Gáldar, Guía: cuánta historia detrás - por Erasmo Quintana *

La ciudad de Santiago de los Caballeros de Gáldar, que fue junto a Telde uno de los dos Reinos de Gran Canaria, nunca tuvo ese gran atractivo turístico-cultural hasta la aparición del irrepetible hijo suyo, Celso Martín de Guzmán, arqueólogo que puso en valor la Cueva Pintada de Gáldar. A él se debe que un vestigio de antes de la Conquista por los castellanos se convirtiera en el atractivo yacimiento arqueológico que es en la actualidad. La vetusta ciudad de Gáldar, hasta la intervención técnica de su hijo predilecto, fue un pueblo irrelevante en lo cultural, a pesar de conservar La Guancha, en el paraje marino de la costa Noroeste, El Agujero, en el que se puede apreciar el hábitat y enterramientos de los antiguos pobladores del Norte.

En buen estado de conservación podemos ver en La Guancha construcciones habitacionales y un magnífico túmulo funerario, lugar que fue a finales de los 50 uno de los escenarios naturales para la filmación de la película Tirma, de la inolvidable Silvana Pampanini. Reconocer que muy pocos valoraban este yacimiento, siendo ahora cuando ha cobrado la importancia que siempre tuvo. Guía de Gran Canaria fue un caso distinto. En el siglo XIX se mostró desde el Museo Canario mucho interés por el Cenobio de Valerón, situándolo en el mapa de obligada visita a los estudiosos del histórico pasado prehispánico. Pero es verdad que Guía, con tener esta joya de la antigüedad no supuso rentabilidad económica para su necesario desarrollo, ya que al estar alejada su localización del núcleo urbano a varios kilómetros, siempre ha pasado sin pena ni gloria. El turista, una vez visto aquello, levanta el vuelo y va a cualquier otra parte, menos a la ciudad de Guía.

La Cueva Pintada de Gáldar es diferente; se halla situada en el  Casco Histórico, por lo que las frecuentes y numerosas visitas foráneas dan al municipio alguna actividad económica, siempre bienvenida, como es natural. En Guía, si se hacen bien las cosas, puede mejorar esa actividad económica, a partir de la reciente aparición de uno de los ingenios azucareros más antiguos que se conocen (finales del siglo XV), similar al que apareció en 2005, en Agaete. Obras para mejorar el acceso de la nueva Universidad Fernando Pessoa, sacaron a la luz el yacimiento del ingenio azucarero, cuyo origen sitúan los expertos en el año 1484. Los arqueólogos dan a este hallazgo mayor relevancia al encontrado en Agaete, que data del mismo año, considerados ambos los más antiguos del mundo en su modalidad, según el  arqueólogo, Acomar Babón.

La razón de su mayor importancia reside en la cantidad de objetos y utensilios hallados. Lo encontrado en Guía corresponde al antiguo ingenio azucarero de Laderas de Soleto, ya conocido por documentos y legajos antiguos, situado frente a la trasera y entrada a los aparcamientos y servicios del Pabellón Municipal de Deportes, lugar conocido por escrituras, y en la actualidad, como El Molino del Ingenio. El historiador Pedro Quintana certifica que esta industria guiense dejó de funcionar en 1515, desconociéndose la fecha exacta de su entrada en funcionamiento. El Inspector de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de Gran Canaria, Javier Velasco, tras girar visita al lugar del yacimiento, ratificó “la extraordinaria envergadura del hallazgo”. Nuestra Isla, Tamarán, cuenta con un millar de yacimientos prehispánicos, pero son muy pocos (aseguran expertos) los que arrojan tanta luz sobre la vida de los primeros años posteriores a la Conquista, en los que indígenas y castellanos trabajaron juntos de la mano, aunque sometidos los primeros a un régimen de esclavitud.

La vecina Guía, pues, ha tenido suerte con la aparición de este yacimiento, y si aciertan sus regidores, puede ganar algo su pujanza económica. Para ello deben recabar la ayuda del Cabildo y del Gobierno Autónomo, porque materia tiene, y asesores con prestigio, también. No tropezar en la misma piedra de una visión miope y estrecha de la economía que tiene que ver con la Cultura. Lo contrario lo vemos diáfano, que es el intento de primar la inmediatez del negocio fácil constructor frente a la conservación de nuestros vestigios. Sin embargo, esperemos que este afortunado hallazgo prehispánico enriquezca el Patrimonio Histórico-Cultural de aquella ciudad. Si pasamos por allí, vemos cómo trabajan en la excavación, poco menos que acariciando cada palmo del terreno. La naturaleza inanimada de sus piedras enciende y aviva la curiosidad por desentrañar el misterio que se esconde como valioso e inalcanzable tesoro, por lo que hacemos votos para que Guía sea visitada no solamente por la belleza de su Casco Histórico, los prohombres de su Cultura, la afamada calidad de sus quesos de flor y la excelencia diferenciada de sus dulces.  

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana