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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

La figura de la cabra y su significado... - por El Padre Báez, presbítero

el padre báez... fue uno de los primeros animales que domesticó el hombre (con nosotros lleva más de 2.000 años aquí en las islas).

La figura de la cabra y su significado... - por El Padre Báez, presbítero *

... fue uno de los primeros animales que domesticó el hombre (con nosotros lleva más de 2.000 años aquí en las islas). La cabra es un animal lleno de Historias, leyendas y tradiciones. La cabra fue un animal importante para los guanches, y su importancia llega hasta nuestros días, en los que el cabildo pretende acabar con ellas. En la mitología griega, con el nombre Pan, mitad hombre, mitad cabra; Fauno, dios de  los pastores y sus rebaños. El primero simboliza destreza y  potencia de las cabras. El mismísimo Zeus (de ahí la palabra o término “Dios”, fue amamantado por una cabra. Por su parte por Escandinavia, su mitología la presenta tirando del carro de Thor, el dios de la fertilidad y de rayos y truenos. La cabra por tanto, deviene como animal poderoso; ella no necesita de pastores (como lo vemos en el Macizo del noroeste), y en su comportamiento son un tanto desordenada por libres (a ellas, precisamente me comparó el presidente del cabildo Don Antonio Morales, por mis extravagancias -dijo-). Y es que antes que antisocial, la cabra simboliza -también- la independencia. La cabra que deambula, es una señal para que la imitemos en el meditar. Ella, nos incita a separarnos de la manada, a ser libres, y solos -como ellas- descubriremos cumbres, y más. El espíritu de la cabra, si nos lo apropiamos, iríamos tras aventuras y exploraciones, que ampliarán nuestra mirada y sabiduría. Amiga de alturas y riscos, montañas y alturas es todo un símbolo de espiritualidad. Lo de las cabras, es escalar, trepar, subir, que es tanto como progresar. La cabra es austera y puede vivir en acantilados, cerros y ángulos puntiagudos (así las vi durante 36 años en el Macizo del Noroeste, acampando en Gu-Guy, y Peñón Bermejo). Para seguir a las cabras, el cabildo lo hace con helicópteros, no es posible seguirlas, y ello ni alpinista ni amigos de palos a lo guanche; lo de ellas es el precipicio, y lo inaccesible cual constante invitación a los hombres, incapaces de seguirlas (por más que lo intenten los francotiradores de rifles andaluces). La cabra es -por su naturaleza- insaciable en la curiosidad e investigación. Ellas topan siempre; insisten, buscan el punto débil. Son todo un estímulo en esto de la curiosidad, y ello es fruto de su gran inteligencia. No es verdad la cabra come todo (como dice el cabildo: sabinas, cedros y pinos); son muy exigentes, y lo prueban todo, sin acabar con nada. Podemos casi resumir, la cabra es: curiosa, valiente, atrevida, fuerte, equilibrada, independiente, toma distancia, viril, sacrificada, etc.

El Padre Báez, que ve en la cabra cuanto nos transmite: inteligencia, filosofía, estabilidad, orden, disciplina, organización, objetividad, método, raciocinio, intuición, paciencia, perseverancia, sacrificio, etc. Y no ocultaré entre nosotros, simbolizó al diablo (el perro maldito), pero ello devenido del judaísmo por lo del chivo expiatorio, influencia que llegó a los guanches, de ellos.  Sin embargo,  ningún animal más generoso con el hombre: alimento, asistencia agrícola, bebida, calor, pieles, etc., etc.   La noble cabra, nos invita a dejar lo malo y superarnos hasta la altura de la santidad. Nos invita a altos ideales, y a seguir en la exploración sin fin. La cabra enseña a lanzarse a territorio inexplorado, y a ver la vida como una aventura,  con curiosidad  y habilidad, y a ampliar nuestros horizontes internos y espirituales, y a pesar de todo esto (y más que les ahorro), el cabildo nos las matan.

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“... ¿se librarán de la red del cazador?...” (salmo 90).

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Alguien que comprende mi situación, cosa que es muy de agradecer, ya que me pedía más de la cuenta, conozco mis límites:

 

Buenos días padre Báez, entendidos todos los aspectos, no quería echar sobre sus hombros más trabajo, pensé que por su posición sería más efectiva su intervención con estas personas que la mía, pero ahora que entiendo, aún admiro más su trabajo y su bravura en esta desigual lucha, comprendo su delicada posición con sus superiores y también el poco o ningún apoyo de sus amigos y conocidos, lamento que así sea y me gustaría que eso cambiara. No me extraña, mi padre decía que los grancanarios son como turistas en su propia tierra.

Le hago una pregunta: ¿conoce a la Sta. Eva Afonso Hernández, que veo que está apoyando su causa y pidiendo firmas? Saludos (P.T.).

 

Respuesta.- No, no sé quién es, y es la primera noticia que tengo al respecto, de lo cual me alegro (y es señal de lo mal sincronizados que andamos; pues debiéramos estar unidos en la lucha, o la perdemos): no podemos, ni debemos ser francotiradores e ir de por libres; ya lo dice el refrán: la unión, hace la fuerza. Es una pena, funcionemos así, sin coordinarnos. Claro que está muy bien se impliquen otros, en este asunto, que no es solo de mi incumbencia, por supuesto, pero que haya unión y no grupos por separados, que es así como nos quieren ellos, y d esta forma lo consiguen ellos, y nada nosotros al dispersar nuestras fuerzas. Que cuente con mi firma, pero, ¿dónde?

* En La casa de mi tía a petición de El Padre Báez