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jueves, 25 de abril de 2024 00:00h.

Extremismo utópico – por Asun Frías

Si eres una persona adulta y sana y llevas bastante tiempo en paro, es muy probable que te sientas frustrada o culpable por no “ganarte el pan con el sudor de tu frente” (Génesis 3, 19)

Extremismo utópico – por Asunción Frías

Si eres una persona adulta y sana y llevas bastante tiempo en paro, es muy probable que te sientas frustrada o culpable por no “ganarte el pan con el sudor de tu frente” (Génesis 3, 19). De diversas formas, el sistema te ha transmitido que si no te contratan es por tu vagancia o tu incompetencia. Da igual que trabajes decenas de horas a la semana para cuidar a tu familia o que dediques parte de tu tiempo al servicio de la comunidad. Para integrarte socialmente, quienes gobiernan te proponen que sigas formándote o, si te queda algún ahorro, que te lances al emprendimiento, sin contarte todas las trabas que van a ponerte para salir adelante ni que un altísimo porcentaje de las pymes quiebran en sus primeros años.

El sistema nos culpabiliza y nos responsabiliza por no conseguir empleo, ocultándonos una evidente verdad: en el marco de la globalización capitalista, no hay trabajo remunerado para todo el mundo y cada vez lo habrá para menos gente. Un alto porcentaje no va a ser contratado aunque luche diariamente para conseguirlo. Algunas personas lo lograrán, especialmente las cualificadas y mejor relacionadas socialmente. Pero, en su lugar, otras se quedarán fuera del mercado. Con estos grandes niveles de desempleo, pretenden seguir recortándonos los derechos laborales hasta devolvernos, a pasos agigantados, al siglo XIX. Para gloria del neoliberalismo y desgracia de la humanidad, cuanto mayor sea la tasa de paro y mientras haya hambre, más gente habrá dispuesta a esclavizarse a cambio de casi nada, a cambio, únicamente, de un plato de comida diario. No consideramos justo que, por no encontrar un empleo o tener un subempleo con el que no llegamos a fin de mes, debamos perder la libertad y el derecho a vivir. Frente a esa condena, exigimos una justa redistribución del trabajo y de la riqueza, la Renta Básica y mucho más. Por proponer que todo el mundo tenga derecho a unos ingresos públicos para subsistir con dignidad, ayer me llamaron extremista utópica. Fueron unos tipos a quienes, sin embargo, les parece bien que algunas élites, sin trabajar, vivan lujosamente de rentas o chupando del bote. Frente a los intereses y los caprichos del depredador capitalismo globalizado, cada vez más personas luchamos para poder vivir libre, sostenible y dignamente en esta tierra. Si a defender radicalmente la vida es a lo que llaman extremismo utópico, ojalá que siga creciendo.

*Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife