Buscar
viernes, 29 de marzo de 2024 00:12h.

FALSAS ILUSIONES - PROHIBIDO VER LO EVIDENTE

La farsa de la transición ecológica: ni democracia, ni ecología ni mercado - por Federico Aguilera Klink

 

f klink

La farsa de la transición ecológica: ni democracia, ni ecología ni mercado - por Federico Aguilera Klink *

“El hombre (…) debería mirarse a sí mismo no como una parte separada y distinta, sino como un ciudadano del mundo, como un miembro de la vasta comunidad de la naturaleza (…) Cualquier cosa que le concierna debería afectarle no más que todo aquello que concierna a cualquier otra parte igualmente importante de ese inmenso sistema”. 

Adam Smith. Historia de la Astronomía (1795)

ADAM SMITH
ADAM SMITH

 

 

 

 

 

 

Crímenes contra la gente, crímenes contra la naturaleza: la impunidad de los señores de la guerra es hermana gemela de la impunidad de los señores que en la tierra comen naturaleza y en el cielo engullen la capa de ozono.

Las empresas que más éxito tienen en el mundo son las que más asesinan al mundo; y los países que deciden el destino del planeta son los que más méritos hacen para aniquilarlo.

Eduardo Galeano. La impunidad de los exterminadores del planeta.   Patas Arriba. La escuela del mundo al revés. 1998

EDUARDO GALEANO
EDUARDO GALEANO

 

 

 

 

 

FALSAS ILUSIONES

Existe la creencia infundada de que, a medida que mejore el conocimiento científico sobre el funcionamiento de los ecosistemas, ese conocimiento servirá para tomar decisiones que eviten o mitiguen los desastres ambientales adaptando la economía a ese conocimiento.

Esa creencia es infundada pues ignora, a pesar de la inmensa evidencia obtenida durante siglos, a) que el conocimiento científico no se aplica, habitualmente, en beneficio de la humanidad si cuestiona los intereses monetarios de las grandes empresas, b) que ya hay suficiente conocimiento científico sobre los ecosistemas para tomar decisiones y c) que hablar de diálogo racional y de entendimiento, incluso a partir de un conocimiento científico consolidado, es una quimera en un contexto de poder desigual.

Por eso asistimos a una divulgación interesada y continuada de propaganda, de nuevas creencias, de un nuevo lenguaje-etiquetado, cuya finalidad es reforzar la ilusión de que se está empezando a cambiar la economía para hacerla compatible con las posibilidades del planeta y ponerla al servicio de las personas.

Me refiero a la retórica o, mejor, a la propaganda vacía sobre la supuesta Transición Ecológica que nos machaca continuamente. Los gobiernos (la mayoría de ellos ya privatizados,(1)) han conseguido que los medios y mucha gente incorpore esa etiqueta a su lenguaje habitual, sin una mínima reflexión, y la repita una y otra vez sin saber lo que dicen pero creyendo que sí lo saben o, quizás, aparentándolo. Ese es el objetivo: lenguaje vacío y pensamiento inexistente, solo apariencia de que se piensa mientras se sigue con la misma lógica de saqueo y de ayudas públicas multimillonarias a las grandes empresas, todo en nombre de la democracia, la vida y el mercado libre.

Y, sin embargo, la evidencia es clara y abrumadora: a menos que se inicie un proceso de transición hacia una economía, no capitalista, no violenta, integrada en el medio ambiente y al servicio de las personas, el colapso está asegurado. Como decía aquel gran obediente “estamos trabajando en ello”.

Me refiero al colapso de las sociedades occidentales pues las demás, la mayoría de ellas, llevan siglos siendo arrasadas, saqueadas y colapsadas por las democracias occidentales para poder seguir viviendo de manera “culta, civilizada y democrática”.

En suma, el agotamiento de los recursos naturales y el deterioro del medio ambiente (la destrucción ambiental), son un reflejo del deterioro de la calidad de la democracia y de la aplicación de una racionalidad económica violenta y criminal que solo tiene en cuenta los beneficios monetarios, ignorando esta violencia y estos crímenes. Ya es hora, pues, de dejar de utilizar un lenguaje encubridor, y de ignorar las etiquetas y los conjuros académicos, para aprender a usar un lenguaje claro y que ayude a comprender, como hace Galeano.

