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martes, 23 de abril de 2024 08:02h.

A elegir: asesinado o víctima mortal - por Nicolás Guerra Aguiar

Resultan curiosos los titulares de algunos periódicos (sábado y domingo pasados): el señor Nemtsov, contrincante del primer ministro ruso y organizador de una marcha de protesta contra el señor Putin por su política “de injerencia en Ucrania” murió en Moscú a causa de cuatro impactos de bala. Y la notica se da en primera: “Asesinado a tiros”; “Opositor ruso fue asesinado”; “El opositor a Putin asesinado”; “El líder opositor ruso es asesinado”...

 A elegir: asesinado o víctima mortal - por Nicolás Guerra Aguiar *

   Resultan curiosos los titulares de algunos periódicos (sábado y domingo pasados): el señor Nemtsov, contrincante del primer ministro ruso y organizador de una marcha de protesta contra el señor Putin por su política “de injerencia en Ucrania” murió en Moscú a causa de cuatro impactos de bala. Y la notica se da en primera: “Asesinado a tiros”; “Opositor ruso fue asesinado”; “El opositor a Putin asesinado”; “El líder opositor ruso es asesinado”. En todos los titulares se impone una voz, “asesinado”, es decir, muerto con premeditación y alevosía (a traición).  Sin embargo, el periódico cubano Granma no se hace eco de la noticia el día 1 de marzo (y aunque la busqué en días anteriores, o no supe rastrearla o no figuraba).

   En las mismas páginas y algo menos destacada, otra noticia que también habla de la muerte, pero no del asesinato de un joven soldado: “Fallece un casco azul español por fuego israelí”; “Un cabo español cae bajo fuego israelí”; “Muere un soldado español en el Líbano por fuego israelí”. Inmediatamente el Gobierno español “exige a la ONU” que investigue la muerte del joven.  Son titulares del 30 de enero. (También en abril de 2003 se leyó “Muere un cámara español de T5 en Bagdad por ráfagas de un tanque norteamericano contra el hotel en que se encontraba”. Tampoco se habló de asesinato.)

   Ha pasado un mes desde aquel bombardeo concreto sobre Líbano. Desde los primeros momentos la maquinaria se pone en marcha: el Gobierno español reclama a NU una exhaustiva investigación. Más: como los lazos de amistad son casi fraternales, los señores Rajoy y Netanyahu –primer ministro de Israel- acuerdan investigar la muerte del casco azul español. Defensa designa a dos oficiales de Artillería para que investiguen con militares de Israel: trabajarían con un equipo de expertos de aquellas fuerzas militares, las autoras de los bombardeos. Mientras, el embajador de Israel en España expresa sus condolencias, pesares y angustias por tan lamentable pérdida, un joven cabo español que, además, estaba encuadrado en la misión de Naciones Unidas.

   A un mes vista, ¿qué se sabe de aquella investigación entre españoles e israelíes que se anunció como rigurosa, exhaustiva y desapasionada? Absolutamente nada, nada, nada. Resulta más explotable, por lo que se ve, descubrir a supuestos yijadistas que se dan a conocer a través de redes sociales. Y aunque la comisión investigadora sabe a ciencia cierta quién disparó, no logra aclarar las razones de una muerte violenta, la del cabo español, asesinado por proyectiles que llevan en sus entrañas la estrella de David en cuanto que él no participaba de aquella guerra entre Israel y milicias contrarias. ¿Habrá influido acaso en la imposibilidad de descubrir la verdad que una de las partes investigadoras es, a la vez, parte directamente implicada como autora de los disparos? ¿Será verdad aquel dicho popular de que no se puede poner al lobo a cuidar ovejas? ¿Llegarían los militares de Israel a deducir, determinar y concluir  que ellos son los causantes de la muerte del cabo español? Ja.

   Sin embargo, Naciones Unidas llevó a cabo exhaustivas investigaciones en el mismo tiempo que la comisión hispano-israelí y no duda en sus conclusiones, más directas y contundentes por argumentadas y razonadas. En los mismos periódicos se lee: ”ONU: Israel responsable de la muerte de soldado Francisco Javier Soria”; “ONU condena a Israel por la muerte de un casco azul español”; “La ONU culpa a Israel de la muerte del casco azul español”… ¿Y ahora qué? ¿Declarará España la guerra a Israel? ¿Exigirá a los Tribunales Internacionales la detención y procesamiento de quienes dieron las órdenes para que un cabo español, un casco azul español, un joven español en misión de paz y que iba a ser padre a sus 36 años fuera asesinado por bombas de Israel? De la misma manera que el Gobierno español ahora reclama a Cuba la extradición de tres etarras supuestamente relacionados con acciones violentas, ¿pedirá al Gobierno ultraconservador de Israel  que deporte al oficial israelí que dio la orden, por más que todos sabían de la presencia en aquella zona de cascos azules?

   Tiene el señor Rajoy a su favor las contundentes palabras nada menos que del señor secretario general de Naciones Unidas: "Condeno la muerte de un casco azul, que fue el resultado de fuego en represalia por parte de las fuerzas de defensa de Israel en Líbano”. Porque el cabo español no hacía turismo, no había abandonado su lugar de destino: se encontraba exactamente en una geográfica posición conocida por el ejército de Israel, “cuyas coordenadas las fuerzas israelís conocen”, amplió el señor secretario general. Y lo sabían sus soldados, suboficiales y oficiales, jefes, generales y Estado Mayor, estrategas y políticos. Y el mismo señor Netanyahu, que coincidió con el señor Rajoy en la necesidad de una investigación. (Cinismo, desvergüenza, descaro. ¿Y si el asesinado hubiera sido estadounidense, inglés, francés, alemán…?) 

   Sin embargo, el señor ministro de Exteriores español salió en todos los medios de comunicación para mostrar el dolorido malestar que produjo al Gobierno la actitud del señor Zapatero porque se entrevistó en Cuba con su primer ministro sin haberlo comunicado previamente. Aquella reunión fue considerada como "un acto de extraordinaria deslealtad" e “inoportuno” por no hacer partícipe al Gobierno español de tal encuentro. Pero tengo la impresión de que fue más, mucho más: fue casi casi una traición a la Patria y, por supuesto, un atentado a las leyes de la fidelidad, el honor y la hombría de bien, divisas ancestrales de los españoles y que tanto exaltó Lope de Vega en su teatro.

   Pero que los israelíes asesinen (asesinato y crimen coinciden en ‘acción voluntaria de matar’) a un casco azul, cabo español (a fin de cuentas, ni tan siquiera es general), no merece una rueda de prensa ni la denuncia universal del Gobierno que allí lo mandó.

* Publicado con autorización del autor