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viernes, 29 de marzo de 2024 08:39h.

Eurozona - por Antonio Francisco González Sanabria

Hace bastante tiempo que escribía sobre el famoso grupo Belderberger y su diabólico invento de una economía Europea única. Europa nunca estuvo en condiciones para tener una moneda  de éxito única, el tipo de unión fiscal y bancaria es inexistente, dado que no protege al ciudadano y sus ahorros bancarios.

Eurozona - por Antonio Francisco González Sanabria *

         Hace bastante tiempo que escribía sobre el famoso grupo Belderberger y su diabólico invento de una economía Europea única. Europa nunca estuvo en condiciones para tener una moneda  de éxito única, el tipo de unión fiscal y bancaria es inexistente, dado que no protege al ciudadano y sus ahorros bancarios.

         La crisis del euro no es económica sino política y responde a un proyecto exclusivamente político, y con un diseño económico deforme, pretendiéndose que sean culpables de esta crisis los ciudadanos del sur de Europa y no los grandes especuladores que manejan la economía del Euro.

         Para entender por qué digo esto, debemos primero ser conscientes que muchas de cosas —no todas, pero sí la mayoría— que hemos oído sobre el despilfarro e irresponsabilidad griega son falsas. Es verdad que el Gobierno Griego estaba gastando recursos económicos muy por encima de sus posibilidades, esto fue así hasta finales del año 2000, pero desde entonces han reducido pensiones y gastos sociales a través de los famosos recortes en sanidad, educación etc. (casi el 25% en el empleo Público), estas medidas en teoría tendrían que haber generado más que suficientes ingresos como para revertir el déficit original e incluso haber dado beneficios.

         Entonces ¿qué ha pasado? : Austeridad, maldita palabra que ha impedido a los diferentes gobiernos Griegos recaudar lo suficiente como para pagar los diferentes rescates, dado que es imposible sacar agua de un pozo cada vez más seco al ir aumentando la presión fiscal y el empobrecimiento del ciudadano.

         Esta austeridad pregonada a los cuatro vientos por Fraü Merkel e incluso por el perrillo faldero de nuestro presidente, solo trae miseria, recortes en sanidad, en educación y en definitiva en nuestra vida, condena al ciudadano a la miseria, al paro y al hambre. 

         El follón del país Heleno, no es  ni más ni menos que un gigantesco experimento fallido por parte de la famosa troika. Estos supuestos tecnócratas son, en realidad, estos golfos apandadores  han hecho caso omiso de todos los principios de la macroeconomía, y que se han equivocado pasito a pasito en cada cosa que han inventado. Este monstruo de Frankenstain no es una cuestión de análisis; es una cuestión de poder: el poder de los acreedores y avaros prestamistas para hacerse con la economía griega, esta presión por parte de Bruselas, persistirá mientras la mentira de la salida del euro sea considerada impensable.

         Al repetir machaconamente esta mentira Goebbeliana de apretarse el cinturón, de recortes y Austeridad, deja sin posibilidades de recuperación a las economías de los países  integrantes del Euro, dado que al no tener moneda propia, ni capacidad de decisión en temas tan importantes como su futuro, la libertad del ciudadano, sus derechos fundamentales y su economía en favor de los grandes lobbies y bancos, atracadores en definitiva de la economía propia, se producen situaciones como la griega o la española, pero al menos los Helenos van a intentar pelear contra el dragón del FMI con dos narices y no convertirse en un país machacado, empobrecido hasta el tuétano y sin posibilidades de salir del estropicio en que nos han metido a los españoles, para pagar los dispendios de los bancos, aún a costa de las casa y ahorros de nuestros conciudadanos.

         El 25% de paro, un tercio de la población por debajo del umbral de la pobreza, la ejecución de miles de desahucios al año y casi tres millones de niños que no comen tres veces al día, pero eso sí, los españoles estamos dentro de la zona Euro.

P.D.  Dice un castizo refrán: Más vale solo que mal acompañado.

 

Antonio Francisco González Sanabria

* En La casa de mi tía por gentileza del autor