Así pues, no es posible hablar en serio de Transición Ecológica mientras se mantiene: 

a) La sumisión de los gobiernos a las corporaciones empresariales lo que lleva a éstos a mentir a los ciudadanos, a tomar decisiones no transparentes sino corruptas y a crear reglas de juego que benefician a los intereses privados y no al interés público,

b)  El maltrato a las personas y a la naturaleza por parte del binomio anterior, para el que sólo contamos (las personas y la naturaleza) como simples mercancías de las que extraer el mayor beneficio posible y, con frecuencia, como estorbos a los procesos de saqueo y de acumulación de beneficios y 

c) La ‘confusión’ a la hora de definir lo que son los problemas ambientales. En este sentido y frente a las respuestas que habitualmente repetimos de memoria cuando se nos pregunta por ¿Cuáles son los principales problemas ambientales?, que identificamos como el cambio climático, la erosión, la pérdida de biodiversidad, la contaminación,…etc., entiendo muy al contrario,  que los principales problemas ambientales son, originalmente, a) la falta de democracia real, léase violencia que impone la economía para apropiarse (saqueo criminal) de los recursos naturales y del medio ambiente y b)  los hábitos de consumo que se nos inculcan como normales, cuando ni son normales, ni son generalizables, ni son ‘nuestros’.

Considero muy importante empezar a cambiar la mirada y no seguir confundiendo causas u orígenes, con consecuencias o resultados. El problema es, que esa ‘confusión’ expresa hábitos mentales y culturales aprendidos o inculcados de los que no somos, habitualmente, conscientes. 

 

PROHIBIDO VER LO EVIDENTE 

 Lo paradójico de lo anterior es que sabemos que no es nuevo, pero tampoco es habitual verlo con claridad y hablar sobre ello, pues hemos aprendido a no ver lo obvio. “…hay que ser ciego para no ver que la estructura de poder en los dos sistemas tradicionales (capitalista y socialista) es tal que genera resultados finales que no son compatibles con la sostenibilidad ecológica (…) En parte, lo que tiene que suceder es que la gente hable en voz alta de lo obvio. Y, en cierto modo, la comunidad académica y la comunidad intelectual son las principales responsables de este silencio” (Entrevista a Gar Alperovitz, 1996). 

Pero hablar de la estructura de poder, y de sus implicaciones, parece que no está muy bien visto en ninguna de las dos comunidades pues se asocia con falta de cientifismo, de seriedad y de mal gusto. En consecuencia, “Las universidades se han convertido en amplia medida en las criadas del sistema corporativista. Y esto no se debe sólo a las especializaciones académicas y sus impenetrables dialectos, que han servido a su vez para ocultar tras multitud de velos la acción gubernamental e industrial…si las universidades son incapaces de enseñar la tradición humanista como parte central de sus más alicortas especializaciones, es que se han hundido otra vez en lo peor del escolasticismo medieval” (Ralston, 1997: 81-82). En otras palabras, la lucidez y la investigación que ayuda a comprender dónde vivimos se ignora deliberadamente.

Al mismo tiempo, ese escolasticismo medieval y dogmático imparte ignorancia, como si fuera ciencia, y penaliza pensar por cuenta propia al valorar y reconocer como de gran calidad el envoltorio (dónde se publica) y no el contenido (qué relevancia tiene la investigación). De esta manera, la estructura de poder no es que no se cuestione, es que “no existe” y, en consecuencia, se asume que la economía funciona como si fuera algo impersonal: esos hipotéticos mercados que se enseñan en la universidad y de los que nos hablan los medios. Por supuesto, las reglas de juego y las leyes al servicio de las grandes empresas, “tampoco existen”, puesto que si existieran, habría que estudiar la estructura de poder.

KARL WILLIAM KAPP
KARL WILLIAM KAPP

Quizás esto ayuda a entender, lo poco que se conoce el trabajo del lúcido economista alemán Karl William Kapp, que escribía en 1950 sobre los costes sociales y la interdependencia inevitable entre el sistema económico, el social y el ambiental, algo que se sigue ignorando, mientras se imparte propaganda sobre la Transición Ecológica. Y, sin embargo, “Las implicaciones metodológicas y cognoscitivas del hecho de que los sistemas económicos no sean cerrados sino fundamentalmente abiertos podrían ser de largo alcance (…) sería necesario tomar en cuenta la compleja interacción y las interdependencias circulares entre los diferentes sistemas. La producción y el consumo ponen en movimiento procesos complejos que tienen graves consecuencias negativas sobre el medio ambiente físico y social y que ejercen un efecto inevitable en la distribución; estas interdependencias implican una forzosa transferencia de costes sociales «no pagados» que constituyen una redistribución secundaria del ingreso real primordial (pero no exclusivamente) para los miembros económicamente más débiles de la sociedad, así como también para las generaciones futuras. Además, los individuos y grupos cuyo ingreso y salud se ven afectados negativamente por las tecnologías destructivas, bajo disposiciones institucionales específicas (2) , son las víctimas de un proceso de producción sobre el cual ellos no tienen control alguno y en contra del cual no cuentan con ninguna compensación legal adecuada. Estas relaciones inter-sistema, con efectos redistributivos, no son relaciones de intercambio o de mercado. En resumen, son fenómenos extramercado y los precios de mercado no proporcionan (en el caso de hacerlo) criterios adecuados para su evaluación” (Kapp, 1978, 206-207).

