. Y un liberado de la oposición, 1.800). Pero, qué cosas, la nominilla de la señora es inferior a las de los señores alcaldes de Las Palmas de Gran Canaria, Mogán y Teror (no sé si la Virgen del Pino le ha llamado la atención al señor psocialista que alcalda el último). Y Canarias tiene ochenta y ocho municipios.  

  Otro ejemplo. El Gobierno de Canarias (con el interesado silencio de los psocialistas, aunque no de los herreños) mantiene en Venezuela una ¡Delegación del Gobierno! cuyo secretario de dirección (obviamente, de CoATIción) se beneficia de empleo y sueldo desde hace años. Pero hete aquí, e incluso allá, que la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife recela ante un presunto delito electoral por parte de aquel alto cargo. Sospéchase un hipotético chanchullo con votos llegados de Venezuela como, por ejemplo, los de algunos canarios que residían en El Hierro. Y ahora sabemos que tal señor fue contratado como aparente conseguidor de votos con un sueldo de 2.800 euros (allá, una fortuna) y algún que otro trabajillo por 70.000.

  Y solo dejo apuntado el caso de la playa de Las Teresitas donde el ayuntamiento capitalino compra por decenas de millones de euros a unos particulares un inmenso espacio físico del que era propietario desde hace años. Sin embargo, el señor Zerolo, alcalde de tan funambulesca operación, imputado por los delitos de prevaricación, malversación de fondos públicos y cohecho, es elegido senador con los votos de CC en el Parlamento. (También doña Ppepa, con los votos del PP, y don Domingo Fuentes, con los del PSOE. Ninguno con votos en contra.)

  ¿Cuántas becas, cuántas matrículas, cuántos profesores para la juventud canaria han tenido que eliminar para que las nominillas oficiales no se hayan visto afectadas por los recortes al resto de la sociedad, para que mantengan Delegaciones del Gobierno en Venezuela, para que supuestamente se chanchullee con sospechosos votos  de extraños votantes? ¿Quieren algo más los jóvenes para que tomen conciencia de su realidad, cada vez más complicada a medida que los abuelos van desapareciendo y, con ellos, sus pensiones?

 

También en:

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/25513-dineros-publicos-nominas-personales