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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Femen - por Paco Déniz

Para desacreditar a las Femen, un diputado conservador dijo que el parlamento no es un escenario para la protesta, sino para el diálogo. Otro dijo que esa no es forma de protestar, las formas hay que cuidarlas. En cambio, mucha gente está pensando que en el parlamento no se dialoga, se conspira contra los trabajadores, los pensionistas, las mujeres, los pueblos, los gays, la gente humilde, y que ya hace mucho tiempo que se perdieron las formas democráticas toda vez que la corrupción campea a sus anchas por el hemiciclo. Por eso, las formas comienzan a ser lo de menos...

El almendrero de Nicolás

Femen - por Paco Déniz

Para desacreditar a las Femen, un diputado conservador dijo que el parlamento no es un escenario para la protesta, sino para el diálogo. Otro dijo que esa no es forma de protestar, las formas hay que cuidarlas. En cambio, mucha gente está pensando que en el parlamento no se dialoga, se conspira contra los trabajadores, los pensionistas, las mujeres, los pueblos, los gays, la gente humilde, y que ya hace mucho tiempo que se perdieron las formas democráticas toda vez que la corrupción campea a sus anchas por el hemiciclo. Por eso, las formas comienzan a ser lo de menos. Y a mí no me parece mal que se cuiden las formas, pero primero hay que cuidar el contenido y la decencia democrática para luego hablar del formato. Además, ¿qué es lo que les molesta a los conservadores y aledaños, que unas pibas protesten como Dios las trajo al mundo?, pues a mucha gente le molesta que el PP gobierne como Dios manda. Es entendible que un par de tetas impresionen a algunos santurrones, pero más impresiona la presencia de fascistas en el gobierno español. Fascistas y totorotas poco ajeitados en el dominio del discurso y el arte de convencer, empeñados en llevarnos al precipicio social.

En otro orden de cosas, mientras que la mayoría utiliza su cuerpo para lucir marcas y tipito, esta brigada internacional de mujeres lo utiliza para denunciar injusticias, y su forma espectacular de denunciar el bandidaje de chaqueta y corbata se debe a la censura de la prensa. Son mujeres alejadas de la monotonía legalista por donde transcurre la mayoría de las acciones colectivas de la gente envenenada contra el capitalismo en general y los curas en particular, y practican un teatro que remueve las conciencias y producen debate. Comenzaron su andadura denunciando el turismo sexual en el mundial y la trata de mujeres en Ucrania. Casi nada. Y lo hacen de una manera valiente. A ver quién tiene tetas para hacerle un escrache a Putin. Por lo demás, sus escenificaciones simbólicas no son violentas, amagan alteración que es muy diferente. Por eso desafían al contrario, los medios reparan en ellas y todos nos enteramos de la trama golpista.

 

                                Paco Déniz