Tenemos innumerables ejemplos, cotidianos, sobre estas realidades en cualquier ámbito de nuestra vida, agricultura, ganadería industrial, minería, salud, alimentación, energía…etc., sólo hay que abrir los ojos, si es que podemos desobedecer la prohibición de ver lo evidente.

DICK CHENEY HALLIBURTON
DICK CHENEY HALLIBURTON

Por ejemplo, es ilustrativo de lo anterior, la decisión del gobierno norteamericano de Bush derogando las leyes ambientales en EEUU para que las empresas que lleven a cabo el fracking, no sean responsables de los costes sociales y ambientales… Claro que, la empresa más importante en aplicar esta técnica es Halliburton, cuyo presidente es Cheney que era vicepresidente con Bush cuando se aprobó esta despenalización.(3) Tampoco es nuevo saber que, el gobierno de Bush ya había aprobado otra ley limitando la responsabilidad de las empresas petroleras en el caso de los derrames, como el que ocurrió en el Golfo de México. Y por si se nos olvida, no está de más recordar que las centrales nucleares están exentas por ley, de la responsabilidad de compensar los daños generados por los desastres y escapes nucleares (en el caso de que fuera realmente posible), excepto un mínimo porcentaje, siendo el Estado, lo público, el que cargaría con esa responsabilidad. 

EFECTOS DE LAS POLÍTICAS AMBIENTALES APROBADAS POR BUSH
EFECTOS DE LAS POLÍTICAS AMBIENTALES APROBADAS POR BUSH

Ejemplos más cercanos los tenemos en la construcción del Puerto de Granadilla, el proyecto de la Central de Chira-Soria, el proyecto de puerto de Fonsalía, el turismo masivo, las macrogranjas de cerdos, la agricultura industrial subvencionada, la fabricación de coches eléctricos, el abuso en la instalación de supuestas energías renovables, la ampliación de aeropuertos como El Prat y Barajas,…etc.

Todo esto nos lleva, por un lado, a la desvinculación entre costes reales y precios, es decir, a que los precios que pagamos por las mercancías no reflejen sus costes reales, ya que los daños ambientales y los daños a la salud son sistemáticamente ignorados. No quiero decir que habría que añadir esos daños en términos monetarios a sus precios actuales, pues entiendo que no todos los costes se pueden expresar en moneda, sino que es necesario aprender a incorporar los costes biofísicos, como umbrales que no se pueden traspasar, para evitar daños irreversibles. Esto nos llevaría, sencillamente, a prohibir técnicas y prácticas cuya inocuidad no se haya demostrado o no se pueda demostrar, de acuerdo con el principio de precaución.

https://www.eldiario.es/sociedad/farmaceuticas-ganan-estados-europeos-indemnizaran-efectos-inesperados-vacunas-coronavirus_1_6222300.html

Para que lo anterior sea factible, tendríamos que ver con claridad la vinculación entre daños ambientales, racionalidad económica y democracia, como indicaba Kapp, pero si se acepta este enfoque, sería necesario replantearse tanto la propia economía como la democracia que se practican actualmente, nada que ver con lo que se supone que es el mercado y la democracia. 

De manera más clara “…la corporación moderna controla los precios y los costes, organiza a los proveedores, persuade a los consumidores, guía al Pentágono, configura la opinión pública, soborna a los políticos y es, de otras maneras, una influencia dominante en el Estado (…) Lo que necesita la gran corporación en materia de investigación y desarrollo, obras públicas, apoyo financiero de emergencia, socialismo cuando las ganancias dejan de ser probables, se transforma en política pública (…) Sus intereses tienden a convertirse en interés público (…) Cuando la corporación moderna adquiere poder sobre los mercados, poder sobre la comunidad y poder sobre las creencias, pasa a ser un instrumento político, diferente en forma y en grado, pero no en esencia, del Estado mismo. Sostener algo contrario –negar el carácter político de la corporación moderna- es más que evadirse de la realidad. Es disfrazar esta realidad. Las víctimas de este encubrimiento son los estudiantes a los que formamos en el error. Los beneficiarios son las instituciones cuyo poder disfrazamos de esta manera. No puede haber duda: la economía, tal como se la enseña, se convierte, por más inconscientemente que sea, en una parte de la maquinaria mediante la cual se impide al ciudadano o al estudiante ver de qué manera está siendo gobernado o habrá de estarlo” (Galbraith, 1972, 123 y 189). (1982).

Pero se nos sigue ‘bombardeando’, con propaganda sobre la existencia de los mercados libres o la necesidad de una mayor o menor desregulación y ‘caemos’ en la trampa de tragarnos el anzuelo manejado por periodistas, políticos y profesores de economía para que ‘aceptemos’ que el marco adecuado de la discusión, se encuentra en discutir sobre, intervencionismo versus liberalismo o si es mejor una mayor o menor regulación, sin entender con claridad que por ahí no salimos de la ignorancia. 

DEAN BAKER
DEAN BAKER

Como muy bien señala Dean Baker, “No hay fundamentalistas del mercado libre. Lo que hay son conservadores que quisieran que nos creyéramos que sus normas equivalen al natural funcionamiento del mercado. La derecha tiene tanto interés como los progresistas en que el sector público se implique en la economía, pero hay que tener en cuenta dos diferencias: 

1. Los conservadores quieren que el sector público intervenga de un modo que redistribuya el ingreso en provecho de los más pudientes. 

2. La derecha es lo suficientemente lista como para ocultar estas intervenciones, tratando de que parezca que las estructuras que redistribuyen el ingreso hacia los de arriba no son más que el resultado del funcionamiento natural del mercado”.  

En resumen, necesitamos replantear los términos de la discusión y del marco adecuado bajo el que discutimos, para poder comprender de qué estamos hablando. Pero esto exige desobedecer y tratar de ver lo evidente, suponiendo que somos conscientes de que somos consumidores obedientes.

 

REFERENCIAS

 

Galeano E. (1998). Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Siglo XXI. Madrid.

Entrevista a Gar Alperovitz (1996), “El sistema es así…”. Realizada por Dean Button en Ecological Economics Bulletin Vol.1, nº 2, Abril, 4-10.

Galbraith J. K., (1982). Anales de un liberal impenitente. Volumen 1. Economía, política y asuntos económicos. Gedisa. Barcelona.

Kapp K. W. (1978). “El carácter de de sistema abierto de la economía y sus implicaciones”, 199-212 de Aguilera F. y Alcántara V. (1994), De la economía ambiental a la economía ecológica. Icaria-Fuhem. Barcelona. http://www.fuhem.es/media/ecosocial/File/Actualidad/2011/LibroEA_EE.pdf

Ralston S. (1997). La civilización inconsciente. Anagrama. Barcelona. 




(1) Como ya señaló Joaquin Costa en 1901 “No es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos (…) sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias”. (Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España). Y esto va a peor, mucho peor.

(2) Kapp se refiere, en 1950, a la ausencia de responsabilidad institucionalizada que permite que las grandes empresas no sean responsables jurídicamente, de los daños que generan. Esto es a lo que Ulrich Beck llama posteriormente Irresponsabilidad organizada (1991) que vemos, por ejemplo, en el tema de las farmacéuticas y su negativa, aceptada por los “gobiernos democráticos”, a asumir la responsabilidad por los efectos secundarios de las vacunas.

(3) https://www.youtube.com/watch?v=yH3HxJXHO2A

(4) El Gobierno de Estados Unidos eximió a la petrolera británica BP de tener un plan de emergencia en caso de que la plataforma Deepwater Horizon,que alquiló a la subcontrata Transoceanic, provocara un vertido. Hace dos años, la administración del presidente George Bush dejó de exigir estrategias concretas de respuesta a fugas de petróleo a un nutrido grupo de perforaciones en el golfo de México, práctica que ha mantenido la actual Administración.

 https://elpais.com/diario/2010/05/11/sociedad/1273528805_850215.html

 




Este texto recoge algunas de las ideas contenidas en mi libro “Economía basada en el saqueo y la violencia. Ni democracia, ni mercado”, publicado en formato digital por la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, Ecuador, en 2021, y que se puede descargar libremente en:

https://drive.google.com/file/d/1y1D0gJtcjXf2ae5pimP7axnVKTum2Zt3/view

Artículo publicado en Ateneo Crítico. Ateneo de La Laguna. 2021. (páginas 9-15)

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Federico Aguilera klink

FEDERICO AGUILERA KLINK RESEÑA
FEDERICO AGUILERA KLINK RESEÑA
MANCHETA FEBRERO22