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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

El islamiento del señor presidente cabildicio - por Nicolás Guerra Aguiar

Si un presidente de Cabildo, señor Bravo de Laguna, echa a rebato las campanas para movilizar a paisanos isleños ante un tema que considera de trascendental importancia para la Isla –la incorrecta Ley de Renovación y Modernización Turística- y solo consigue doscientos cincuenta asistentes, algo ha fallado, con todos mis respetos...

El islamiento del señor presidente cabildicio - por Nicolás Guerra Aguiar

 

  Si un presidente de Cabildo, señor Bravo de Laguna, echa a rebato las campanas para movilizar a paisanos isleños ante un tema que considera de trascendental importancia para la Isla –la incorrecta Ley de Renovación y Modernización Turística- y solo consigue doscientos cincuenta asistentes, algo ha fallado, con todos mis respetos. Y no me alegro en cuanto que usted es presidente porque encabezó la oferta más votada, y eso fue así porque así lo quiso la ciudadanía. Y su voluntad es sagrada, por más que el sistema podría ser muchísimo más representativo si los votantes tuvieran la oportunidad de listas abiertas como en las elecciones para el Senado. (Si así fuera, ¿cuántos de sus actuales consejeros, señor presidente, no hubieran sido elegidos?)

  La Ley de Renovación y Modernización Turística, en efecto, parece que puede y debe ser pulida, corregida, perfeccionada. Lo que no sé es hasta qué punto fue intencionadamente hecha para beneficiar a Tenerife. O por qué arte de magia Nivaria sale favorecida, aunque también es cierto que algunos sectores del Gobierno de Canarias son más chicharreros que canarios, por más que es indiscutible la seriedad de otros, rigurosos y con visión regional sobre insularismos provincianos. (Acaso podría discutirse con serenidad y sin aspavientos la propuesta del señor ministro de Industria, que cada Gobierno Insular defina su política turística. Y que luego, en común concomitancia, se llegue a acuerdos que beneficien a todas las Islas, aunque alguna –o algunas- deberían ceder en rígidos planteamientos.)

  Algo está muy claro: los intereses turísticos generales que por elemental sentido común debe defender el Gobierno autónomo pueden chocar con los particulares de cada Isla. Pero razones y palabras son elementos básicos para los entendimientos si todas las partes deciden caminar por sendas y veredas de intelectos y serenos juicios. Se les suponen capacidades, inteligencias, preparación e interés frente a mezquindades y obcecaciones. Además, y hasta las nuevas convocatorias electorales, son lo que hay.

  Sé que algunos sectores políticos sí coinciden con los planteamientos del señor Bravo de Laguna, o se aproximan. Y muy importantes miembros del poder económico-empresarial no solo armonizan con él en este tema sino que, a la vista está, participaron en la convocatoria con destacada presencia física e, incluso, con intervenciones orales. Sin embargo –y con la máxima consideración hacia los asistentes- eché de menos al sector empresarial más íntimamente relacionado con el turismo, es decir, la Asociación de Empresarios Turísticos que preside el señor  Fraile González. Si no me falla la memoria, leí en algún medio que para el señor Fraile tanto el Cabildo como el Gobierno de Canarias no han sido lo necesariamente sensibles a sus propuestas y, por tanto, nada tenía que hacer en tal convocatoria.

  Así pues, y en síntesis, apoyaron al señor presidente cabildicio algunos poderosos sectores económicos. El más directamente afectado, la Asociación de Empresarios Turísticos, hizo mutis por el foro. Sindicatos y resto de partidos políticos tampoco asistieron. La sociedad canaria hizo oídos sordos a la convocatoria. Y el señor ministro con competencias turísticas tampoco asistió, por más que el día anterior alguien juró que allí estaría. En total, doscientas cincuenta asistentes –incluido el señor Rector-, la mayoría de ellos directa o indirectamente relacionados con el Partido Popular.

  Comentó el señor Bravo de Laguna que así fue porque gente de su partido ocupa muchísimos cargos, desde ayuntamientos hasta el Parlamento de Canarias. Sí, en efecto, e incluso hasta en el ministerio de Industria, Energía y Turismo. Pero cuando uno les echa un vistazo a las fotos del acto –los periódicos fueron pródigos en la cobertura- lo cierto es que se ven muchas caras conocidas, pero no todas corresponden a representantes elegidos en las urnas. Muchas personas que son miembros de toda la vida o activas militantes del PP ocupaban distintos espacios del paraninfo. A algunas las conozco desde los iniciales inicios de Alianza Popular; a otras por mítines, pega de carteles o como apoderadas e interventoras que representan a su Partido en zonas y mesas electorales.

  Por tanto, allí faltó mucha de la otra gente. Más: allí no había casi nadie de la otra gente. Y recuerdo que el presidente de Nueva Canarias, el señor Rodríguez bis, dijo que si lo dejaban hablar, acudiría. Y estoy seguro de que don Román no pactó con CC –de ella fue parte, y se escindió- para boicotear el acto. Porque, señor presidente del Cabildo, ¿todos los políticos de Gran Canaria que no militan en el PP están vendidos, acaso, al oro de Moscú, a los guancheuros que se imprimen en Tenerife? ¿Todos, acaso, están en contra de Gran Canaria, Isla que seguramente saldrá perjudicada por la Ley de Renovación y Modernización Turística?

 Bien es cierto que las profesionalizaciones en la política y el acceso a ella de personas mediocres y solo interesadas en la nominilla han eclipsado aquello que un día fue ilusión, vocación, pensamiento, ideología, filosofía, amor a la tierra, pasión política. Pero la Universidad de Las Palmas, por ejemplo, no se consiguió con poses insularistas ni antichicharrerismos trasnochados, aunque también los hubo,  y torpezas chicharreras. Se llegó a ella con palabras razonadas, discursos coherentes, movimientos ciudadanos (a ellos se colgaron algunos aprovechados para medrar) y alcaldes que dejaron sus banderas en los pueblos y portaron una única pancarta. Y por la base de nuestra economía, el Turismo, ¿no se movilizaron? ¿No le extraña?

  Es casi seguro que usted tiene razón en los perjuicios de la nueva Ley. Pero quizás sería conveniente un análisis sereno, desapasionado, sosegado y racional de su islamiento. Porque aquello, señor presidente, pareció más un acto del PP que de la Isla. ¿Invitó usted a otras personas sabias a intervenir, aunque vistan distintas siglas políticas o, acaso, ninguna? Estoy seguro, señor Bravo de Laguna, de que si usted colectiviza la lucha contra la Ley recibirá todos los apoyos. Los guías espirituales pertenecen a otras épocas.

También en:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=304283

http://canarias-semanal.org/not/9031/el_islamiento_del_senor_presidente_cabildicio