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sábado, 20 de abril de 2024 01:42h.

El golpe de Estado del señor Sánchez - por Nicolás Guerra Aguiar

 

FRASE GUERRA

El golpe de Estado del señor Sánchez - por Nicolás Guerra Aguiar *

De un tiempo a esta parte, estimado lector, proliferan los mensajes por guasap (fotografías y textos) relacionados con las actividades del Gobierno. Lo cual es bueno, claro: traduce interés por la cosa pública (preocupación, rigor analítico o despilfarros emotivos, según los casos). A fin de cuentas somos unidad de destino, y el sentimiento patrio palpita sobremanera.

tuit guerra sánchez

Por tanto, la triplicada recepción de imagen y mensaje que encabezan este artículo viene a corroborar lo arriba apuntado. No obstante, a veces dudo sobre el lugar de nacimiento del autor: acaba con “Pasalo” [Pasálo], palabra fonéticamente llana frente a la esdrújula “Pásalo”. Todo se debe –sospecho- al voseo, fenómeno lingüístico inexistente tiempo ha por la geografía hispana salvo en trasnochados palaciegos genuflexores (incluye la mente) que en tono suntuoso se dirigen a eternales destinatarios (“Para Vos, Majestad, mi honra y mi hacienda”).

Porque la tal utilización de vos en lugar de tú es propia de Uruguay, Paraguay, Costa Rica y regiones de otros países suramericanos. Pero, sobre todo, rigurosamente presente en Argentina. Y los señores Echenique (Podemos), Fachi Pozzi (ex de Podemos, enfrentado al señor Iglesias por su apoyo a la República catalana) y Pisarello (primer teniente de alcalde de Barcelona) son argentinos de nacimiento aunque españoles de adopción. Habría que recurrir, pues, a las academias de psicólogos y analistas freudianos para estudiar subconscientes, inconscientes y sobrerrealismos de tales jóvenes, no sea que un hipotético instinto y la inocencia les hayan jugado malas pasadas.

Algunos mensajes, pues, dejan caer con angelical candor la supuesta actitud golpista del señor Sánchez, a veces con brillantes juegos de palabras y presencia de mil recursos lingüísticos. Incluso embellecen el texto y lo elevan a categoría de lenguaje poético a la manera de Portolés Piquer cuando canta a España: “Águila imperial / que volaste alta, tal alta, / que debajo de tus ojos / prisionero el sol dejabas” (1939).

Otros escritos son menos pretenciosos, mas no carentes de sensibilidad patriótica. Por tanto, late en ellos también espíritu de rebeldía y cruzada como cuando -tal José María Pemán- el Ángel recrimina a la Bestia sus rencores y odios a la Patria: “El enemigo infiel, sierpe que ahoga / la garganta de España, y apretado / tiene su cuerpo, es de la Sinagoga / el oculto poder” (1938).

El españolísimo fervor golpista tiene acervo genético y tradición, exportado y visible en personajes literarios americanos –el Chivo, el Patriarca, el Supremo…-, dictadores recreados por Vargas Llosa, García Márquez, Roa Bastos… Por tanto, ¿que el señor Sánchez haya recurrido a la Constitución para obtener la presidencia del Gobierno es también burla e insulto a la voluntad popular, escarnio y maldecir?

Pues así dicen. Por tal razón voces de nuevas juventudes se alzan hoy contra la violenta cuartelada que le arrebató al señor Rajoy el poder. Golpe de Estado –por cierto- para cogobernar con bolivarianos, comunistas, ácratas y diabólicas mentes acólitas de la perversión, mitad humanos mitad cavernarios, gente de mal vivir.

En efecto. El señor Sánchez no fue elegido por las urnas, sino por el Congreso de los Diputados. La institución –Satán se institucionó- votó mayoritariamente a su favor el 1 de junio: 180 votos (84 del PSOE; 67 de Podemos; 9 de ERC; 8 del PDeCAT; 5 del PNV; 4 de Compromís; 2 de Bildu y 1 de Nueva Canarias).

De ahí que la pureza democrática representada por instigadores, creadores y creyentes del mensaje deba acudir a los tribunales ante tal fraude. También los millones de ciudadanos que votaron a 96 sacrílegos diputados ajenos al PSOE están en la obligación ética de denunciar el ácrata uso de sus votos, pues debían haber ido para quien representaba al partido más votado y, además, señoría en activo.

Todos, camaradas para la defensa de la virtud popular, deben solicitar a sus parlamentarios la inmediata eliminación de varios artículos constitucionales. Así, urgente defenestración del 114. 2.: “Si el Congreso adopta una moción de censura, el Gobierno presentará su dimisión al Rey y el candidato incluido en aquélla se entenderá investido […] El Rey le nombrará Presidente del Gobierno […]”.

   Y como habría que votar en el Congreso tal propuesta para la reforma constitucional, aprovéchense tiempo y recursos para alcanzar la plenitud democrática, también afectada por el constitucional artículo 57: “La Corona de España es hereditaria […] La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación […]”. Si vamos a ser puros, seámoslo absolutamente.

Porque, no olvidemos, el rey ostenta la Jefatura del Estado. Y a ella rinde cuentas el mismo presidente del Gobierno. Ni el pueblo ni las Cortes Generales tienen nada que ver con la investidura del Jefe del Estado. Y cuando decide retirarse, automáticamente asciende a la condición de tal su descendiente: sucedió el 14 de junio de 2014. Lo cual significó, a su vez, el nombramiento de la hija mayor de Felipe VI para la sucesión en el cargo.

Si, en efecto. Ejercen su derecho quienes manifiestan rechazo a la elección del señor Sánchez como presidente del Gobierno gracias al artículo 114 de la Constitución (la misma que legitima el 155, todavía reclamado por el señor Casado). Por tanto, resulta rigurosamente ortodoxo que reivindiquen la proclamación solo a través de las urnas: la ciudadanía deposita el voto y le da la confianza a un partido. (¿Habría que recurrir a pactos si el candidato más votado no obtiene la mayoría absoluta en el Congreso?)

Pero también hay sectores sociales que reclaman el mismo procedimiento para la Jefatura del Estado: esta no puede ser herencia familiar, tradición ajena a la más elemental esencia democrática. Así pues, ejercen también su legítimo derecho cuando rechazan el procedimiento actual, la “herencia histórica”.

La Constitución de 1978 fue aprobada por la ciudadanía. Puede sancionar también en referéndum las reformas necesarias para que sea el pueblo, y no el Congreso, quien elija al presidente del Gobierno. Pero, a la vez, debe aplicarse el mismo procedimiento para la Jefatura del Estado.

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

nicolás guerra reseña

 

 

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